lunes, 2 de junio de 2014

El camino de los reyes, de Brandon Sanderson

Esta es la primera parte de La Guerra de las Tormentas, la que aparenta ser la saga más ambiciosa hasta la fecha de las escritas por Sanderson. Una vez terminada la trilogía Nacidos de la Bruma, y con algunas novelas cortas de por medio, así como el encargo de concluir La Rueda del Tiempo, Sanderson publicó esta primera entrega de una historia que contiene todos los tópicos y los temas recurrentes en este autor.

La tirada de este libro realizada por Ediciones B tuvo, lamentablemente, algunas erratas y errores de edición que quitan algo de brillo a la que, en justicia, es una edición espectacular. La novela cuenta no sólo con los consabidos mapas típicos de casi cualquier obra de fantasía, sino también con ilustraciones, que en su mayoría representan los bocetos que realiza uno de los personajes principales de la historia. En fin, en realidad los errores no son para tanto -leyendo algunas cosas que se escribieron al respecto, uno parece pensar que el libro estaba literalemente plagado por incontables errores gravísimos- pero para qué decir lo contrario, no le viene bien a la lectura encontrarse con según qué cosas

¿La historia? Un mundo con un medioambiente extremadamente hostíl, una región en la que la gente debe vivir teniendo a mano algún refugio por si surge el caso de una tormenta. Pues la violencia de estas es tal que la exposición a una es sentencia de muerte.

Sin embargo, las tormentas traen algo bueno. Las gemas que se exponen a las mismas son "cargadas" con una energía que les permite no sólo irradiar luz, sino hacer funcionar algunos artefactos digamos, mágicos. Y aquí es donde encontramos uno de los temas propios de Sanderson. La configuración de un sistema de magia temática -en este caso basado en la luz- que permite producir una serie limitada de efectos, de un modo que su técnica resulta comprensible para el lector. No es un sistema de magia en el que sus usuarios puedan sacarse de la manga cualquier cosa. Tiene reglas, y su uso puede conllevar un precio. Igual que en Nacidos de la Bruma, El Aliento de los Dioses, o Elantris.

Uno de los usos más extendidos en el libro es la creación de ciertas armaduras que portan los nobles más poderosos. Unas armaduras enormes, extremadamente pesadas, pero que cuando sus gemas están cargadas, proporcionan una enorme fuerza a su poseedor, a la vez que le protege contra casi cualquier ataque.

Y ahí tenemos otro de los lugares comunes de Sanderson. La acción espectacular, llena de proezas sobrehumanas. Unas escenas que más parecen propias del género de superhéroes, en las que los combatientes saltan enormes distancias, o combaten con éxito contra hordas de enemigos gracias a sus poderes. Y no sólo a los de las armaduras, sino a ciertas habilidades que unos pocos -muy pocos- humanos poseen, y cuya existencia se va desvelando en este primer libro.

Las diferentes tramas cuentan con varios protagonistas. El principal de ellos, un joven soldado reducido a la condición de esclavo, destinado a una unidad de porteadores destacada por la escasa esperanza de vida -medida en días- de sus componentes. Su historia, y cómo ha llegado a esto, es algo que vamos descubriendo de forma paralela a sus esfuerzos por mantenerse con vida, a sí mismo y a sus compañeros, en medio de la guerra en la que son usados como recurso barato y abundante.

Otro de los protagonistas es precisamente uno de los nobles que dirigen esa guerra, un hombre de honor que intenta mantenerse fiel a la última voluntad de su rey, y actuar como consejero del actual monarca. Pero está comenzando a tener extrañas visiones, en las que se le muestran sucesos del pasado de la mano de una voz que, está comenzando a pensar, es la de Dios.

Este es el tercero de los tópicos de Sanderson. La exploración de la fe, de lo que se puede estar dispuesto a hacer por ella, de mantenerla o perderla. Sanderson es mormón, lo que implica fuertes convicciones religiosas. Eso es algo que siempre me hace desconfiar de un escritor. Pero hasta el momento, y he leído varios de sus libros, nunca me ha dado la impresión de estar leyendo algo que podría considerar como apología religiosa. 

Hay más personajes y más tramas. Una joven de la nobleza, que aspira a convertirse en la alumna de una reputada erudita -hija del noble mencionado anteriormente- que se encuentra de lleno con un nido de intrigas palaciegas con las que lidiar a la vez que intenta convencer de su propia valía a la que espera convertir en su mentora.

El mundo que describe Sanderson es algo familiar para el lector habituado a la fantasía, y a la vez lleno de detalles exóticos, tanto geográficos como sociales, o incluso de índole más extraña. El resultado es un mundo que no se aleja mucho de la zona de comodidad de la fantasía tradicional, pero la salpica de detalles novedosos.

Un volumen enorme, que supera las mil páginas -y sólo es la primera parte-, pero de nuevo, la lectura se vuelve rápida. La prosa de Sanderson es buena, ágil, sin florituras pero también sin la simpleza de un bestseller o una mala novela de franquicia. Yo me lo pasé bien con este libro.

10 comentarios:

  1. Magnífica reseña. Particularmente por haberte fijado en esos elementos comunes en la trayectoria del autor.

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    1. Gracias, aunque la verdad es que esos puntos comunes son muy evidentes, son muy fáciles de reconocer.

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  2. Um... Me llevan mucho tiempo recomendando a Sanderson y has dicho ciertas cosas que me atraen, así que supongo que empezaré por Nacidos de la Bruma.

    Eso sí, lo que sea mormón no me parece algo malo (a mí, claro). Siempre es curioso ver cómo se expresa la fe de otra gente. Estoy esperando el día en que haya libros de fantasía escritos por un musulmán confeso. Estaría curioso ver cómo se acerca al tema de las divinidades y demás. Pero bueno, en esto es que soy un poco raro...

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    1. Admito que es un prejuicio por mi parte. Cada vez que leo otro libro de este autor, me temo que vaya a cruzar la línea en el aspecto religioso. Pero eso nunca ha pasado, y he disfrutado todas sus novelas. Me pasa algo parecido con Tim Powers. La cosa tiene que ver más con el hecho de que sean muy religiosos, más que con su adhesión a una confesión concreta.

      Para lo que comentas que tienes curiosidad, prueba a echar un vistazo a las novelas de Saladin Ahmed. Igual te llevas una sorpresa.

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  3. Lo que más hecho de menos de la edición, a parte de los grabes errores ortográficos, es que no compraran la portada de Michael Whelan. Lo curioso es que en la introducción Sanderson habla de lo contento que está con la portada... y nosotros tenemos otra. Es un fallo menor.

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    1. Vaya, pues eso sí que es una lástima, con lo bueno que es Whelan.

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  4. Acabo de ver que han sacado la segunda parte en inglés (Words of Radiance). A ver si tengo algo de tiempo y lo leo.

    Un saludo

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    1. Pues ya me contarás que te parece :).

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    2. Estoy por terminar este libro y la verdad que, al principio me arrepenti de haberlo comprado, la historia me gusta, y ahora se esta poniendo interesante. Pero no puedo evitar odiar a los protagonistas, sobre todo a Kaladin y Dalinar, estos 2 me cayeron muy mal desde que los conoci a fondo. Kaladin por ser un idealista lloron que lamenta ser esclavo, cuando en realidad el se gano au condicion al rechazar el poder de una espada esquirlada, cuando leei esa parte no pude comprender lo idiota que fue el personaje que por algo tan estupido como el "honor" termino haciendo que maten a todos sus amigos, si el aceptaba tal poder podria haberlo usado para cambiar las cosas, pero el idiota prefirio la senda "honorable y justa", pff. Y Dalinar, se gano mi odio por ser un viejo anticuado y ridiculo que arruina la vida de sus hijos con esa estupidez de los codigos, me parece bien que busque unir Alekzar y derrotar a los Parshendi de una vez, pero al parecer el muy idiota cree que con " honor y nobleza" va a conseguir tal objetivo cuando en realidad es imposible, ademas de que el muy estupido no fue capaz de ver la traicion de Sadeas. Para ser sincero prefiero a personajes como Seth, Sadeas, Jasnah y Adolin como protagonistas y no Kaladin y Dalinar.

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    3. A mí no me cayeron tan mal, la verdad. Pero supongo que ni Kaladin ni Dalimar son el tipo de personajes que uno encontraría en novelas del tipo de Canción de Hielo y Fuego, excepto para ser ridiculizado.

      De todos modos, en las novelas de Sanderson lo habitual es que los protagonistas sean personas que tratan de hacer lo correcto, incluso cuando eso no resulta demasiado práctico.

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