martes, 12 de agosto de 2014

En costas extrañas, de Tim Powers

Publicado originalmente en 1987, y en España primero por Martínez Roca para la colección Gran Fantasy en 1990, y en 2010 por Gigamesh. La edición que tengo es la de Martínez Roca, pero imagino que la de Gigamesh hace uso de la misma traducción, de Cristina Macía.

En 1718, un joven inglés llamado John Chandagnac, se dirige a su nueva vida en las colonias, cuando su barco es asaltado por piratas. John es capturado, y antes de que se de cuenta, comienza a formar parte de la tripulación de ladrones y cortagargantas, su camino cruzado con el de uno de los piratas de más terrible reputación de todos los mares.

La aventura del joven, ahora rebautizado como Jack Shandy, tiene, por supuesto, el sello característico de la fantasía de Powers. El vudú se mezcla con tradiciones aún más antiguas, pero también con ese tipo de rituales informales y prácticos que suelen aparecer en las novelas de este autor. 

Y a medida que la trama se va desentrañando, la presencia de las entidades sobrenaturales va permeando cada vez más la vida del joven protagonista.

Esto último resulta atípico en la obra de Tim Powers. No lo de la creciente presencia de la magia, sino el hecho de que el personaje principal se encuentre en su juventud. Lo habitual en sus novelas es que el protagonista sea un hombre de edad madura, de unos cuarenta años ya cumplidos. Un veterano con cicatrices, y una visión casi fatalista de la vida. Alguien que, aunque puede que nunca haya tenido una experiencia con lo sobrenatural y el peligro, sí ha sufrido lo bastante como para afrontar estas novedades con cierto estoicismo.

De hecho, de las novelas de Powers que he leído, sólo En costas extrañas y La fuerza de su mirada cuentan con un jovenzuelo como centro de la historia. 

Lo que Jack Shandy sí posee, y es también un rasgo característico de los personajes de Powers, es ese estoicismo que le hace aceptar los acontecimientos con los que se encuentra, por extraños que estos sean. Una actitud de una credibilidad tal vez discutible, pero de un valor innegable a la hora de hacer avanzar la trama. Parece que después de Esencia oscura, el autor decidió saltarse la "fase de negación" tan habitual en las historias en las que alguien completamente mundano descubre la existencia de lo sobrenatural. A partir de esa primera novela, todos los protagonistas posteriores, jóvenes o no, exhiben un comportamiento similar cuando se dan estos casos.

Y, bueno, no hay que olvidar que, además de todo el entramado mágico presente, también se trata de una historia de piratas. Detalles pintorescos y bien documentados sobre la vida y costumbres de estas gentes, escenas de duelos a espada, persecuciones y combates navales, y grandes muestras de astucia, ingenio y osadía -y demostraciones de crueldad por parte de los villanos-, detalles que impiden que olvidemos que el folletín de aventuras también es una influencia a tener en cuenta en este libro.

Es una lectura más sencilla que La fuerza de su mirada, Declara, o La última partida. No de inferior calidad, pero sí con un mayor énfasis en la acción y la aventura. Amena, muy entretenida, con una trama inteligente y perfectamente hilvanada dentro de acontecimientos históricos reales -marca del autor, esto último-; Como todas las de Powers, la he leído más de una vez, y este autor sigue estando, después de tanto tiempo, entre mis favoritos.

Un último detalle. La cuarta película de Piratas del Caribe tiene un guión vagamente basado en esta novela. No fue promocionada como tal, pues este autor no tiene la popularidad necesaria para que la publicidad de una superproducción se base en su prestigio. Por otra parte, casi que mejor. La película me pareció un bodrio aburridísimo, y aunque hay algunas pinceladas reminiscentes del libro, en absoluto se trata de una adaptación. Es que no se explica, con la sequía de originalidad que hay en Hollywood, y la forma en que desprecian la enorme reserva de buenas novelas de las que echar mano para ser fielmente adaptadas. Pero nada, se empeñan en limitarse a usar un nombre, picar un poco de aquí y allá, y acabar con un resultado deleznable.

13 comentarios:

  1. Es que Hollywood ahora mismo esta totalmente volcado en crear productos económicamente rentables, sin tener en cuenta nada más. Las peliculas tratan de alcanzar a la mayor audiencia posible para hacer tambien la mayor caja posible, lo que pasa por conseguir el famoso PG 13, que no se habia logrado jamas adaptando la novela tal cual

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    1. Recaudación de taquilla, más merchandising, más la promoción de alguna nueva atracción en los parques de Disney, son los principales objetivos a la hora de hacer una película de estas. Sí, soy consciente de ello.

      Por una parte, no creo una calificación por edades deba suponer sacrificar un guión inteligente. Encontraría aceptable que se rebajase un tanto el contenido de violencia de la novela para volverlo apto para el público más joven -tampoco es que Powers sea igual que Martin o Abercrombie, precisamente-, pero sí, tiene sus momentos escabrosillos-, pero es que películas como aquella tratan al público como si fuese tonto de remate.

      Un saludo.

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  2. La ví y ciertamente era penosilla, pero al menos era mejor que la tercera la cual es absolutamente... bueno, no tengo palabras.

    Al menos en la cuarta le daban más cancha a Barbossa, el cual con creces supera en interes al cansino Sparrow y los españoles eran los buenos de la historia.

    Nos estubimos riendo media hora con las escenas "¿pero a quien han puesto de vigia? ¿al ciego?" como en la que cerca del principio alguien grita "¡barco a la vista!" y en ese momento enfocan por la borda el barco español a un tiro de mosquete haciendo pose en cubierta en plan "pasamos de todo".

    ¿Tecnicas de sigilo nauticas?

    O al final, en la que está todo el grupo de piratas en la fuente de la eterna juventud y llega el contingente español lanza en ristre sin que nadie se diese cuenta de nada.

    Por otra parte en costas extrañas es mi libro preferido de Powers debido a su temática y el único que tengo firmado.

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    1. Pues sí, la tercera es sin duda la peor: Además de un guión bastante penoso, fuerza la suspensión de la incredulidad hasta puntos que se encuentran más allá de mis límites. Esa lucha balanceándose de cuerdas que cuelgan no se sabe bien de donde pudo conmigo.

      En la cuarta el tema de los españoles queda un poco raro. Al final, llegan, se cargan la fuente, y se largan. Les faltaba dar los buenos días a modo de despedida mientras se piraban.

      Y el barco, no sé... Igual eran españoles-romulanos, y tenían un sistema de camuflaje incorporado en la nave. A saber.

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  3. "De hecho, de las novelas de Powers que he leído, sólo En costas extrañas y La fuerza de su mirada cuentan con un jovenzuelo como centro de la historia."

    No te olvides que en Declara comienza con nuestro protagonista siendo un niño y hay muchas escenas de su aprendizaje en la India ;)

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    1. No lo olvido. Estuve pensando si debería incluir Declara junto a esas otras dos, porque hay argumentos para ello, pero creo que en definitiva, el Andrew Hale maduro tiene más peso que el joven, cuya historia sirve para explicar el punto de partida del personaje al inicio de la novela.

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  4. Don no recuerdo a ningun jovencito es en "La Fuerza de su Mirada". El prota cirujano naval es bastante talludito, el unico jovenzuelo que recuerdo por ahi es Keats.

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    1. Pues debe de ser como dices, y la memoria me habrá jugado otra mala pasada, pues recordaba a Michael Crawford como alguien más joven. En fin, eso vuelve todavía más fuera de lo habitual en la obra de Powers a Jack Shandy.

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    2. La verdad es que yo no recuerdo su edad, solo que la novela empezaba con su boda. Eso si, al final termina bastante cascado.

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    3. Sí, pero es que el epílogo tiene lugar como treinta años después del último capítulo. Es normal que esté bastante mayorcito para entonces :).

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    4. Más bien pensaba en todo lo que le pasa por medio, en el epílogo casi se le ve lozano, después de tanta penalidad.

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    5. Si, los protagonistas de las novelas de Powers suelen acabar hechos unos zorros, a menudo incluso por su propia mano, con momentos en los que deciden autolesionarse por alguna razón ;).

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    6. Precisamente, ese fue uno de los momentos que más me impresionó de La Fuerza de su Mirada.

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