Haciendo un pequeño repaso a su
producción nacional, da la impresión de que a los británicos les gusta una
serie de características muy definidas en los juegos de rol. Por un lado, entre
sus títulos hay unos cuantos que tienen en común el hecho de presentar un mundo
más bien sucio y desagradable, pero con numerosos toques de humor negro, como
si no se tomaran muy en serio el asunto. Warhammer
Fantasy, sobre todo la primera edición, Dragon
Warriors, Slaine, o el título al
que se dedica esta entrada, Clockwork
& Chivalry, entran en esa categoría.
Por otro lado, hay que
reconocerles el mérito de ser los responsables de la aparición de tantos
títulos D100 de un tiempo a esta
parte. Quizá porque el sistema de juego se presta a emular el tipo de historias
de las que les hablaba arriba. Empezando con Mongoose, con Legend (el juego antes conocido como RuneQuest y RuneQuest II)
y la licencia bajo la que fue publicado. De esta licencia han salido otros
títulos, como OpenQuest, gran
influencia a su vez de Clockwork &
Chialry. Incluso RuneQuest 6 es
también, por lo que sé, un juego británico. En los tiempos en que la White Dwarf era una revista de verdad,
dedicada a los juegos de rol y no un catálogo de miniaturas, RuneQuest era un título importante allá
en las islas, rivalizando en popularidad incluso con el todopoderoso Dungeons & Dragons. Y lo trataban
con gran mimo, vean si no la reseña que no hace mucho apareció en La Marca del Este, mostrándonos un libro que, bueno, tengo cariño por mi viejo ejemplar de
Joc, pero la edición inglesa… para qué negarlo, le pega mil vueltas.
En fin, la cosa aquí es hablar
sobre Clockwork & Chivalry 2nd
Edition (Cakebread & Walton, 2011), de Peter Cakebread y Ken Walton. El
juego ha sido publicado en asociación con Cubicle 7, y cuenta ya con algunos
suplementos.
La primera edición de este juego
era en realidad una ambientación para RuneQuest II. Mongoose dio salida a
varios libros dedicados a esta línea; Un básico, que incluía todo lo necesario
para el entorno de campaña (sin reglas, recuerden), un companion del mismo, que
ampliaba la información (algo propio de Mongoose, eso de repartir datos
importantes entre varios libros), y las cuatro primeras partes de una extensa campaña.
Tras el carpetazo de Mongoose a RQII, los autores decidieron liarse la
manta a la cabeza, montaron su propia pequeña compañía y publicaron una nueva
edición, ahora como juego completo, con reglas propias, basándose en una
simplificación de las anteriores. Esta es la edición que tengo, y de la que les
hablo.
Temática
Clockwork & Chivalry (C&C a partir de ahora) está situado
en el S.XVII de una Tierra Alternativa. Aunque a primera vista muy parecido a
nuestro propio mundo, el de C&C se diferencia en varios aspectos
fundamentales: Para empezar, las leyes que rigen el funcionamiento del mundo no
son las de la física newtoniana, sino que se ha demostrado con certeza que la
verdad se encuentra en la teoría de los elementos. Todo y todos está compuesto
por Tierra, Aire, Fuego y Agua. En los seres humanos, los elementos son representados por los
cuatro humores. Y son las interacciones entre estos elementos lo que producen
los fenómenos físicos. Por ejemplo, como la Tierra es el elemento más pesado,
tiende a estar debajo del resto. Y la atracción entre cuerpos formados por un
mismo elemento es lo que explica que la materia, formada principalmente por
Tierra, caiga al suelo atraída por el mismo, no la gravedad.
Aquí, Copérnico y Galileo
confirmaron con sus observaciones astronómicas que nuestro planeta es el centro
del universo, y todos los demás cuerpos giran a su alrededor dentro de un
sistema solar que se encuentra en el interior de una esfera de cristal.
Con semejantes premisas no hay
que sorprenderse de que las tradiciones alquímicas funcionen, siendo los
alquimistas algo así como los científicos (pues sus hazañas se basan en el conocimiento
y manipulación de las leyes naturales de este mundo), capaces de producir
efectos impresionantes mediante sus conjuros, así como de invocar a
elementales, para que obren su voluntad.
Pues bien, en este mundo, ha estallado
la guerra civil en Inglaterra. El conflicto entre el rey y el parlamento, unido
a las fuertes tensiones religiosas ha desembocado en un conflicto bélico, de
forma muy parecida a la historia del mundo real. Los realistas cuentan con el
poder de la alquimia, pues la mayoría de sus practicantes son aristócratas,
debido a los gastos que requiere esta ciencia.
Los parlamentarios han encontrado
sus propias armas, un desarrollo de la tecnología de torsión (los mecanismos de
cuerda) llevada a cabo por una rama de alquimistas interesados en estos nuevos
descubrimientos. Han llevado tan lejos esta práctica que son capaces de
construir rudimentarias motocicletas e incluso vehículos acorazados parecidos a
carros blindados, además de muchos otros artefactos, a cual más extraño.
Ambas fuerzas se encontraron en
la Batalla de Naseby, cuyos resultados dejaron enmudecido a todo el país. Allí
se demostró el inmenso poder de las armas mecánicas (vehículos blindados de
varias toneladas peso arrollando formaciones de piqueros en una masacre
espantosa), y el resultado de usar, por primera vez a tan gran escala, la
alquimia (la caballería parlamentaria pereció sin poder luchar, ahogada en
pleno campo por las ondinas, los elementales de agua, o cocidos por las
salamandras, elementales del fuego). Al final, ambos ejércitos se retiraron del
campo de batalla, diezmados y conmocionados por la carnicería. Pero los
parlamentarios se llevaban prisionero a nada menos que al rey, al que juzgaron
de forma muy rápida y decapitaron pocos días después.
Toda la energía liberada en
Naseby por los alquimistas ha despertado a las criaturas míticas de antaño; los
dragones vuelven a la vida, igual que muchos otros seres considerados materia
de leyendas. Además, el escenario de la batalla y sus alrededores ha quedado
tan anegado en fuerza mágica que ahora es un lugar distorsionado, donde el
tejido de la realidad se vuelve caótico y maleable.
Después de la batalla, ambos
bandos sienten pocos deseos de volver a enfrentarse en una lucha en la que no pueden
asegurar su victoria, sólo una inmensa masacre. Así que la situación es la de
una débil tregua, con el país dividido entre los dos bandos, y una pequeña
porción de tierra aún en disputa, en la que se libra una guerra de trincheras.
Además, hay multitud de
conflictos menores que pueblan este período tan convulso. Las distintas
confesiones religiosas pugnan entre sí, del mismo modo en que lo hacen aquellos
que quieren cambiar la sociedad, de forma más o menos radical. Hay facciones
que abogan por la abolición de la nobleza, otros sólo quieren más libertad y
derechos para los plebeyos, y hay quien pretende una sociedad basada en
comunas, donde los bienes sean propiedad compartida entre todos.
Históricamente, el escenario es
extraordinariamente complejo, con tantísimas facciones y las relaciones que
éstas mantienen entre sí. El juego simplifica algo esta situación, pero aun así
la cantidad de temas tocados, a diferentes niveles de organización social, es
muy amplia. El tratamiento no es de buenos contra malos, sino de multitud de
matices de gris, con muchísima gente tratando de imponer su punto de vista, y
mucha más atrapada en medio, intentando sobrevivir a los horrores de la guerra.
En la campaña por defecto que
presenta el juego, los PJ no son partidarios de un único bando que tratan de
llevar la victoria a su campo. En su lugar, son gente de procedencia muy
diversa, con ideales a menudo enfrentados, que lucha por lograr que la tregua
dure, intentando alcanzar la paz por encima de los fanáticos que querrían
continuar la guerra hasta el final. Pueden mantener grandes diferencias entre
sí, pero se encuentran unidos por un interés mayor, con ciertos apoyos en ambos
bandos. La campaña oficial tiene comienzo pocos meses después de Naseby, en las navidades de 1645.
Forma
C&C es un libro considerable, de 400 páginas. Encuadernado en
tapa dura, con el lomo redondeado, un detalle que me gusta. Quien haya visto Legends of Anglerre o Starblazer puede saber que el libro
tiene unos valores de producción similares, el mismo tipo de papel, grueso y
poroso, el tamaño de letra, etc. En blanco y negro, eso sí.
El trabajo de maquetación es
principalmente correcto, pero hay un par de capítulos en los que la cantidad de
espacios en blanco resulta frustrante. Cuando se presentan las profesiones y
las facciones, éstas no comparten nunca página, aunque eso signifique que tres
cuartos de la misma queden desaprovechados. En realidad, el resultado final
hace que se desperdicie una superficie de quizá quince o veinte páginas, pero
mientras se van pasando hojas, da la impresión de que sean más, lo que molesta
bastante.
Las ilustraciones no son el punto
fuerte de este juego, eso hay que reconocerlo. El autor, Tim Rigby, no es que
sea malo, pues los rostros le suelen quedar bien, y es capaz de lograr mucha
variedad en los mismos. Hace un trabajo aceptable imitando los grabados de la
época, dibujos sencillos que evocan el ambiente histórico. Pero donde falla es
a la hora de presentar los temas más anómalos del juego; si bien las criaturas
del bestiario no me merecen críticas, me parece que su trabajo es muy
deficiente cuando tiene que mostrar los artefactos de cuerda o los logros de
los alquimistas. Y es una lástima, porque son puntos de gran importancia en el
juego. La portada es un diseño sencillo y elegante, como se puede apreciar
arriba.
Contenido
Bueno, los capítulos se distribuyen
de la forma acostumbrada. Tras la acostumbrada introducción al juego y su
entorno, los tres primeros se dedican a la creación de PJ: Uno para las reglas,
y los otros dos para describir las profesiones presentes y las facciones
disponibles, que son muchas en ambos casos.
Una cosa que no me gustó es que
las profesiones están absolutamente desequilibradas; Un artesano gana +20% para
su Artesanía, +5% a Influenciar y +5% a Persistencia, y ya está. Mientras que
un soldado recibe +20% para Atletismo, +5% a Esquivar, +5% a Resistencia, y
+10% a dos habilidades a escoger entre las disponibles para armas. Hasta donde
he podido encontrar, no hay compensación por ningún lado. Simplemente, algunas
profesiones son más ventajosas que otras.
Todo PJ debe pertenecer a una
facción, aunque sea una motivación egoísta (Codicia, o proteger a la familia),
que pese a no tratarse de facciones propiamente dichas, se mueven por las
mismas reglas. Cada facción tiene una puntuación de Celo, que indica el grado
de compromiso del PJ con sus ideales, desde alguien que no se lo tome muy en
serio a un verdadero fanático. El Celo puede ser empleado de forma similar a
las Pasiones de RuneQuest 6,
aumentando habilidades en momentos oportunos, pero cuidado, un Celo demasiado
alto vuelve al PJ un fanático, y puede llegar a tener que ser apartado del
juego debido a su estrechez de miras. Y su puntuación puede cambiar con
acontecimientos de los escenarios jugados, o mediante discusiones con gente de
ideales diferentes. Alguien puede salir fortalecido de tales debates,
reafirmado en sus ideas, pero también puede terminar cuestionando sus propias
creencias, incluso abandonándolas para abrazar una nueva causa.
El siguiente capítulo, una explicación
de las habilidades. Las bases de las mismas se calculan como en RQ6, la suma de dos características o
una característica multiplicada por dos. Las habilidades de armas se dividen en
categorías muy amplias: Armas cuerpo a cuerpo, de asta, de fuego, a distancia,
combate desarmado.
Después, el capítulo dedicado al
combate. Muy sencillo, similar al de OpenQuest.
No hay localizaciones de golpe, todo el mundo tiene dos acciones. Se puede
sobrevivir a graves heridas, pero a menudo con secuelas que pueden ser muy
desagradables. Hay Puntos de Héroe que dan un poco de cancha en los combates,
pero aun así, la tónica sigue siendo la misma que en los demás juegos D100; si
te pones a luchar, sabes que te la estás jugando. Incluso un rival inepto puede
tener un momento de suerte y mandarte a criar malvas con una tirada afortunada.
Un capítulo de reglas y sistemas,
para detallar las cosas de la vida. Desde la experiencia, el daño por causas
naturales, el envejecimiento, enfermedades, venenos, viajes, etc.
Los tres capítulos siguientes se
dedican a cada uno de los tipos de “poderes” (es un decir, en el caso de la mecánica)
presentes en el juego: La alquimia, la brujería y la tecnología de torsión. Alquimia
y brujería emplean una mecánica común básica, con algunas diferencias entre ambos
sistemas.
Para lograr sus conjuros e
invocaciones, los alquimistas deben elaborar primero Piedras Filosofales, las
esferas de materia en la que se condensa el poder que emplean como combustible
para sus efectos. Es decir, no gastan sus propios Puntos Mágicos, sino que
necesitan crear estas matrices como recurso para la magia. La creación de
Piedras Filosofales puede llegar a ser peligrosa, con toda una tabla llena de
desastres para usar en caso de pifias a la hora de emplear el laboratorio de
alquimista.
La brujería se divide en los
poderes ostentados por los hombres sabios y las curanderas de pueblo, que
resultan útiles, pero muy limitados, o la magia manejada por los adoradores de
Satán, que resultan mucho más poderosos, pero probablemente limitada a los PNJ.
Es una magia potente, pero su ejecución requiere de rituales e ingredientes
concretos, o incluso de aquelarres, en los que varias brujas colaboran sumando sus fuerzas para lograr un efecto especialmente poderoso. Recuerda mucho a la forma en que se emplea la magia en Aquelarre. Y por cierto, aunque los
practicantes son adoradores del demonio, no hay referencias explícitas a la
existencia del mismo. Sus poderes podrían provenir de fuentes completamente
distintas.
El capítulo dedicado a la
tecnología de torsión cubre la forma en que se pueden llevar a cabo los diseños
de nuevos artefactos, la dificultad que entraña su fabricación (de nuevo con un
sistema de pifias para ver qué le pasa al que mete la pata trabajando con
maquinaria potente y delicada. Diversión asegurada), y las formas de conseguir
financiación para construir estas cosas, que suelen ser muy caras, y se
requiere de algún tipo de mecenas. Eso si uno no se quiere unir al batallón
mecánico de Cromwell, (los Ironsides)
y trabajar para el estado.
El siguiente capítulo se dedica
al entorno. La sociedad de Inglaterra y Escocia en la época es someramente repasada, así
como la situación inicial en el momento de comenzar las partidas. La
información no es demasiada, pero suficiente para comenzar. Y si alguien se
anima a documentarse sobre el tema, que tenga cuidado. Puede perderse con
facilidad en la cantidad de información disponible sobre un estado de cosas
realmente revuelto.
Después, viene un bestiario, con
las criaturas que más o menos puede esperarse de un entorno de fantasía, aunque
sea un tanto atípico, como lo es éste. No es demasiado extenso, pero tampoco lo requiere, el grado de fantasía de este mundo no es precisamente el de D&D o Glorantha.
El consabido capítulo con consejos
y recursos para el DJ, y dos módulos introductorios bastante interesantes. Uno
de ellos es una historia completamente independiente, el otro es un prólogo a
la campaña Kingdom & Commonwealth.
Personajes pregenerados de
ejemplo, recopilación de tablas, bibliografía y filmografía recomendadas, índice de contenidos
y hoja de PJ finalizan el libro. Bueno, está la licencia OGL, a la que se
adscribe el sistema de reglas, no así la ambientación. El juego suma los textos de la primera edición y de su companion, además del sistema de brujería, que apareció originalmente en una de las partes de la campaña. Todo ello da lugar a un manual muy completo.
Resultado
En general, el juego me gustó.
Hay deficiencias, como la descompensación de las profesiones, pero es algo fácilmente
solucionable. El sistema es extrapolable a muchos otros entornos, de hecho
Cakebread & Walton ha publicado un manual genérico con estas mismas reglas, Renaissance de Luxe. Recomendado para
quienes encuentren pesada la complejidad de reglas de RuneQuest, o incluso de Basic
RolePlaying, o al menos quieran darse un respiro de las mismas por un
tiempo. Y con pólvora.
El entorno, aunque sumamente interesante, es quizá, demasiado especializado. Algo parecido a lo que ocurre con Aquelarre, que es un juego tan de aquí que a gente de otros países les puede costar aprehender la ambientación. En cualquier caso, C&C me ha gustado.
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