lunes, 27 de mayo de 2013

Zothique, el último continente, de Clark Ashton Smith

Cuando se habla de Clark Ashton Smith, es casi un lugar común el mencionar los otros dos autores con los que compartía amistad epistolar, así como la clásica comparación que se suele establecer entre ellos. No deja de ser cierto, sin embargo. Aunque su popularidad queda muy por debajo de las de H. P. Lovecraft y Robert E. Howard, sus historias no son inferiores en calidad.

Si bien los argumentos de sus historias no conformaron un corpus fundacional para la regeneración del terror literario, como en el caso de Lovecraft, ni sus personajes gozan del apasionado carisma que les convierte en verdaderos iconos, más grandes que la vida, como algunas creaciones de Howard (bueno, sobre todo Conan), estilísticamente, la prosa de Ashton Smith resulta superior a la de sus colegas. Como alguien dijo: Lovecraft escribía con la cabeza, Howard con las entrañas y Smith con el corazón.

Aunque cuenta con varios relatos de un corte similar a los de Lovecraft, historias de terror situadas en la actualidad (la del momento, los años 30), pero contando con escenarios diferentes (habitualmente California, en lugar de la Nueva Inglaterra del autor de Providence), sus mejores historias se ambientan en regiones de fantasía, perdidas en la prehistoria como Hiperbórea o bien en un futuro tan lejano que resulta irreconocible, como el propio ciclo de Zothique.

Al igual que Howard, los relatos de Ashton Smith se articulan en ciclos unidos por un nexo común. Pero, al contrario que el tejano, sus historias no versan sobre las andanzas de un único personaje, sino sobre el propio mundo. Así, la ficticia provincia de la Francia medieval que es Averoigne, el continente polar de Hiperbórea, o el propio Zothique, la última masa de tierra continental que albergará a los restos de una humanidad agotada, son los verdaderos protagonistas de los ciclos, desarrollándose con cada nueva historia, tanto de forma geográfica como temporal.


Como decía, Zothique es una masa de tierra en un planeta ya moribundo, que contiene los últimos reinos de una humanidad que ha olvidado mucho, con sus civilizaciones recordando vagamente a las del Oriente Medio de la Antigüedad pero que también ha redescubierto la brujería y a las criaturas que, como dioses o demonios, responden a la veneración de sus adoradores.

El libro publicado en 2011 por Valdemar, como parte de su Colección Gótica (nº 86), contiene la totalidad de los relatos de esta tierra llena de nigromantes, lamias y brujas. Son 16 historias que, junto al añadido de un poema del autor y un mapa que recrea Zothique a partir de la información de los relatos, suman 318 páginas.

Los relatos fueron publicados originalmente entre 1932 y 1938, lo que los hace contemporáneos a las historias de Conan y la obra tardía de Lovecraft. Como solía ocurrir entre los autores pulp, se tomaban elementos de la obra de sus colegas, y permitían que estos hiciesen lo propio, hasta que todo parecía formar parte de un todo mayor. Todavía hoy, en la cronología de la historia de la Tierra incluida en La Llamada de Cthulhu de Chaosium, así como en su Enciclopedia de los Mitos de Cthulhu, publicada aquí hace unos años por La Factoría, se incluyen referencias a Hiperbórea, el continente Thurio (con la Valusia del Rey Kull), la Era Hiboria o el propio Zothique.

Los relatos en sí me parecen de una altísima calidad, de lo mejor que escribió el autor. Mejores en conjunto al ciclo de Averoigne, y quizá también mejores que los de Hiperbórea (que tienen un tono muy similar), las historias del ciclo de Zothique están redactadas sobre una base de historia de terror, con dosis a partes iguales de sensualidad, toques muy macabros y un negro sentido del humor.

Podemos encontrar relatos de amor macabro como Morthylla (supongo que suena mejor en inglés) o La muerte de Ilalotha, ambas en la línea de Edgar Allan Poe. Pero en la mayoría el terror se muestra de un modo más cósmico, en forma de dioses extraños y criaturas alienígenas, y los brujos que hacen tratos con estos seres, a menudo con resultados desastrosos. No hay un protagonista típico en los relatos. Una historia puede tomar como personaje principal a un audaz y aguerrido príncipe nómada que busca a su amada secuestrada tiempo atrás por esclavistas. Otro relato puede ser protagonizado por nigromantes dispuestos a labrarse un imperio a base de devolver algo parecido a la vida a los muertos que, convertidos en esclavos, cumplan todos sus deseos. Incluidos los más carnales, con los cadáveres de muchachas hermosas que no estén demasiado estropeados por la putrefacción. Esos casos de necrofilia aparecen en numerosas historias.
Los momentos de mayor contenido gore se combinan a veces con toques de humor muy negro, y a veces bastante bruto, lo que aparta algunos relatos del género de terror para convertirlos en algo más similar a la fantasía oscura o la espada y brujería.

En resumen, la media de los relatos es alta. Los hay mejores y peores, pero ninguno me pareció realmente malo. Tengo mis favoritos, por supuesto. El Dios carroñero y El oscuro Eidolon son los que más me gustaron, pero todos ellos están hechos con mucho oficio. Los hay muy poco originales, ya se ha mencionado que en eso, Lovecraft y Howard aventajaban en mucho a este autor, pero lo compensan con un muy buen estilo y un gran descaro a la hora de presentar los detalles más horrendos y los más sensuales.


Leí originalmente Zothique, el último continente, en la edición que Edaf publicó en 1990, encontrada en una biblioteca. Así que me alegré mucho al descubrir que Valdemar recuperaba esta obra. Espero que repitan con el autor, y pongan a nuestro alcance el conjunto de los Mundos Perdidos, sobre todo Hiperbórea, que es otra magnífica antología. Mientras tanto, me conformo con releer de vez en cuando algunas de las terribles experiencias vividas por los habitantes de Naat, Xylac, Cincor, Yoros y los otros reinos del último continente que habitará la especie humana.

2 comentarios:

  1. De los tres, Smith es mi favorito. Y de sus ciclos, Zothique. La traducción de este libro (en la edición de Valdemar, que es la que tengo) es excelente, transmitiendo perfectamente la calidad de la prosa y la profundidad de vocabulario de la original.

    Normalmente prefiero leer libros en su idioma original, pero en casos como éste suelo hacer una excepción.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Auque yo soy más de Howard, reconozco que la prosa de Smith me parece superior, y su uso del sentido del humor así como algunos otros alardes estilísticos que no encuentro en los otros dos mosqueteros de Weird Tales. En fin, es una suerte poder disfrutar de los tres.

      Coincido en que Zothique me parece lo mejor de Smith. También me hice con la edición de Valdemar, que siempre ponen mucho trabajo en sus libros.

      Eliminar