martes, 18 de junio de 2013

Trilogía de Lyonesse, de Jack Vance

Con el paso del tiempo, he leído algunas novelas del recientemente fallecido Jack Vance, quién se ha ido convirtiendo en un escritor que me gusta, siempre que espacie el tiempo entre las lecturas de sus libros. La picaresca de personajes como Cugel, con el que sólo se puede simpatizar al compararlo con la gente con la que se encuentra durante sus desventuras, o sus diálogos artificiosos, en el que los interlocutores derrochan tanto ingenio como hipocresía, hace que tras leer uno de sus libros no me encuentre con muchas ganas de empezar otro, al menos en una temporada.

No es el caso de los libros que comentó aquí. La trilogía de Lyonesse, compuesta por El Jardín de Suldrun (1983), La Perla Verde (1985) y Madouc (1989), ofrecen una lectura mucho más agradable, quizá más sencilla y cómoda, que, por ejemplo, Los Ojos del Sobremundo. Hay quien considera Lyonesse una obra menor dentro de la bibliografía de Vance, pero lo cierto es que son los libros de este autor que más he disfrutado.

Lyonesse, palabra que trae reminiscencias artúricas, es aquí la más grande de las Islas Elder, el archipiélago que, entre el sur de Inglaterra y el Golfo de Vizcaya, una vez se alzó sobre las aguas, formando parte de la historia de la región. Es todo materia de leyendas, por supuesto, aprovechada por el autor para escribir lo que él mismo denominó, una “novela mitológica”.

Así, las Islas Elder, que se dividen en varios reinos, a menudo en conflicto entre sí, están cortadas por el patrón de Britania, con sus habitantes celtas y sajones, sus numerosos señores feudales, su lucha entre la vieja religión y el cristianismo que trata de imponerse por cualquier medio a su alcance. Incluso tienen sus propios invasores, los ska, quienes, aunque en algunos aspectos recuerdan poderosamente a los daneses que tanta guerra dieron en las Islas Británicas, en otros parecen ser los restos de una civilización más antigua.
Y, desde luego, no faltan los elementos sobrenaturales. La magia y el mundo de las hadas está a la orden del día, tratados de una forma inteligente, de forma que, son muy cercanos al mundo medieval de las Islas Elder pero sin alterarlo en gran medida. Por ejemplo, los magos son extremadamente poderosos pero, por edicto de Murgen, el mayor de ellos, han de mantenerse al margen de los asuntos mundanos. No pueden poner su magia al servicio de los poderes temporales. Por otra parte, el beneficio que les reportaría ponerse a las órdenes de un rey es algo sin importancia comparado a lo que pueden lograr por sus propios medios.

A lo largo de la trilogía se desarrollan varias tramas, que operan a distintos niveles. Historias de carácter y alcance personal, otras de corte más aventurero, con batallas y esfuerzos por unir a los distintos reinos en una fuerza única, y también alguna más relevante al mundo de la magia y las hadas, que, aunque apenas afectan indirectamente al mundo de los hombres (o así es la mayor parte del tiempo) tienen sus propias intrigas y planes para estas tierras.

Las historias tienen mucho de novela medieval, con muchos personajes viajando constantemente, encontrándose y separándose, en algún caso en busca de la propia identidad. Amantes separados, príncipes que luchan por librar a sus tierras del yugo de los invasores, magos que tratan con amenazas sobrenaturales, todo ello desarrollándose a la vez. Aunque cada parte de la trilogía pone el énfasis en una de las tramas.
El estilo de Vance es reconocible, por sus diálogos y sus personajes, que tienden a resolver sus problemas recurriendo a su astucia antes que a las armas. Cuando no queda otro remedio que echar mano a las espadas, la situación se despacha en pocas líneas, sin alardes. El ingenio brilla más que el acero en estos libros. Quizá resulta un tanto difícil empatizar con los personajes, pero eso no impide disfrutar de sus aventuras.

El entorno está bien desarrollado, con todos sus reinos, sus dinastías reinantes y sus relaciones entre sí. A los consabidos mapas que suelen acompañar una novela de fantasía se une una genealogía de los monarcas, detalle que muestra el esfuerzo puesto en proporcionar profundidad al marco de las historias.

Como ejemplo de literatura situada en una Tierra Alternativa, Lyonesse está en un punto medio entre la fórmula del mundo sobrenatural oculto a los ojos mortales de, por ejemplo, Narrenturm y Los Guerreros de Dios de Sapkowski y el universo medieval totalmente fusionado con la fantasía que representan Los dientes del dragón y Mio Sídi.

La última edición de estas novelas data de 2004, y fue publicada por Gigamesh.



2 comentarios:

  1. Bueenas

    ¿Por qué no tradujeron el nombre de las islas? Ya sé que no me puedes contestar :D... pero es que Las Islas Antiguas queda bien.

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    1. Supongo que el estilo anglonormando de las islas quedaría mejor si conservaban los nombres originales. Pero a saber.

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