domingo, 2 de marzo de 2014

Los diez mil, de Paul Kearney

La experiencia de la publicación mediante una fórmula de mecenazgo de los últimos volúmenes de Las Monarquías de Dios parece haber animado a la editorial Alamut a repetir con una nueva entrega del buen hacer de Paul Kearney. En este caso, la Trilogía de los Macht (Alamut, 2013), el primero de los cuales, Los diez mil, es el tema que ocupa estas líneas.

Este libro no es sino una novelización en clave de fantasía (aunque quizá no tanto) de la Anábasis de Jenofonte. El desarrollo de acontecimientos es básicamente el mismo que en el episodio histórico, aunque con algunos cambios, que implican sobre todo a los personajes protagonistas, el rol que ocupan en la historia y su actitud ante las situaciones que viven.

Para entrar en situación: Los macht son un pueblo que viven en un pequeño rincón del mundo conocido. Una gente dura, que tienen que habitar una tierra pobre, que se divide en una multitud de ciudades estado, que guerrean constantemente entre sí. Al este, cruzando apenas un pequeño estrecho, se encuentra el enorme imperio de los kefren, una tierra muy rica, poblada por una gran diversidad de pueblos diferentes, a la que los macht contemplan con una mezcla de envidia por su riqueza y desprecio por sus modos decadentes.

Rictus, el protagonista de esta historia, es un guerrero que ha sobrevivido a la destrucción de su ciudad natal, una suerte de Esparta (que, en el mundo de Kuf, ha llevado la peor parte en el equivalente a la Guerra del Peloponeso). Apátrida en una tierra donde la pertenencia a un grupo es algo extremadamente importante, Rictus se une a una tropa mercenaria, justo en el momento en que esta fuerza se está uniendo a muchísimas otras para dar inicio al mayor contrato del que se tiene memoria; El hermano del emperador kefren desea contratar semejante hueste para usarla como punta de lanza en su asalto al trono imperial.

Durante los primeros capítulos, nada parece indicarnos que, aunque estemos ante una novela situada en un mundo ficticio, éste no contiene elementos verdaderamente diferenciadores de los de nuestro propio mundo. Pero poco a poco esto se nos va desvelando; Las misteriosas armaduras negras exclusivas de los macht, que tienen como su mayor tesoro cultural, o la naturaleza de los pueblos que habitan en el imperio de los kefren. Al principio, los comentarios que se dejan caer en los diálogos de los macht hace pensar en la clásica xenofobia -los del otro lado de la frontera no son como nosotros y todo eso-, pero es que realmente, los kefren son diferentes, y entonces uno se da cuenta de que "macht" es, en cierto modo, sinónimo de "humano".

Sin embargo, aun con toda esta carga, no me adelantaría a etiquetar Los diez mil como novela de fantasía. De forma parecida a lo que me ocurrió al leer Sólo el Acero, de Richard Morgan, el libro de Paul Kearney presenta estos componentes más ficticios como algo que podría ser fantasía, pero igualmente podría tratarse de ciencia ficción.

Como ya demostró en Las Monarquías de Dios, al autor se le da muy bien la narración bélica, y la descripción del horror y miseria que rodea una guerra, sobre todo para los civiles. Por ejemplo, el caso de una batalla descrita desde la perspectiva de un hoplita situado en la tercera o cuarta línea de la falange, donde poco más se puede hacer que mantenerse en su puesto y moverse cómo y cuándo se le ordena, mientras ignora la mayor parte de lo que ocurre en el frente. Son luchas en las que hay heroismo y un componente épico, pero también crudeza y muertes carentes de significado.

Ojalá se le dieran tan bien a Kearney los personajes. Quizá es por la brevedad de la novela, o porque pretende, en cierto modo, emular el estilo de la obra en la que está inspirada, pero la mayoría de protagonistas son muy planos. Hay ocasionales destellos brillantes, pasajes que arrojan mucha luz sobre el carácter de alguno de los protagonistas, que compensa hasta cierto punto la descripción más bien plana que suele acompañarles. Al menos Rictus sí recibe un mejor trato, pero no deja de haber momentos en los que algún gesto suyo parece extraño, contradictorio con lo que el lector sabe hasta el momento de ese personaje.

Al parecer, la trilogía de la que forma parte Los diez mil lo es realmente. Trilogía, quiero decir. Cada una de las novelas es una historia completamente distinta, separada por el tiempo. Corvus, la segunda entrega, parece estar situada varias décadas después del final de la primera.

En fin, creo que no es la mejor novela del autor que he leído -alguna de las partes de Las Monarquías de Dios, también con mucho componente bélico, mostraba a sus personajes con mayor profundidad- pero eso dista de querer decir que no sea una lectura entretenida, y una novela bien escrita.

2 comentarios:

  1. Muy buen aporte, me ha gustado mucho. Terminé Las Monarquías hace ya algunas semanas y he de decir que me gustó mucho el estilo de Paul Kearney. Tuve durante mucho tiempo el libro de El viaje de Hawkwood sin tocar. Cuando por fin empecé a leerlo me di cuenta de mi error. Este primer volumen de la trilogía de los Macht, me lo ha pasado un amigo hace poco, espero poder leerlo pronto y poder comentar. Un abrazo.

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    1. Desde luego, Kearney es un buen autor, que merece ser nombrado junto a otros escritores de su generación, como Abercrombie, Rothfuss o Scott Bakker. Espero que su presencia entre la oferta literia en España quede algo más afianzada después de la publicación de esta nueva trilogía.

      Un saludo.

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