jueves, 30 de mayo de 2019

Decorado para las aventuras

Escena de una partida dirigida en Diciembre, ambientada en el mundo de Xoth.
Leyendo el reciente Mythras Companion, lo primero que encuentras son las reglas de combate táctico, que es una manera elegante de referirse al empleo de monigotes para representar el desarrollo de una pelea.

Son unas reglas extraídas de Classic Fantasy, en las que el sistema de combate empleado por defecto es este -nada impide, en realidad, utilizar las reglas del manual básico-, y como resulta que hace ya unas cuantas semanas que estoy dirigiendo una nueva campaña que hace uso de este suplemento, es algo que tengo bastante presente.

Hace ya unos cuantos años escribí una entrada relativa al empleo de miniaturas en los juegos de rol. El contenido de esa entrada se podría resumir en dos puntos: primero, me encantan las miniaturas y poder verlas en la mesa de juego y, en segundo lugar, me fastidia cuando el sistema de combate con minis fagocita la atención de los jugadores, haciéndoles menos conscientes de la situación descrita que de las casillas de una pulgada de lado.

No he cambiado en esa postura. Todavía siento esa tensión entre dos perspectivas difícilmente reconciliables. Me gusta usar miniaturas, no me gustan las consecuencias de ese empleo. En lo que se refiere a Mythras, eso ha terminado por significar que, cuando dirijo con las reglas del manual básico, casi nunca empleo miniaturas y cuando lo hago no presto apenas atención a las retículas, me limito a representar la situación sin excesivo detalle.  Pero cuando utilizo las reglas de Classic Fantasy, casi siempre las pongo sobre la mesa, y esta vez sí, con todo el peso de las reglas dedicadas al combate táctico.

Bueno, el caso es que, ya que en ciertos momentos me gusta emplear miniaturas, intento hacer la representación cada vez más cuidada. La primera vez fue con mis primeras partidas jugadas, usando minis y escenografía del juego de tablero Heroquest para representar situaciones en los escenarios de Apple Lane. Cuando, más adelante, ya me puse a dirigir yo, los primeros pasos en el empleo de este tipo de decorados fueron con AD&D y la revista Dragón. En el primer número de esa publicación, cuando los tiempode Zinco, a propósito de uno de los escenarios, La Fuente de la salud, se incluyó un desplegable que representaba todo el dungeon. Recuerdo que me tocó recortar unos cuantos folios para ir cubriendo secciones del mismo que iba revelando a medida que los PJ se adentraban en el lugar. Todavía conservo el mapa -y la revista-, junto con alguno más que apareció en un número posterior, que mostraba el interior de una taberna con un ring.

Algunos suplementos de AD&D también contaban con pequeños planos con retícula que representaban localizaciones muy concretas dentro de algún dungeon -creo que eso tenía que ver con las reglas ofrecidas en los Player´s Options, en los últimos tiempos de aquella edición del juego- algunos de esos planos terminé por emplearlos cuando dirigí The Rod of Seven Parts, que traía varios,  pero no los usé todos, y eso que la dirigí usando las reglas ya de D&D3. Lo que pasa es que a las minis les daba el mismo uso que les había dado en AD&D; representación, pero sin entrar del todo en las reglas de movimiento, ataques de oportunidad y demás.

Comencé a usar en serio esto de las miniaturas y el battlemat cuando empecé a dirigir con Pathfinder por 2010 -antes de eso, las minis servían para eso de "tu PJ está aquí, la puerta está ahí, los orcos aparecen por allá"-, y el empleo de ambos elementos fue bien recibido por varios de los jugadores. Era algo bastante sencillo, unas cuantas miniaturas prepintadas de D&D, el hule con la retícula y unos cuantos rotuladores con base de agua para dibujar accidentes del terreno, paredes y demás.

DungeonSpain y Fat Dragon Games para una buena pelea de taberna.
Le fui pillando gusto a la cosa, y un tiempo más tarde, todavía dirigiendo para Pathfinder, me hice con las tres cajas básicas de losetas para D&D, las dedicadas a la ciudad, el campo y el dungeon. Con D&D5 esas cajas fueron publicadas de nuevo, creo que con unas cuantas planchas de losetas adicionales a las que contienen las que tengo yo. De todos modos, me gustaba el resultado, así que acabé reuniendo unas cuantas más de la misma línea; el desierto, tierras heladas, cavernas, etc.

Su empleo resulta muy vistoso, pero también cuenta con algún problema. Y es que no encuentro fácil improvisar con estas cosas, no del modo en que lo puedo hacer con los rotuladores y el hule. Para poder preparar algo complejo con estos elementos suele hacer falta bastante preparación y organización previa. Y yo soy un desastre organizándome.

Luego empecé a ver que había empresas que se dedicaban a elaborar elementos de escenografía específicos para juegos de rol. Algunas eran realmente impresionantes, también en el precio, así que durante un tiempo no pude hacer nada más que mirar las fotografías que encontraba navegando, como un niño con la cara pegada al cristal de una juguetería.

Cuando salió DungeonSpain me tiré de cabeza a por el set básico. Montar un escenario para las situaciones de combate era casi tan fácil como el empleo de los rotuladores pero mucho más vistoso. En contra, barato no era, pero no tan caro como otras alternativas que había visto por ahí. También estaba que las piezas del set no tardan en quedarse cortas a la hora de representar según qué cosas. De todos modos me gustó lo suficiente como para acabar haciéndome con los cuatro sets publicados, aunque nunca llegué a adquirir un blíster, los precios me parecían prohibitivos.

DungeonSpain tiene algún que otro problema más, también. No es algo que puedas llevar alegremente cuando te desplazas por ahí para hacer la partida. Las cajas son pesadas, y la resina de las que están hechas las piezas es frágil frente a los golpes. Nunca se me ha roto una, pero con el uso continuado será cuestión de tiempo antes de sufrir algún percance. Una pieza de muro que caíga al suelo, por ejemplo, probablemente se hará añicos.

Encuentro en nuestra última sesión de Classic Fantasy, recreado a posteriori.
Entremedias, probé con otras opciones más económicas, como alguna carpeta con planos de lugares con retícula para D&D -tengo uno de templos-, y algunos map pack de Paizo. Los mapas poster de D&D los tengo porque los encontré de oferta, pues no me interesan demasiado en realidad, dado lo poco rejugables que resultan -muestran localizaciones muy específicas-. Los map pack son más cómodos y rápidos de emplear que las losetas de D&D gracias a que todas las piezas tienen el mismo tamaño, pero los encuentro menos vistosos. Los Flip-map de Paizo tienen el mismo problema que los mapas de D&D, exceptuando los más básicos, como el de la Caja de iniciación, son poco reutilizables.

Y entonces, en las primeras Ludo Ergo Sum a las que pude acudir, me encontré con otra cosa. Allí estaba Josema Saga dirigiendo una partida de Clásicos del Mazmorreo, para la que contaba con toda la escenografía preparada. Eso incluía, entre otras cosas, un castillo y un barco. Lo curioso es que todos esos diseños estaban hechos en papel. Resultó que había pequeñas editoriales que se dedicaban a hacer diseños de este tipo de escenografía, que luego podrían ser adquiridos en pdf. Con una impresión en color y algo de manualidades el resultado era tan vistoso -o más- que el uso de la resina, e inménsamente más barato. Josema Saga fue muy amable al darme algunas indicaciones, algo más adelante, acerca de la forma de preparar estas cosas.

Y desde entonces hasta ahora, por ahí sigo. Soy muy poco paciente para las manualidades, me frustro con facilidad, pero he tenido la suette de contar con ayuda, y en estos momentos la cantidad de escenografía que uso de este tipo, la de Fat Dragon Games, va creciendo. El material utilizado es un problema a la hora de transportarlo por ahí debido a su fragilidad, así que imprimo los diseños en papel de 300 gramos, que es casi cartulina. Por lo demás, mover esto puede ser aparatoso por el bulto que hacen, ya que no por el peso. Yo utilizo algunas cajas de plástico transparente para ello.

Al final, he terminado acumulando una buena cantidad de elementos de escenografía de muy variado origen, y les voy dando uso -si es que en esa partida decido emplear estas cosas-, en función de lo que considere necesario, y también un poco de mi capricho, si me apetece o no el uso de miniaturas.


A esos goblins, con los años, los han matado más veces que a Al Leong
Otros directores de juego, que aun considerando que han de utilizar miniaturas para representar combates y situaciones de índole semejante en sus partidas, no gustan de semejante despliegue, pueden decantarse por opciones más minimalistas. En la asociación en la que suelo jugar hay quien utiliza el hule -los roleros de la asociación conseguimos que la junta comprara uno, al igual que algunos sets de DungeonSpain- con dados para representar la oposición a la que se enfrentan los PJ, y palitos de madera, parecidos a los de los helados, para señalar paredes, túneles y demás. En su casa, bajo un cristal sobre la mesa de juego emplea un mantel de plástico a cuadros, cuadros que tienen justamente una pulgada de lado. Ahí jugué una larga campaña de D&D, y sin echar nada de menos. Pero cuando soy yo quien dirige, me gusta ofrecer una presentación más elaborada. Mientras que en otras partidas, me decanto por descripciones, quizá algunos trazos en una hoja de papel y poco más. Según toque, osegún me de ese día.

10 comentarios:

  1. Yo soy de los del battlemat y rotuladores. Y a saco, porque en verdad soy muy de improvisar y si tengo que prepararlo bien me muero. Y aunque también soy de usar tokens (usando el método Fran Vidal) me gusta tener miniaturas para los personajes principales. Si el grupo va bien en muchos casos incluso las compro y pinto yo. Nada me motiva más para pintar que el saber que se usará para algo.

    Y por cierto, ¿qué tal el Mythras Companion? ¿Tendremos reseña próxima?

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    1. Con cosas tipo DungeonSpain o el papercraft -que es bastante cómodo de usar-, he aprendido a que, a la hora de representar una localización descrita en un mapa, no preocuparme mucho por ceñirme estrictamente a las dimensiones, o incluso a la forma de la sala, caverna o lo que sea, sino hacer algo que resulte funcional y ya está. Desde que adopté esa costumbre, las cosas se agilizaron bastante.

      Para las miniaturas soy más bien pintor de brocha gorda. Algunas tengo que me ha gustado el resultado, pero la mayoría son un desastre. Además, pintar acaba con mi paciencia; me encanta tener miniaturas pintadas, pero odio tener que pintarlas. Por suerte, tengo un fondo lo bastante numeroso para poder representar la mayoría de cosas que pueda querer sacar en la mesa con cierta precisión. O al menos algo de aproximación ;).

      Sí, espero no tardar en tener una reseña del Mythras Companion. Y también de Sorandib.

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  2. Guau, ¡me encanta, compañero! La posada en particular está fenomenal.

    Coincido plenamente contigo, yo llevo escenografía y minis a la mesa para ambientar y que los jugadores se hagan una idea de la situación, pero paso olímpicamente del combate táctico.

    ¡Me alegro de que te haya gustado el mundo de la "papiroflexia"! XD

    ¡Un saludo!

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    1. Bueno, todavía me falta para poder presentar algo con la espectacularidad que ofreces en tus escenarios de jornadas, que suelen ser una de las comidillas del evento, pero gracias ;).

      Y bueno, el caso es que, cuando dirijo partidas con las reglas de Classic Fantasy, sí hago uso de las reglas de combate táctico. A algunos jugadores les gusta tener las cosas claras de esa manera, incluso pueden pensar que resulta muy arbitrario que el director de juego adjudique las distancias, tiempos, etc., de una forma más o menos abstracta. Cuando he dirigido Clásicos del Mazmorreo también he hecho uso de estos recursos, pero ahí sí se ha quedado en algo más representativo que otra cosa. Y cuando dirijo con Mythras -sin Classic Fantasy-, habitualmente prescindo de miniaturas y demás.

      Y sí, el papercraft este resultó todo un descubrimiento, muchas gracias por descubrírmelo.

      Un saludo.

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  3. Nice stuff, Cronista. I'm a little jealous. We never made it past vinyl battle mat + markers with miniatures.

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    1. Thanks. I've been a Warhammer Fantasy player for years -It's been a while since I've been there-, a hobby that has left me with this appreciation for the scenography. But battlemat, markers and miniatures, even pawns or tokens, works for me too.

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  4. Sobre las miniaturas, me pasa lo mismo que a ti: me encanta verlas en la mesa de juego, y también tengo un set de DungeonSpain y un Battle Map de Paizo... pero casi no tengo miniaturas. Por suerte, cuando ha hecho falta, mis jugadores se las han traído de casa, o hemos jugado directamente con figuras de Lego :D. Me gusta cómo quedan de vistosas en la mesa, y ayudan mucho en los combates en sistemas tácticos.

    Sin embargo, me ha pasado una cosa curiosa al jugar con miniaturas: me ha dado la impresión de que de repente los jugadores no se identificaban con su personaje, sino con su figura. Y, de repente, en vez de ver con el ojo de mi mente cómo se desarrollaba una escena, he terminado más bien viendo cómo se desarrollaba una partida de un juego de tablero frente a mí.

    No me entendáis mal, eso no es realmente malo, ¡servía para hacer los combates más exactos! Pero me daba la impresión de estar un poco jugando a esos videojuegos de rol japoneses en los que te pasas tiempo explorando escenarios, hablando con personas... y cuando hay tortas, de repente el juego cambia a otro estilo diferente.

    Me lo he pasado muy bien jugando así, pero siempre me sentiré más cómodo dibujando cuatro líneas en un papel ;).

    Ah, y me quedo esperando esa reseña de Mythras Companion con ganas, desde luego ;).

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    1. Lo que comentas sobre la impresión que recibes al emplear miniaturas es bastante parecido a lo que mencioné en una entrada muy anterior; que llegado cierto punto, el tablero y las miniaturas dejaban de ser una representación de la historia ficticia que estamos jugando para convertirse en la "realidad" de la partida. No sé si me explico bien, pero es más o menos lo que cuentas.

      Como eso es algo que tampoco me gusta mucho, en muchas partidas renuncio al empleo de estos recursos. Pero como me pirro por las minis y la escenografía -me gustan particularmente las miniaturas de "civiles" como pueblerinos, comerciantes, artesanos y demás- en alguna que otra sí doy rienda suelta a su empleo. En el caso de Mythras es ocurre cuando dirijo partidas de Classic Fantasy.

      Espero poder tener la reseña en cuestión de algunos días :).

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  5. la verdad que me encanta la escenografia asi,

    de hecho tego planteados ya los mapas de una taberna,le estoy dando vueltas al de la torre y creo que tengo una vaga idea del de un barco pequeño.

    hasta he pensado en cambiar el pj a un constructor!

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    1. Los barcos me gustan especialmente. Por el momento sólo tengo algunas tiles con planos de cubiertas, de los de Paizo, pero en mis planes se encuentra hacer uno con los diseños de Fat Dragon Games.

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