Definitivamente uno de mis autores favoritos en lo que al campo de la fantasía respecta, Robert Howard tiene, además del celebre Conan, una multitud de personajes similares. Todos ellos de menor éxito que el cimmerio, quien podría considerarse la versión más refinada del arquetipo que representan todos estos personajes. Sin embargo, el estilo de sus aventuras es muy similar, al punto de haber sido adaptadas prácticamente todas ellas al cómic, eso sí, en versiones protagonizadas por Conan.
Aunque hay otros personajes que comparten la característica del autoimpuesto rey de Aquilonia de pertenecer a un entorno prehistórico, como el Rey Kull o las diferentes identidades del protagonista del ciclo de las reencarnaciones, muchas de las creaciones de Howard se sitúan en períodos históricos. Bran Mak Morn, Turlogh O´Brien, Cormac Fitzgeoffrey o el sujeto de esta entrada: Cormac Mac Art.
Cormac Mac Art es un irlandés que vive sus andanzas durante finales del S. IV y principios del V, como parte de la tripulación danesa de Wulfhere el RomepeCráneos. En su barco, El Cuervo, viajan por las Islas Británicas, luchando contra noruegos, pictos y sajones. Y sí, todo eso ocurre siglos antes de que los escandinavos se dedicasen a pasar las vacaciones saqueando las costas de Inglaterra, Escocia e Irlanda, detalle que Howard pasó por alto o que no le importó lo más mínimo. Un buen ejemplo a seguir si alguien quiere retorcer mucho las cosas al establecer partidas de rol con un estilo similar en una Tierra Alternativa.
Cormac es prototípico en su descripción: Alto, moreno, piel bronceada, ojos azules, rostro de expresión torva marcado con cicatrices. Casi todos los antes mencionados entran en esta descripción. Psicológicamente, también son muy parecidos, excepto Conan, que no es no sólo de grandes melancolías, sino también de grandes alegrías. Un tipo al que le gusta vivir la vida, vamos. El resto son más bien gente de mal humor, exiliados, proscritos de sus clanes por algún asesinato cometido en un momento de ira. Es el caso de Cormac, que tras ser desterrado, pasó a convertirse en pirata, pero tras perder a su tripulación y su barco, se enroló en la tripulación del enorme Wulfhere.
Son cuatro las historias protagonizadas por este personaje: Los tigres del mar, Espadas del Mar del Norte, La noche del lobo y El templo de la abominación. La compilación original fue a cargo de Richard L. Tierney, escritor él mismo, autor de varias novelas de Espada y Brujería. Tierney se encargó de escribir el final de Los tigres del mar, historia inacabada por Howard. Y lo hace bien, imitando adecuadamente el estilo del tejano.
El libro se abre con una introducción, Acercamiento a la figura de Cormac Mac Art, donde Tierney compara varias de las creaciones Howardianas tan similares entre sí, y las motivaciones de Howard para ofrecer una descripción tan parecida de tantos de sus personajes. Una descripción idealizada de sí mismo, en realidad. Definitivamente, creo que de haber nacido unas décadas después, Robert E. Howard habría sido jugador de rol. Seguramente un director de juego impresionante (le gustaba declamar sus obras a grito pelado a medida que las iba escribiendo).
En la primera historia, Los tigres del mar, Cormac recibe el encargo de rescatar a la hermana de uno de los reyes britanos. Para ello, junto con la aguerrida tripulación de daneses, habrá de enfrentarse a otros nórdicos, además de tribus pictas.
Espadas del Mar del Norte presenta una lucha entre dos facciones de vikingos. En medio de todo, Cormac y Wulfhere tienen que unir fuerzas con alguien que en otras circunstancias podría ser su enemigo.
El intento de acabar con un antiguo enemigo mete a Cormac en graves problemas, al quedar atrapado en las tierras tomadas por una fuerza de vikingos a los pictos, quienes han reunido una poderosa horda con el fin de expulsar a los invasores que les han arrebatado sus tierras. Se trata de La noche del Lobo.
Hasta el momento, las historias son de carácter pseudohistórico, sin elementos sobrenaturales en sus tramas. Eso cambia con el último relato de esta antología, El templo de la abominación, que incluye hechiceros, restos de culturas prehumanas y poderosas maldiciones.
Las historias incluyen todos los elementos que se pueden esperar de Howard. Hay una gran dosis de violencia, escrita en el estilo apasionado que caracterizaba a su autor. Apenas hay hazaña que no esté fuera del alcance de Cormac, que es capaz de echarse a nadar desde un barco hasta la orilla cargado con sus armas y su cota de mallas (eso sí que es ser duro). Pero en serio, las descripciones son vívidas, los acontecimientos se desarrollan rápidamente. Las tramas son un tanto sencillas, pero los puntos fuertes de Howard son bien aprovechados aquí. He leído varias veces estas historias, y creo que, sin encontrarse entre las mejores, sí ocupan un digno puesto en el ranking personal del autor de Conan.
La presentación del libro ofrece una pobre imagen. ANS Editor, reza en las páginas interiores, junto al copyright, el único punto donde se puede encontrar la identidad de la editorial. No puedo asegurarlo, pero creo que detrás de este nombre se encuentraban las mismas personas que llevaban Pulp Ediciones, la editorial que unos años atrás fue centro de una fuerte polémica por publicar sin permiso (no pagar derechos de autor) obras de Fritz Leiber y otros autores muy codiciadas por otras editoriales más convencionales en sus métodos. Entendiendo por "convencional" el pagar a los escritores a quienes has encargado un libro, por poner un ejemplo.
El caso es que la presentación, como decía, parece más bien trabajo de aficionados. Tampoco es un libro caro, así que se puede disculpar ese punto. Fue publicado hace ya sus años, pero creo recordar que todavía es posible encontrar algún edición en tiendas online como Cyberdark.
Cormac es prototípico en su descripción: Alto, moreno, piel bronceada, ojos azules, rostro de expresión torva marcado con cicatrices. Casi todos los antes mencionados entran en esta descripción. Psicológicamente, también son muy parecidos, excepto Conan, que no es no sólo de grandes melancolías, sino también de grandes alegrías. Un tipo al que le gusta vivir la vida, vamos. El resto son más bien gente de mal humor, exiliados, proscritos de sus clanes por algún asesinato cometido en un momento de ira. Es el caso de Cormac, que tras ser desterrado, pasó a convertirse en pirata, pero tras perder a su tripulación y su barco, se enroló en la tripulación del enorme Wulfhere.
Son cuatro las historias protagonizadas por este personaje: Los tigres del mar, Espadas del Mar del Norte, La noche del lobo y El templo de la abominación. La compilación original fue a cargo de Richard L. Tierney, escritor él mismo, autor de varias novelas de Espada y Brujería. Tierney se encargó de escribir el final de Los tigres del mar, historia inacabada por Howard. Y lo hace bien, imitando adecuadamente el estilo del tejano.
El libro se abre con una introducción, Acercamiento a la figura de Cormac Mac Art, donde Tierney compara varias de las creaciones Howardianas tan similares entre sí, y las motivaciones de Howard para ofrecer una descripción tan parecida de tantos de sus personajes. Una descripción idealizada de sí mismo, en realidad. Definitivamente, creo que de haber nacido unas décadas después, Robert E. Howard habría sido jugador de rol. Seguramente un director de juego impresionante (le gustaba declamar sus obras a grito pelado a medida que las iba escribiendo).
En la primera historia, Los tigres del mar, Cormac recibe el encargo de rescatar a la hermana de uno de los reyes britanos. Para ello, junto con la aguerrida tripulación de daneses, habrá de enfrentarse a otros nórdicos, además de tribus pictas.
Espadas del Mar del Norte presenta una lucha entre dos facciones de vikingos. En medio de todo, Cormac y Wulfhere tienen que unir fuerzas con alguien que en otras circunstancias podría ser su enemigo.
El intento de acabar con un antiguo enemigo mete a Cormac en graves problemas, al quedar atrapado en las tierras tomadas por una fuerza de vikingos a los pictos, quienes han reunido una poderosa horda con el fin de expulsar a los invasores que les han arrebatado sus tierras. Se trata de La noche del Lobo.
Hasta el momento, las historias son de carácter pseudohistórico, sin elementos sobrenaturales en sus tramas. Eso cambia con el último relato de esta antología, El templo de la abominación, que incluye hechiceros, restos de culturas prehumanas y poderosas maldiciones.
Las historias incluyen todos los elementos que se pueden esperar de Howard. Hay una gran dosis de violencia, escrita en el estilo apasionado que caracterizaba a su autor. Apenas hay hazaña que no esté fuera del alcance de Cormac, que es capaz de echarse a nadar desde un barco hasta la orilla cargado con sus armas y su cota de mallas (eso sí que es ser duro). Pero en serio, las descripciones son vívidas, los acontecimientos se desarrollan rápidamente. Las tramas son un tanto sencillas, pero los puntos fuertes de Howard son bien aprovechados aquí. He leído varias veces estas historias, y creo que, sin encontrarse entre las mejores, sí ocupan un digno puesto en el ranking personal del autor de Conan.
La presentación del libro ofrece una pobre imagen. ANS Editor, reza en las páginas interiores, junto al copyright, el único punto donde se puede encontrar la identidad de la editorial. No puedo asegurarlo, pero creo que detrás de este nombre se encuentraban las mismas personas que llevaban Pulp Ediciones, la editorial que unos años atrás fue centro de una fuerte polémica por publicar sin permiso (no pagar derechos de autor) obras de Fritz Leiber y otros autores muy codiciadas por otras editoriales más convencionales en sus métodos. Entendiendo por "convencional" el pagar a los escritores a quienes has encargado un libro, por poner un ejemplo.
El caso es que la presentación, como decía, parece más bien trabajo de aficionados. Tampoco es un libro caro, así que se puede disculpar ese punto. Fue publicado hace ya sus años, pero creo recordar que todavía es posible encontrar algún edición en tiendas online como Cyberdark.
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