Joc publicaba este suplemento
para RuneQuest en junio de 1991, con
la traducción a cargo de Luis Serrano. Se trabajaba sobre la edición realizada
por Avalon Hill en 1987, aunque la primera publicación de este escenario era
muy anterior, remontándose a 1979, con la primera edición de RQ. Los autores fueron Greg Stafford y
Rudy Kraft.
El Abismo de la Garganta de la Serpiente (título cuya traducción
pudo no ser correcta del todo respecto al original Snake Pipe Hollow, aquí podéis encontrar los detalles al respecto)
es un escenario tipo dungeon que contaba con una –en mi opinión, merecida- fama
de ser extremadamente peligroso, apto sólo para PJ experimentados. La premisa
inicial no podía ser más sencilla. Dependiendo del gusto de director de juego y
de los jugadores, se escoge entre una serie de ofertas laborales para cuyo
desempeño es necesario entrar en el lugar así llamado, una zona al norte de
Sartar irremediablemente contaminada por el Caos, y de la cual parecen haber
surgido algunas expediciones de saqueadores broos en los últimos tiempos.
Así que, una vez decidido quién
es su patrón y qué es lo que se debe cumplir en el peligroso lugar, los PJ han
de encaminarse hacia allá, afrontando terribles peligros y tal y cual.
Forma
Pues se trata de un libro típico
de Joc, con unas noventa páginas encuadernadas en cartoné y que…
¿Sabéis? Creo que empezaré
directamente por la portada.
Diría que, entre los jugadores
españoles, no hay ninguna ilustración en un libro de rol que haya causado tanto impresión como la del presente suplemento. Quizá algunos de Lamentations of the Flame Princess, que parecen tener vocación de
provocar con escenas de extrema violencia y sexo.
Pero pienso que, en realidad, ese
no es el caso en esta ilustración. Julio Das Pastoras hizo un trabajo que
entraba en la corriente del cómic europeo que circulaba por aquel entonces. Revistas
como Zona 84, 1984, o CIMOC mostraban
historias que contenían escenas de este tipo.
Quiero decir, a menudo esas
historias incluían desnudos, pero se presentaban de una forma descaradamente
erótica, sino que se podía ver a esos protagonistas, hombres y mujeres,
desnudos mientras realizaban actividades sin claras connotaciones sexuales. No
llevaban ropa encima, pero no se exhibían provocativamente, sino que se les
presentaba en una actitud normal. Y creo que aquí se trataba del mismo caso.
Y, de todos modos, me resulta
extraño encontrar que todavía hay gente que se muestra escandalizada o molesta
por el broo que va en plan tolón tolón, pero nadie –insisto, nunca he oído
quejarse a nadie al respecto- dice nada sobre el coprotagonista de la escena; Ese
que tiene la cabeza a una distancia poco saludable de su cuello, soltando
sangre a chorros, y con un venablo atravesándole una pierna.
No sé si se debe a una doble
moral que encuentra aceptable la violencia pero inaceptable la visión de unos
genitales, o si a que ante la vista del pene del bicho, el muerto se vuelve
invisible. Pero el caso es que todos los comentarios que he oído al respecto
tienen que ver con el broo y su miembro viril.
Por mi parte, la ilustración me
gusta, creo que es la mejor que Das Pastoras hizo para Joc, y la carga de
violencia retrata con sumo detalle la crudeza de los combates en RuneQuest. El desnudo me parece una
cuestión secundaria. Da para algunos chistes malos, quizá se pueda considerar
que es accesorio, pero no creo que sea como para sentirse ofendido.
Y sobre la cuestión de que pudiera no ser apropiada para un público infantil, pues no lo voy a discutir, sobre todo por lo explícito de la decapitación. Pero es que creo que Joc no apuntaba al público infantil. Quizá se debe a que en su plantilla todos eran jugadores más o menos habituales, pero creo que tenían claro que su público objetivo era como mínimo adolescente. Más adelante, algunos de sus productos, como Tirant Lo Blanc, sí tendrían en mente a los chavales, pero no era el caso de RuneQuest ni La Llamada de Cthulhu.
Además, pensad en lo que han
tardado en EEUU en incluir ilustraciones de este tipo en algunos de sus juegos,
dándose palmaditas en la espalda por su madurez y tal. En 1991, Aquelarre, con aquella famosa reseña aparecida en una Dragon Magazine de la época, aún era considerado un juego
del todo inaceptable para el aficionado medio estadounidense, debido a lo
escabroso de su sistema de magia y lo explícito de todo lo relacionado con la sexualidad y la demonología. No quiero ni imaginar de lo que pensarían de esta portada entonces.
Cuando algunos libros de White Wolf tonteaban con la osadía –terrible osadía-
de incluir pechos, o incluso genitales en alguna ilustración, hacia mediados y finales de los noventa, hacía ya años de
esta portada.
Bueno, después de esto, seguimos
con el resto. Cómo decía, unas noventa páginas, encuadernadas en cartoné, con
la maquetación sosaina típica de Joc. Las ilustraciones interiores –sin desnudo
alguno- eran cosa de Albert Monteys, que llegó a hacer algún dibujo medio
decente, a pesar de que lo suyo son las caricaturas y el humor, no la fantasía
heroica.
Contenido
Tras la tabla de contenidos, la Introducción nos pone en antecedentes
sobre tan temido lugar, su historia y una breve descripción de la zona
circundante. Se incluía un par de mapas, a distintas escalas, de la región.
Sección de reglas avanzadas. Igual que ocurría en Apple Lane, algunas páginas se dedicaban
a describir aquellas reglas y conjuros a los que se hacía referencia en el
escenario pero que no estaban incluidos en RuneQuest
Básico. De nuevo, soy incapaz de decir si la decisión de incluir
información redundante –pero muy útil si no tenías la fuente original de tales
reglas- era algo propio de Joc o venía ya así de Avalon Hill.
Los escenarios. O las excusas para meterse en tamaño berenjenal,
diría yo. Ocho posibles patrones, cada uno con su encargo concreto, todos los
cuales implican viajar a las Cuevas del Caos. Y si ninguno convencía, pues el
director de juego se podía preparar uno a medida de su grupo, faltaba más.
Claro que, antes de empezar a
liarla en las Cuevas del Caos, hay que llegar hasta allí. Para eso estaba el
capítulo Encuentros al aire libre,
que se usaba para determinar con qué se encontraban los PJ mientras estaban en
tierra peligrosa, pero no directamente en el dungeon. Muchos de los encuentros resultaban muy interesantes, y no
todos tenían porque desembocar en un combate. Eso sí, los había muy peligrosos.
El interior de las Cuevas del Caos. Pues eso, el dungeon propiamente dicho. No era de los
más grandes que se haya podido ver, pues se trataba sólo de cincuenta y cuatro
localizaciones distintas. Pero sí resultaban muy peligrosas, tanto por lo duro
de algunos combates, como por lo arriesgado de profundizar demasiado en un
lugar tan contaminado, con la posibilidad de que los propios PJ pudiesen acabar
manchados por el Caos.
Como muchos buenos dungeons, las Cuevas del Caos tenían su
propio ecosistema y sistema social, con varias facciones disputándose el
dominio del lugar, o mostrándose sumisas con grupos más fuertes mientras
aguardaban su oportunidad. Situaciones que un grupo inteligente podría explotar
en su beneficio (En mi caso, cuando jugamos este escenario, no éramos un “grupo
inteligente”, más bien íbamos matando todo lo que encontrábamos. Pero bueno, mi
PJ era un Khan de las Tempestades, un bersérker consagrado a destruir el Caos.
La negociación no estaba contemplada).
Los habitantes de las cavernas es el capítulo dedicado a ofrecer
los datos de juego de todos los seres que resulta posible encontrar en las
Cavernas del Caos. Además de las reglas, se incluyen notas sobre su
organización y comportamiento. Algunos de estos individuos son poderosos,
tienen sus propios planes, y son muy ambiciosos.
Son una montonera. Entre las
fichas que aparecen en Encuentros al aire
libre, El interior de las Cuevas del
Caos y Los habitantes de las cavernas,
hay cerca de doscientas personajes y monstruos detallados. El pequeño problema
de RQ con los escenarios, el espacio
que hay que dedicar a los términos de
juego.
Y para terminar, mapas. Algunos
de estos están preparados para su eventual uso como handouts, que los PJ pueden descubrir. En último lugar está el mapa
de las Cuevas del Caos, que es un tanto lioso, por el hecho de presentar unas
cavernas verosímiles, con ascensos y descensos de los túneles, cavernas a
distintas alturas, etc., sin que se establezcan varios niveles al estilo D&D.
Algunas conclusiones
El escenario es un dungeon, ni más ni menos. Y como tal,
cuenta con todo lo bueno y lo malo de este formato.
Nunca lo dirigí, pero lo he
jugado. Y me lo pasé bien haciéndolo, a pesar de que en aquella época era fácil
que nos aburriéramos si la cosa era de explorar pasillos y salas. Quizá se
debiese al aura que tenía este módulo, su reputación de trampa para matar PJ,
que hacía que nos lo tomásemos como un desafío, lo de salir vivos de allí, a
poder ser con unas cuantas cabezas de trofeo. Después de todo, la portada dejaba claro cuál podía ser el destino de los PJ que osaran adentrarse en las Cuevas del Caos.
El caso es que jugamos aquello y
salimos más o menos bien parados. Pero si tuviese que dirigir esto ahora,
probablemente prescindiría de las sencillas motivaciones presentadas en el
escenario, y trataría de integrar el lugar en una campaña, dando a los PJ
razones más poderosas para adentrarse allí. Después de todo, ajustar un dungeon a las necesidades específicas de
una campaña, personalizando el papel del lugar dentro de la trama, es algo que
defienden muchos miembros de la OSR, con mucho tino, me parece a mí.
En fin, que es una ratonera
peligrosa para los PJ, que como se descuiden acaban como el fulano de la
portada –el broo no, el otro-, así que mejor si tienen una buena razón para
meterse en tamaño berenjenal.
Dentro de un tiempo tengo pensado adaptarlo a mi campaña, como bien dices en la parte final. Probablemente utilizaré los diversos encuentros un poco más repartidos (a modo de "sandbox") porque a mis jugadores no les gusta nada el mazmorreo puro y duro.
ResponderEliminarImagino que integrado en tu campaña y sistema, ¿verdad?. Pues entonces ya iré leyendo qué tal les va a tus jugadores en las Cuevas del Caos.
EliminarIncreíble portada. Para ver más del trabajo de este gran dibujante:
ResponderEliminarhttp://www.facebook.com/DasPastoras
Pues a mí las ilustraciones de Das Pastoras para Runequest nunca me terminaron de convencer. Sin duda debe ser un gran artista, y si no lo afirmo de forma más rotunda es sencillamente porque de dibujo y pintura entiendo más bien poco. Sí puedo decir que por lo general su estilo no es de mi gusto, especialmente en estas portadas de Runequest, aunque tiene algunos dibujos para otros trabajos que sí me han gustado. Reitero, hablo de simple gusto. Como dije, de dibujo y arte, no entiendo gran cosa.
ResponderEliminarPero vaya, que seguramente si la hubieran hecho un Richard Corben o un Moebius tampoco me hubieran convencido. Y aquí es a donde voy. Yo para una portada rolera prefiero un artista cuyo estilo plasme especialmente bien el entorno y los pequeños detalles, principalmente de indumentaria e impedimenta (¡¡ para eso hace falta ir vestido y equipado, claro :D !!). Por contra, no me suelen gustar los dibujos con movimiento, como sería este, con cuerpos en poses grotescas y objetos flotando, como si hubieramos parado el tiempo. A mí la antigua portada de RQ siempre me encantó,y es bastante estática. Respecto a la violencia y desnudez, pues para mí, despista, más que evoca. Y esa es la cuestión, y tú mismo lo has citado: este estilo es propio del cómic europeo de los años 80 y principios de los 90. ¿Resulta apropiado para ilustrar rol?... Pues es cuestión de gustos. A mí, no me convence. Pero igual es por lo inusitado que resulta. En cualquier caso, me quedo con la nueva ola de ilustradores desconocidos (o casi) que aparecen en libros como la Marca del Este o el Reino de la Sombra.
Pero reitero, es cuestión de gustos.
Tranquilo, tu opinión probablemente está en sintonía con la de la mayoría. Son más las veces que he oído despotricar contra el trabajo de Das Pastoras que las que he oído elogiarlo.
EliminarEn realidad, aunque a mí esta portada me gusta mucho, los que creo fueron sus mejores dibujos para Joc están en los suplementos de Sotrmbringer. Me refiero no a las portadas, sino a las ilustraciones interiores, de las cuales hay alguna magnífica, que además, quizá encajen mejor con tu concepción de lo que tiene que tener una buena ilustración en un manual o suplemento de rol.
Recuerdo que yo para evitar problemas con mi madre si veía la portada en cuestión, el mismo día que compré este suplemento lo "censuré" con una pegatina del logo de "Manga Films" que tapaba tanto la decapitación como el "rasgo caótico colgante" del broo.
ResponderEliminarYo lo siento, pero no hay ni una sola portada de Das Pastoras que me guste. Y la lástima es que las ilustraciones originales del RQ en inglés son generalmente excelentes. (La pareja de aventureros en las ruinas del básico, los jinetes del Genertela, el slarge de la Isla de los grifos...)
Yo tengo la teoría (muy subjetiva) de que las portadas de Das Pastoras hicieron daño a la publicidad del RQ, porque la verdad, comparadas con las de Larry Elmore para D&D, o con las de Angus McBride para MERP dejaban bastante que desear...
Pero hablando del módulo en cuestión nunca lo llegué a dirigir porque no encajaba con mi tipo de juego: demasiado orientado a PJs muy bestias (lo que en RQ es lo mismo que muy cargados de magia poderosa).
Pero me llamó la atención que entre los PNJs hay 2 (un mercader y un bandido, si no recuerdo mal) que tenían FUE 3 y TAM 18...siempre me pregunté si en realidad serían capaces de moverse....
Un saludo
PD: Me gusta mucho tu blog ;)
Bueno, en realidad la portada de Genertela no es de la edición original de Chaosium, sino de la edición francesa de Oriflam. Igual que muchas ilustraciones interiores, como esas tan buenas que ilustran diversos Héroes de Genertela.
EliminarSobre las portadas, comercialmente hablando, es muy posible que tengas razón. Un dibujo de un estilo más convencional, como Elmore o McBride tiene más tirón a la hora de atraer público. Das Pastoras fue una elección arriesgada, eso seguro.
No recordaba lo de los PNJ. Hace tantísimos años que la jugué -y eso fue, la jugué, no la dirigí- que, aunque leí después el libro, ese tipo de detalles se me olvidarían, o directamente no me daría cuenta en su momento. Quizá a los tipos esos los llevarían en una litera, o algo así, en plan Barón Harkonnen :D
Un saludo.
PD: Muchas gracias.
Pues a mi me encantaban las portadas de Das Pastoras. El diseño de los libros de JOC era un poco espartano, pero las ilustraciones siempre me parecieron muy buenas (las pocas que había) Das Pastoras me parecía brillante (especialmente adecuado para Stormbringer) y Monteys tampoco lo hacía mal. Lo que si hacían era salirse de lo que se estilaba en aquellos años (Imitar el estilo de los libros de TSR)
ResponderEliminarMonteys me gustaba bastante menos. Sus figuras tendían a estar poco proporcionadas, y las armas que blandían me daban la impresión de ser de gomaespuma. Pero reconozco que fue mejorando. Para cuando salió Eldarad ya tenía un estilo más pulido. Pero en fin, que aunque me encanta como humorista gráfico, nunca me pareció muy bueno a la hora de hacer un dibujo más "serio".
EliminarY sí, estoy de acuerdo en que Joc parecía deliberadamente ofrecer una estética distinta a la convencionalmente aceptada. Técnicamente, Das Pastoras no tendría nada que envidiar a otros ilustradores consagrados mucho más populares, pero su estilo, la composición de las ilustraciones, los colores empleados, o el vestuario de los personajes resultaba quizá demasiado extraño como para que se volviese realmente popular.
Pues recientemente acabamos de jugar este escenario. Aunque nosotros usamos las últimas reglas de RuneQuest.
ResponderEliminarPodéis leer una reseña de nuestras sesiones de juego en mi blog: https://eban666.wordpress.com/tag/runequest/