Junio de 1235
Anitra avanzaba todo lo rápido que le permitían sus piernas y sus ojos, que se esforzaban por evitarle algún tropiezo con la escasa luz del atardecer. Pero el bosque era muy denso, y el terreno agreste. Resultaba difícil tratar de mantener el paso de Maksis, el maestro cazador de Askere, y más aún con su hijo en brazos.
-Por favor... necesitamos un respiro...
Maksis se dio la vuelta, mirándola con severidad. Su rostro, curtido por las largas temporadas pasadas a la intemperie, parecía de cuero, enmarcado por una espesa barba color ceniza. Se movía rápido, sin hacer ningún ruido, y no parecía fatigado a pesar del rápido paso al que había obligado a la joven.
Al cabo, su expresión se suavizó un tanto. -Está bien, podemos detenernos un poco. Después seguiremos la marcha a un ritmo algo más pausado.
-Gracias. -acertó a decir Anitra mientras recuperaba el aliento- Gracias.
La mujer se sentó en el suelo, con la espalda apoyada en el tronco de un árbol. Su hijo, de poco más de tres años, estaba cansado y somnoliento, pero debía de haberse dado cuenta, de esa forma instintiva en que lo hacen los niños, del temor que mostraba su madre, así que se mantenía en silencio, sin llanto ni lágrimas.
Anitra le acariciaba la cabeza, ella misma todavía algo aturdida por los acontecimientos de los dos últimos días. Allá en Vinkel, al aldea en la que vivía desde que estaba encinta del niño, habían llegado unos extranjeros venidos desde Aizkraukle, o Ascheradan, como ellos llamaban al pueblo. Un caballero germano, uno de esos Hermanos de la Espada, acompañado por un guerrero livonio y una joven muchacha que, como descubrió después, había resultado ser una ragana, iniciada en los misterios de Mara.
Llegaron haciendo preguntas sobre ciertos envíos anuales que desde Ascheradan llegaban a Vinkel, unos envíos que, sabían, consistían en monedas de plata. Los vecinos de la aldea no tuvieron el menor reparo en señalar a Anitra como la beneficiaria de toda esa plata. Maldita sea, la envidiaban, por recibir aquella riqueza con la que no tenía que preocuparse de nada. Hace tiempo que le habrían robado todo, pero eran conscientes de que la joven contaba con la protección de los germanos, y habría terribles represalias si dañaban a la mujer o a su hijo.
Así que los recién llegados no tardaron, guiados por los chismorreos de los aldeanos, hasta la puerta de la casa de Anitra, que les había recibido muerta de miedo. Apenas podía controlarse mientras hablaba con ellos, sin pensar en otra cosa que en la seguridad de su hijo, preguntándose si el niño corría peligro.
Resultó que tal vez sí, pero no por parte del caballero Adam, el guerrero Zemvaldis y la ragana Tekla. Éstos querían saber la identidad del padre, o más bien confirmarla, pues ya la sospechaban. Así que Anitra no tuvo otro remedio que confesar la verdad: El padre de su hijo era el sacerdote Roger de Lubeck, deán de Ascheradan.
Roger y Anitra habían mantenido un romance secreto unos años atrás, allá en el pueblo donde se alzaba el fuerte de los cruzados. Pero cuando quedó claro que Anitra estaba esperando un hijo, el sacerdote la sacó de allí, llevándola hasta la aldea de Vinkel, donde podría criar a su hijo tranquilamente, contando con los envíos anuales de plata que le mandaba el cura para que madre e hijo pudiesen vivir de una forma más que cómoda.
Y así había sido durante unos años. Pero parecía que ese tiempo había llegado a su fin. Según explicó Zemvaldis, la familia Aizkraukle podía ser consciente de lo que estaba ocurriendo. Eso despertó los temores de Adam, que temía el uso que los nobles livonios pudiesen hacer de una información tan delicada. Así que resolvieron que Anitra y su hijo deberían abandonar Vinkel, para ocultarse en algún punto lejos del alcance de Lord Taksis Aizkrauklis.
Era de noche cuando abandonaron la aldea. Sin apenas tiempo para prepararse, Anitra había tenido que abandonar su hogar con la mayoría de sus bienes. No dudaba que los vecinos se abalanzarían sobre la casa en cuanto se percataran de que estaba desocupada. Al menos pudo llevar consigo las monedas de plata que había podido ahorrar, además de unas pocas cosas de valor.
Les habían llevado hasta Askere, otra aldea de la región. Allí, Tekla condujo a Anitra hasta el hogar de Andra, una ragana de mucha mayor edad, que se había mostrado bondadosa con ellos. Fue idea de Andra el recurrir a Maksis, el maestro cazador de la aldea, para que llevase a la mujer y al niño hasta algún refugio de cazadores en los bosques cercanos, donde podrían permanecer ocultos hasta que diesen con un refugio mejor y más permanente.
-Vamos, mujer. Hay que reemprender la marcha. -el tono del cazador era algo más amable ahora- Iremos a un paso más llevadero para ti, pero no volveremos a detenernos. De ese modo no tardaremos demasiado en alcanzar el refugio. Allí podrás descansar convenientemente, y el niño también.
Con un suspiro, Anitra se puso en pie, con su hijo firmemente sujeto entre sus brazos. Lo que hiciera falta por su hijo.
***
-Bakis... mi Bakis... -la voz sonaba hueca, llena de pesar, pero más calmada- Mi Bakis...
Dekla repetía quedamente las palabras mientras miraba el fuego del hogar, terminándose la infusión de hierbas bajo la atenta mirada de Andra, que le había preparado el bebedizo para que la mujer pudiese dormir esa noche.
Por la mañana podría dedicarse a preparar el cadáver de su hijo para la ceremonia fúnebre.
Andra recordaba a Bakis, un muchacho despierto y obediente, que con sus nueve años cuidaba de su hermana pequeña, Egle, mientras sus padres se ocupaban de las duras labores del trabajo en el campo. Ahora el niño estaba sobre la mesa, en casa de sus padres, cubierto por la capa del caballero Adam, cuyo color blanco original había enrojecido por la sangre del niño.
Tekla y Adam le habían explicado lo ocurrido. Cuando Tekla abandonó Askere, tras dejar allí a Anitra y su hijo, se reunió con sus compañeros, que aguardaban a cierta distancia de la aldea, en un intento de evitar un claro rastro que condujese a quienquiera que buscara a la joven madre y su retoño hasta Askere.
Cuando se reunieron, estaba oscureciendo, así que decidieron pasar la noche allí mismo, al raso. Después de la cena, fueron alertados por los gritos de auxilio de una mujer, que resultó ser Dekla, vecina de Askere, La mujer había estado trabajando en los campos, mientras sus hijos, Bakis y Egle, recogían leña en el linde del bosque. Pero no respondían a su llamada cuando llegó el momento de regresar a casa, y no había ni rastro de ellos.
Tekla, Zemvaldis y Adam se pusieron de inmediato a buscar a los niños. No tardaron en dar con Egle, una niña de seis años que se ocultaba llorosa en un arbusto. Egle les dijo entre sollozos que a su hermano se lo había llevado un lobo... un lobo que caminaba sobre dos piernas.
Vilkacis, había pensado Tekla al oír aquello. Vilkacis, pensó también Andra más tarde, cuando se lo contaron.
Llevando a la niña consigo, habían proseguido la búsqueda. Y no demasiado lejos encontraron al niño. sus peores temores se vieron confirmados. Bakis estaba muerto, con la garganta horriblemente destrozada, y dos muñones al extremo de cada brazo. Las manos amputadas habían desaparecido.
Dekla, que había sido convencida para que fuese a buscar ayuda a Askere mientras buscaban a sus hijos, volvía acompañada de varios hombres que llegaron a tiempo de ver a Adam y Tekla abandonar el bosque, con el cuerpecillo del niño en brazos del caballero, mientras Tekla tranquilizaba a Egle. Zemvaldis, mejor rastreador que sus compañeros, estaba siguiendo al asesino del niño, que parecía haber abandonado el bosque para dirigirse al sur, en dirección al Daugava. Poco después de dejar a los niños, Tekla y Adam se marcharon de allí, para reunirse con el guerrero livonio.
Fue entonces cuando Andra, al ver el estado en el que se encontraba Dekla, tuvo que hacerle tomar una infusión que, dejando sus sentidos embotados, calmase un tanto su dolor y la hiciese dormir. Un sueño que necesitaba. En silencio, la ragana elevó una plegaria a Laima, por la seguridad de Tekla y sus compañeros, y por que dieran caza a quien, ya fuese hombre o bestia, o algo peor, había matado al niño.
***
Otra sesión más. Esta fue bastante tranquila en su mayor parte, con los PJ tirando del hilo que encontraron al descubrir Zemvaldis que Roger estaba desviando algunos fondos de la fortaleza. La mayor parte del tiempo los jugadores estuvieron discutiendo qué hacer con el asunto, si deberían destaparlo todo, ocultarlo o dejar las cosas como estaban. Pero como Zemvaldis había tenido que recurrir a su amante, Spidala, para leer ciertos apuntes en alemán (idioma que él no conoce) en los que aparecía el destino de los fondos desviados, pues consideraron demasiado arriesgado dejar las cosas como estaban, así que pensaron en ocultar a la mujer y al niño.
Por cierto, que Tekla había recibido, antes de partir en el viaje hasta Vinkel, una visita de la propia Spidala. La hija de Lord Aizkrauklis le confesaba que creía estar embarazada. No le contó el nombre del padre (los jugadores lo saben, pero ni Tekla ni Adam son conscientes del affaire de Zemvaldis con la noble livonia), pero le explicó que no deseaba tener el niño. Tekla le prometió que hablaría con Andra para pedirle algún preparado para interrumpir el embarazo, aunque como Iniciada de Mara, Diosa de la Fertilidad, Tekla tiene sus dudas sobre qué debe hacer.
Fue una sesión casi desprovista de acción, un cambio de ritmo después de toda la lucha de las sesiones anteriores. Ahora veremos si se las apañan para dar caza a lo que quiera que haya matado a Bakis.
Hola,
ResponderEliminarTe felicito por la calidad de vuestras sesiones y por tu narrativa. Yo también acabo de descubrir tu blog, gracias a los comentarios que dejaste en el mío, y me ha parecido excelente. Te añado a mi lista de blogs ipso facto... y paso a reservar unas cuantas horas para ponerme al día con tu blog.
Un saludo
Cabeza de Plomo
Bienvenido, Cabeza de Plomo.
ResponderEliminarCuando empecé el blog me dio por buscar por ahí y con una agradable sorpresa encontré que hay muchos más seguidores de RQ que los que yo pensaba. Y uno de los blogs que más me gustaron fue Roles son Amores. Verdadera erudición sobre el juego, gracias a tus entradas me he enterado de muchos detalles desconocidos hasta el momento.