jueves, 26 de septiembre de 2013

Herramientas & Juguetes

Cierto es que prefiero la edición actual, pero después de
todo, tampoco hay diferencias tan extremas.
Mi regla sobre mis opiniones

Quien haya seguido este blog durante algún tiempo se habrá dado cuenta de que la mayor parte son reseñas. Luego hay algunas entradas sobre algún tema, pero a menudo son más un intento de profundizar y comprender mejor algún punto, para después presentar unos resultados que cada cual pueda tomar como deseé, antes que aconsejar una forma concreta de jugar y/o dirigir, o explicar alguna técnica secreta narrativa (Para dar consejos de esos estoy yo, que tampoco soy un director, digamos, de los que hacen que se tiren cohetes). Lo que no se va a encontrar con frecuencia son artículos de opinión.

Es una regla personal, eso de no querer opinar demasiado sobre cuestiones que, de todos modos, difícilmente me acaban afectando. Yo juego a mi modo, el resto al suyo, y tal contentos. Pero sobre todo porque no me siento autorizado como para decirle (deciros) a nadie cómo se hace para jugar bien. Entre otros motivos porque cada cuál ya sabe lo que necesita para pasar una sesión de juego divertida e interesante, y esos motivos pueden ser distintos -incluso contradictorios- con los del vecino. Pero luego seguiré con eso.

Hace ya sus años, cuando comencé el primer año de carrera (pardillo de mí, escogí Periodismo), durante las primeras clases de cada asignatura, la mayoría de profesores solían preguntar en qué esperábamos trabajar, qué puesto nos veíamos desempeñando. La mayoría contestaba (bueno, yo también) que les gustaría tener una columna de opinión.

En esencia, es un trabajo sencillo, en el que uno sólo tiene que estar al tanto de la actualidad, o quizá no, y puede hablar de lo que le rote, y después de darle algunas vueltas a la cabeza a un tema, plasmar la propia opinión al respecto en unas, digamos, mil palabras. Y después a cobrar y a pensar en otra cosa ¿Quién no querría hacer algo así?

Pero ay, ya los profesores se encargaban de hacer añicos semejantes sueños. La cosa no es tan fácil, decían. El puesto de un columnista de opinión es una meta, un reconocimiento a una larga trayectoria, no un punto de partida. Opiniones tenemos todos, pero demostrar que la opinión de alguien debería ser respetada, tenida en cuenta y, por lo tanto, digna de aparecer periódicamente en alguna publicación, cobrando por ello, es algo que se consigue sólo después de mucho trabajo, de comerse muchos marrones.

(Y sí, ya lo sé. En la práctica, hay un montón de cantamañanas paniaguados dedicados no ya a escribir sus columnas de opinión, que idealmente deberían invitar a la reflexión del lector y a la búsqueda de las propias conclusiones, sino que tiran a lo fácil, al adoctrinamiento becerril, al "esto es así porque lo digo yo, que soy importante", y a otras prácticas aborrecibles que han hecho tanto por dañar el prestigio de la profesión periodística -más bien propagandística- en este país. Pero por favor, seguidme el rollo. Fingid que se puede ser honesto, rechazar oportunidades de manipulación y entender que el público tiene la suficiente lucidez como para pensar por sí mismo, y que hay que alentarle a que lo haga. Ah, y no os alarméis, que todo esto sigue teniendo que ver con los juegos de rol.)

En fin. Aquello me caló hondo. Así que trato de seguir, como regla personal de conducta, esa cuestión de que prefiero no opinar sobre aquellos temas si no pienso estar lo bastante autorizado como para ello. Y quiero dejar claro que es una regla que me aplico a mí, no a los demás. No tengo el menor reparo en leer otros blogs en los que el autor vuelca sus opiniones personales al respecto de un tema, ni siquiera si lo hace con ánimo de convencer a otros para que adopten su punto de vista como el correcto. Los hay que hacen esto con estilo e ingenio, mientras que otros son más directos, pero en general encuentro respetable la mayoría de entradas de este tipo. Sólo que yo prefiero no pontificar (aunque siempre hay algún desliz, como podría ser esta misma entrada).

¿Cómo medimos un juego de rol?

Desde estas portadas sepia, cuarenta años os contemplan. Y hay mucha
gente a la que le sigue bastando con estos libretos para hacer grandes
campañas.. 
  Todo este rollo introductorio viene de la mano de una cuestión que encuentro una y otra vez. Que si este juego es malo, que si este otro es bueno. Que si aquel es anticuado, ese otro aburrido y el de allá, que es al que juego yo, mola un huevo y es lo más. Que si mi juego es de rol, que si tu juego no es de rol, que si su juego podría ser de rol, pero no estoy seguro.

Me hastía. No sabéis cuánto. Me cansa enormemente encontrar una y otra vez los mismos debates, las mismas discusiones estériles que sólo se basan en querer dejar claro que lo que a uno le gusta es mejor, y lo que le gusta al de al lado es penoso, y mejor harías abandonando ese juego y subiéndote al carro ganador, para que no se rían de ti por jugar con un sistema que hace aguas por todas partes.

No es nada nuevo, andaréis pensando. Eso ha pasado siempre. Y es verdad. Nos gusta tanto sentirnos en posesión de la verdad, de una autoridad moral superior (Podríais considerarme así mientras escribo estas líneas, y probablemente con cierta razón), que no nos importa fastidiar a otros con tal de dejar claro que nosotros tenemos la razón y él está equivocado.

Para respaldar esa afirmación, la de que el juego que me gusta a mí es mejor que el que te gusta a ti, se puede esgrimir un buen número de argumentos. Algunos de ellos, hay que decirlo, perfectamente razonados. Cuando las matemáticas entran en juego, poco hay que discutir. Los números han hablado, y su veredicto ha sido que tal mecánica falla a la hora de cumplir con su objetivo. Hay una clara falta de eficacia y eficiencia en el sistema, fruto de un déficit de actualización a mecánicas más modernas y elegantes.

Y el otro lo mira, comprueba los datos, los coteja, asiente dando la razón a quién se los expone. Y después, sigue jugando al mismo juego, con todos sus defectos, renunciando a la actualización.

¿Nos hemos vuelto tontos o qué? Piensan muchos.

Hemos descubierto agujeros en el sistema, dicen, y hemos planteado la solución. Una sustitución del mismo por otro que, de forma inapelable gracias a las matemáticas, es mejor. Y hay gente que no lo quiere ver, que sigue con sus viejos sistemas pasados de moda. Obstruyendo al progreso. Si seguimos haciendo uso de mecánicas tan obsoletas no evolucionará nunca el rol, oiga.

Sólo que un juego de rol no es una herramienta.

No me engaño al respecto. El diseño de juegos de rol ha evolucionado, ampliando los horizontes de lo que hasta hace un tiempo se entendía como uno de estos juegos. Se han desarrollado mecánicas para cubrir facetas que antes ni siquiera se tenían en consideración. Se han plantado las semillas de una teoría sobre la narración, sobre técnicas de dirección, e incluso sobre mecánicas que apoyan el flujo de la historia, el aspecto de una partida que siempre ha sido el más libre de reglas. Entonces ¿Por qué hay gente que sigue jugando con sistemas de más de treinta años de antigüedad?

¿Es lógico jugar con palos y cartones teniendo una consola?

Este es un juego con el que mucha gente se ceba,
pero eso no impide que a otros les guste, y sigan
empleándolo, en cualquier de sus ediciones.
Como decía, un juego de rol no es una herramienta. De ser así, uno podría medirlo en base a su eficacia y eficiencia. Después, sólo tendría que comparar los resultados con los de otros sistemas, y desechar los menos aptos en favor del más cualificado. Como si fuese un ordenador, o un coche, o una taladradora eléctrica.

Cuando se evalúan juegos que no se conocían previamente, o con los que apenas se ha jugado, esa es probablemente la actitud más frecuente. Busque, compare, y si encuentra algo mejor, juéguelo. Tiene sentido.

Pero si esa fuese la única tendencia, nos encontraríamos con un mercado de juegos similar al de los productos anteriormente mencionados. Los juegos tendrían una vida útil corta, que se mediría en lo que tardaría en hacer aparición la siguiente generación de sistemas, más avanzados, más elegantes, mejores. En fin, sabemos que eso no ocurre. Nadie utiliza para trabajar un Spectrum de 48k, pero sí juega con sistemas igual de añejos.

Porque cuando has descubierto un juego que te gusta, un sistema con el que te encuentras cómodo, cuesta que te saquen de ahí. Quizá por simple dejadez ("Sí, ya sé que D&D3 tiene un montón de reglas y muchas complicaciones, pero como llevamos tanto tiempo jugando con este sistema, ya ni nos damos cuenta, de lo bien que lo conocemos." fue lo que respondía un amigo a una afirmación acerca de cómo podían jugar con un sistema tan farragoso), quizá por rechazo a lo que se percibe como excesiva complejidad en juegos más actuales, que les ha llevado a regresar a sistemas más sencillos (la OSR es básicamente esto), quizá simplemente porque el juego te gusta tanto que no concibes dejarlo. Los motivos son múltiples, pero el hecho es incontestable.

Una afirmación sobre que tal o cuál juego es deficiente, y por lo tanto no es divertido, se viene abajo frente a la prueba empírica de que existe gente que lo encuentra más que suficiente y se divierten jugando. Todas las matemáticas del mundo no pueden rebatir ese sencillo hecho.

Porque los juegos de rol no son herramientas, sino juguetes. Un niño (atención, entramos en una analogía, con los riesgos inherentes que ello conlleva) puede desechar la consola de última generación para ponerse a jugar con algo tan sencillo como un balón, o juntarse con cuatro amigos, coger unos palos (¡¡Un palo!!) y fingir ser los protagonistas de alguna historia imaginaria. ¿Pero la consola es mejor, no? Más moderna, con una selección de juegos que se ajusta a la edad del niño, ofreciéndole una diversión asegurada. No tiene sentido que la deseche para jugar con en un solar, haciendo como que es un pirata, junto con otros niños.

(La verdad es que no sé si este ejemplo se sigue ajustando a la realidad. Hace unos años sí, desde luego. Me gustaría pensar que todavía existe esa situación en la que un niño da más peso a su imaginación que a la consola o el ordenador. Pero con sinceridad, no lo sé.. Y si me equivoco, es como para preocuparse.)

Pues con los juegos de rol ocurre lo mismo. Jugamos, no construimos. El sistema no es la herramienta con la que fabricar nuestras historias ficticias, son las reglas de nuestro juego para vivir esas historias. Y en ese campo, el del juego, ya se puede decir que los números dan este resultado, que matemáticamente esto o lo otro, que dará igual. Porque aquí entran en juego factores cuya cuantificación resulta imposible. La diversión no sabe de números, o no sólo de números. Es una cuestión de qué y cómo percibimos el juego. Nos gusta pues... porque nos gusta. Y ya está.

Nostalgia, comodidad por lo conocido, o simplemente no sentir necesidad de sistemas nuevos que sí, que están bien pensados, pero que por el motivo que sea, no nos parece motivo para cambiar. Todas esas y más son cuestiones por las que hay gente que sigue jugando a OD&D, tal y como fuera publicado hace ya casi cuarenta años. O a Rolemaster, o al RuneQuest de Joc. O a Aventuras en la Marca del Este. O Trasgos y Mazmorras. O Warhammer Fantasy 1ª Edición Porque ni la eficacia, ni la eficiencia, ni siquiera la originalidad lo es todo a la hora de valorar nuestros juegos.

Y por favor, que nadie malinterprete mis palabras. Esto no es un ataque contra los juegos nuevos, ni contra quienes gustan de ellos (aunque cada vez siento menos interés por las novedades, no rechazo casi ninguna oferta de jugar uno de estos. Casi ninguna.). Los hay que despiertan mi curiosidad, los hay que me hacen pensar que han dado con algo realmente bueno... Pero al final, vuelvo a jugar a lo que siempre me ha gustado. No sólo lo digo por RuneQuest, que en realidad ha sido un redescubrimiento reciente, tras muchos años en el banquillo, y además con una versión actualizada en algunos puntos, sino por D&D en cualquiera de sus formas, o La Llamada de Cthulhu.

Tampoco estoy admitiendo sin más que, automáticamente, toda aseveración sobre los fallos de los que adolecen los juegos más antiguos sea cierta. Algunas pueden demostrarse, sólo que, como se ha visto, a quienes disfrutan con tales juegos no les importa, o no la consideran una falta, o al menos no una grave. Pero en otros casos lo único que demuestran algunas afirmaciones es una divergencia absoluta de gustos. Lo mismo que hace que alguien pueda aborrecer el juego X es lo que a mí me encanta del mismo. Y ahí sólo se puede seguir discutiendo entrando en el terreno personal sobre si mis gustos son apropiados, y quien me lo diga me demuestre estar autorizado para opinar sobre algo tan delicado. Y todo eso sin que yo me acabe hartando, o quizá hasta ofendiendo, lo que quizá es mucho esperar.

En fin, ya casi he terminado. Tranquilos, ahora mismo me bajo de la banqueta sobre la que estoy subido para soltar toda esta perorata. Es sólo que se me ha insistido mucho en este sentido en los últimos meses y tenía que desahogarme un poco, y escribir esto es quizá un buen modo de hacerlo.

Las discusiones sobre sistemas están bien, debatir es sano, puede ayudar a descubrir los puntos fuertes y débiles de la mecánica, y a plantear soluciones constructivas, pero estaría bien que se tuviese un poco en cuenta esta cuestión, sobre todo antes de lanzar según qué afirmaciones.

Ahora, con vuestro permiso, y ya más tranquilo, volveré a mi línea habitual.

13 comentarios:

  1. gran artículo. Opino como tu en que hablamos de juguetes sobre los que la gente pontifica (y pontificamos :S) demasiado y nos saldría mejor dedicar más tiempo a jugar con ellos y que cada cual se divierta como quiera y con el juego que le funcione a el y a su grupo.

    saludos,

    bester.

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    1. Sencillamente, se puede discutir sobre los respectivos gustos y sistemas, pero estaría bien que se hiciese un pequeño esfuerzo en ponerse en el lugar del interlocutor, para tratar de comprender sus razones, en lugar de intentar rechazarlas a toda costa.

      Sé que esto suena terriblemente buenista, pero sinceramente, no lo veo como un despropósito.

      Un saludo.

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  2. Suscribo todas y cada una de las palabras de esta entrada.

    Y sin ánimo de que se me malinterprete, me ha gustado verte tan exaltado. Muchas veces las entrañas dicen lo que la cabeza, quizá por exceso de prudencia, calla :D

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    1. Gracias. La verdad es que todo este asunto llevaba un tiempo reconcomiéndome, y esta ha sido una buena forma de quitármelo de encima sin acabar estallando :D

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  3. Estoy de acuerdo con el artículo, y debemos estar leyendo las mismas cosas en las redes sociales últimamente, porque yo también andaba reflexionando sobre este tema. Creo que es algo que todos, una vez nos sentamos a hablar tranquilamente, terminamos admitiendo: que en realidad que un juego nos parezca malo o no depende de los gustos de cada cual. Hay juegos que no funcionan bien a nivel de reglas, o que tienen ambientaciones poco inspiradoras, pero al final muchas de las cosas que aborrecemos de un juego son las que otra persona consideran lo mejor de lo mejor.

    Yo sé que hay juegos que no son para mí, pero entiendo que haya personas a las que les gusten. Y no considero que sean imbéciles por ello :D

    La frase "[...] los juegos de rol no son herramientas, sino juguetes" me parece genial, por cierto.

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    1. Ese es el quid de la cuestión. Últimamente he tenido alguna discusión en la que parecía que se esperase de mí el que defendiese mi derecho a que me gustara determinado juego, o que no me gustase otro. Y los argumentos esgrimidos en contra serían incontestables, de no ser porque no hablamos de algo que se pueda desechar por un modelo 0.1 más avanzado.

      También yo puedo enumerar títulos que no me gustan, alguno hay que incluso he declinado jugar cuando se me ha ofrecido. Pero lo hago desde la posición de que actúo según mi criterio personal, sin pretender que mi juicio sea objetivo.

      Y sí, la mayoría de gente, cuando le ponen cara a su interlocutor -o incluso sin que eso haga falta-, se relaja y es capaz de mostrar cierta empatía por los gustos del otro. La mayoría.

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  4. Buen articulo de no-opinon :P

    Vamos sobre raíles en el tren Cuanto-Mas-Nuevo-Mejor con un conductor ciego y la Ignorancia como revisor. Vamos a terminar siendo como los humanos que vivian en la estación espacial de Wall-e.

    Lo que explicas es como la música. ¿Por que seguimos escuchando discos de hace 20 o 30 años si la música evoluciona y cambia?? nadie dice que no salga un buen grupo o cantante pero el sentimiento esta ligado a otras cosas.

    He visto como hay gente que defiende un juego fanaticamente y cuando hablas con ellos, descubres que no han jugado a otra cosa. Yo cuanto mas juegos pruebo, menos opino.

    Y es que contra las razones del corazón...

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    1. Gracias, pero asumo que en esta entrada he roto mi propia regla ;)

      No quiero plantear esto en un clásico vs. novedoso. Si así pudiera parecer es sólo porque lo cuento desde mi punto de vista personal, lo que me pone del lado de los viejos roleros :D.

      Pero podría ocurrir perfectamente la situación inversa, en la que las ganas de probar algo nuevo por parte de alguien sólo le reporte el rechazo de otros que no quieren salir de lo mismo.

      Es curioso lo que dices de la música, porque creo que ocurre exactamente igual. En los últimos diez años o así, apenas he oído uno o dos cantantes o grupos nuevos que me hayan gustado lo bastante como para prestarles más atención, mientras que sigo escuchando música que fue grabada antes de que naciesen casi todas las estrellas de moda. Es muy parecido a lo que ocurre con los juegos.

      ¿Cómo era? "El corazón tiene razones que la razón ignora"

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  5. Interesante y muy buen expuesto todo.
    Me gustaría señalar que tambien sucede a la inversa... gente que critica ferozmente juegos nuevos sin haberlos probado porque para ellos la versión de hace diez años es la polla o porque no necesitan más juego que este o aquel que jugaron por primera vez en la adolescencia.

    A mi hay un montón de juegos que me parecen un mojón y lo expreso con esa claridad si se tercia, pero de ahí a negarle a nadie el derecho a que le guste o lo juegue hay mucho trecho. A mi no me lo tiene que defender nadie igual que yo no me siento en la necesidad de defender ante nadie que me encante jugar a Anima (por ejemplo).

    A mi me encanta discutir sobre sistemas, reglas y demás... en serio, me encanta. Esto más allá de criterios objetivos lo suelo hacer en base a mis opiniones. ¿Por qué? Pues porque estoy de acuerdo en que los juegos no son facilmente cuantificables y comparables entre sí, no existe un medidor universal. Pero me gusta opinar y decirle a amigos o desconocidos que este me ha encantado y que aquel no lo volvería a jugar nunca, igual que cuando voy al cine opino sobre lo visto.

    Pero no creo que eso esté reñido con respetar que la gente juegue como quiera y a lo que quiera. En más de una ocasión y alguna recientemente he visto como gente que decía ser acosada por su estilo de juego se volcaba en insultos contra el estilo contrario amparada en la opinión (el clásico IMHO de toda la vida con el que luego te mientan a la madre). ¿Qué sentido tiene? Para mi ninguno pero no faltará el que le haga palmas.

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    1. Yo estoy totalmente de acuerdo con Yachi.

      Quizás, a causa de mi incapacidad de expresarme o porque yo considero a todo blog, etc, como opinión, nunca me tomo como verdad que este juego es mejor que el mío o peor, etc. Entiendo que el que lo dice o lo escribe lo hace según su experiencia y gustos personales (yo una de las cosas que más miro a la hora de comprar un juego es mirar que son las cosas que no le ha gustado a la gente que hace un análisis).

      Y diré aun más, si uno lee la opinión del FATE en Petrificar y Polimorfismo ¿Cómo no eres capaz de darte cuenta que son opiniones? Yo sé que estoy equivocado, pero lo último que se me ocurre pensar es que me está diciendo cómo debo jugar.

      Por la opinión en cómo se toma la gente mis gustos-opiniones estoy muy equivocado. Supongo que por eso el Cronista tiene la casi obsesión de dejar claro que él está hablando de sus gustos personales y que no quiere decir que "su" juego es mejor que el de los demás. Y creo que tiene razón y yo soy el equivocado, a mi me parece innecesario esa aclaración, pero está claro que no es innecesaria. ¿Y me pregunto por qué es necesaria dicha aclaración, por qué nos tomamos una opinión como que está aleccionando a los lectores?

      La función de un juego es divertir, si cumple, es un buen juego, como mínimo para el que se divierte. Satarichi por ejemplo tienen que ser un gran juego para su creador.

      Respecto a los juegos de rol yo siempre miro todo, incluido las reglas como un juego. A mi me gusta debatir sobre las reglas, y lo primero que pienso es que un juego de rol es un juego. Y un juego es exitoso y cumple a la perfección su función si funciona :D, osea si divierte a sus jugadores. Y un juego es malo si no divierte (a nadie del mundo mundial).

      Pero para analizar algo no nos podemos dedicar simplemente a decir, pues le gusta a mucha gente, o le gusta a poca gente. Si yo pillo el Satarichi, y digo esto es malo por esto y por esto otro, o estos es bueno, etc... Son siempre opiniones personales. Y creo que es necesario hacerlo para un análisis. Lo he dicho antes, pero yo en RPGNET suelo mirarme más las críticas negativas que las positivas. Son análisis pero nunca me lo tomo como algo objetivo, y lo que no le ha gustado a alguien a mí me puede parecer muy interesante.

      Yo soy más de "teoría" rolera, de preguntarme ¿por qué me/te parece divertido eso? Y hacerle o hacerme una réplica a la respuesta. Nunca pensaba que eso estaba implicando decirle a alguien que es que no sabe jugar, etc... aunque no llegue a entender porqué le puede gustar eso a alguien, ¿a quien le puede gustar las habas? De pequeño, con unos 4-6 años decía que era afortunado porque me gustaba todo menos las habas, siempre me ha costado no darme cuenta de que la gente puede que se tome mis opiniones como algo que no son más que gustos. Eso es un defecto mío

      Pero como dice Yachi y el creo que Cronista, también hay gente que opina que los juegos de rol no deberían haber cambiado desde el D&D o ponga el juego que le guste a uno. Y eso también me parece que es un error. Lo que no me parece un error es que esas personas expongan porque no les gustan los cambios, claro que dirán para qué leches te tengo que contestar.

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    2. @Yachi: No niego a nadie el derecho de tener opiniones personales sobre juegos, ni el de expresarlas, faltaría más. Pero hay algunas personas que se toman el asunto como una cruzada personal. No hablo de foros ni de expresiones vertidas en un blog. Hablo de que alguien te machaque personalmente, tomándose casi como algo personal el que aceptes su punto de vista.

      En serio, ha habido ocasiones en que me he sentido como un nativo que vive tan tranquilo en su tierra, siguiendo sus rollos, cuando llega un misionero que empieza a insistir, e insistir, e insistir, en que su forma de vida y creencias son erróneas. Porque por supuesto, las correctas son las que trae el misionero.

      En el texto hago mención explícita a que el debate sano es algo positivo. Pero primero, ambas partes tienen que estar dispuestas a debatir. Y si yo sólo quiero jugar tranquilo a aquello que me gusta, el afán proselitista de estas personas me carga mucho. Y no hablo de que alguien escriba una opinión en su blog, o en un foro. Hablo de que te insistan personalmente.

      Y esa actitud, no lo niego -así lo decía ya en un comentario anterior- no tiene que ver con juegos modernos o clásicos. Por supuesto que la situación inversa puede tener lugar, y supongo que habrá gente que haya aguantado situaciones así. Pero yo, a pesar de tener gustos claramente definidos, nunca he machacado a nadie para que abandone determinados juegos y cambie a los que me gustan a mí. No creo que resulte mucho pedir que se tenga la misma cortesía conmigo. Y como no quería acabar enfadado con los misioneros he preferido escribir esto para dar algo de salida a esa tensión.

      @Gilen: Me ha costado mucho desentrañar sentido a lo que pones, así que sólo responderé a lo que más o menos he comprendido. Lo siento, pero tú mismo admites que te cuesta expresarte correctamente.

      No cuestiono tus gustos ni opiniones. Como he dicho anteriormente, eres libre de tenerlos, e incluso de expresarlos, sin que nadie te censure por ello. Pero me gustaría que se me devolviera la cortesía.

      Tampoco hablo de lo que escribas en los foros. Están para eso, y quien te responda ha escogido discutir contigo. Yo, sin embargo, me he visto liado en discusiones que ni buscaba, ni deseaba mantener, y en la que se ha puesto en duda algo más que mis gustos.

      Si te parece un error que haya gente que no quiera cambiar de juego, estás en tu derecho de considerarlo así. Pero si comienzas a insistir, a machacar a estos jugadores tratando de hacerles ver "su error", cuando ellos no están interesados en la discusión, ya no estamos hablando simplemente del derecho a tener opiniones.

      Y lo repetiré las veces que haga falta: Esto no es una cuestión de Moderno versus Clásico. Es una llamada de atención a mostrar algo de educación con los gustos de los demás, a pesar de que pensemos que están perdiendo el tiempo con esos sistemas tan horribles.

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  6. Cronista creo que estás malinterpretando mis palabras. Y creo que es culpa mía. Y lo digo con total sinceridad. Lo que le has contestado a Yachi y lo que me has contestado a mí tienes razón.

    Sólo quiero decir que no pienso que ningún sistema es horrible, quizás porque desconozco el Satorichi (ni siquiera el Anima). Ni mi intención ha sido nunca convencer de las virtudes de los juegos que me gustan, bueno, eso igual sí, pero lo hago con todo, quiero decir que nunca he considerado que porque a mí me guste un juego le tiene que gustar a alguien, ni viceversa. Más por entusiasmo. Como mostrar, mira que regla más interesante... Vamos, que estoy seguro que te he parecido un predicador, porque ya me lo ha dicho más de uno, así que tendréis razón. Aunque no era mi intención, ni mi pretensión.

    Ya digo que lo que importa en un juego es que los jugadores se diviertan. Yo es lo único que exijo.

    Y si que creo que he debido ser un desconsiderado, pero más porque me gusta hablar de un tema, en el que creo que tu puedes aportarme puntos de vista diferentes que porque te quiera convencer de que abandones el BRP, Ars Magica, o X. De hecho me hubiese gustado jugar al RQ6 (como lo comenté en las LES a nuestro escritor Gloranthano más famoso, Roberto), más que a DCC (y me hubiese arrepentido), que como dije a todo el que me preguntó en las LES me gustó bastante, excepto la idea de creación de pjs. Me acuerdo defender en estas LES lo bien que me lo pasé en la partida, y que no era tan problemático una tabla de pifias por conjuro. Las partidas siempre son más importante que los sistemas.

    Y lo de que me costó darme cuenta que hay gente que no quiere hablar de un tema, intenté ponerlo en mi anterior mensaje. De manera muy torpe.

    Al menos te ha salido una entrada muy buena.

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    1. Tranquilo, ya sé que no hay mala intención por tu parte. Hubiese preferido algo menos de insistencia, sin embargo.

      En fin, ya es agua pasada.

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