La historia es más o menos
conocida a poco que uno haya leído sobre REH. Durante un tiempo pareció que su
carrera podría despegar, saliendo su trabajo de las revistas pulp para ser
publicado en forma de libro. O al menos eso llegó a pensar cuando un editor
británico le ofreció la oportunidad de ver publicada una antología de relatos.
Oferta que fue modificada a posteriori; Al parecer, los relatos no se venderían
muy bien, así que le pidieron en su lugar una novela.
Howard comenzó más de una historia,
abandonando algunas ideas que le llevaban a callejones sin salida, para
finalmente enviar una novela de Conan, La
Hora del Dragón –la única que escribió sobre el cimerio, si dejamos a un
lado novelas cortas como El Pueblo del
Círculo Negro-. Pues bien. Almuric
fue uno de los textos que comenzó a escribir con este fin, pero que acabó
siendo descartado por el propio autor.
Para el caso… al final ni lo uno
ni lo otro. Tras enviar la historia escogida, recibió por respuesta que nada,
que la editorial se echaba atrás. Que no era el momento y eso.
En fin. La Hora del Dragón acabó siendo publicada por partes en Weird Tales. Por su parte, Almuric fue publicada en 1939,
serializada en la misma revista.
Se trata de una novela
perteneciente al llamado Romance Planetario, género del que su máximo exponente
es Una princesa de Marte, de Edgar
Rice Burroughs. La novela de Howard sigue casi paso a paso la estructura de la
novela que narra las aventuras de John Carter; Un aventurero de la tierra que
es misteriosamente transportado a otro planeta. Allí se encuentra con sus
nativos, quienes aunque al principio pretenden esclavizarlo, no tienen más remedio
que reconocer su valía. El protagonista acaba destacando entre ellos,
convirtiéndose en un héroe que les salvará de alguna terrible amenaza.
Pero claro, hay diferencias, las
cuales residen principalmente en cómo Howard trata estos mismos temas,
superponiendo su estilo y tropos habituales a la trama.
El protagonista de Almuric, Esaú Caín, es un claro ejemplo
de los héroes de REH. Un tipo enorme, de tremenda fuerza, con cierta dificultad
a la hora de controlar sus impulsos violentos. Un hombre fuera de su tiempo, un
bárbaro honorable entre gente civilizada –con las negativas connotaciones que
la palabra “civilizado” tiene en buena parte de la obra de Howard-. Esaú ha
matado a un hombre, en una situación en la que las circunstancias le han
obligado a ello. Huyendo, busca refugio en el hogar del profesor Hildebrand, un
científico que ha descubierto cierto “Gran Secreto”, la naturaleza del cuál no
se especifica, que le permite enviar a un ser humano más allá de las estrellas,
hasta un lejano planeta. Es un viaje sólo de ida, pero tiene la esperanza de
que allí, Esaú Caín pueda llevar una vida más proclive a sus propias
inclinaciones.
Y así es como el protagonista acaba
en el planeta que recibe el nombre de Almuric.
Allí no tarda en descubrir que por alguna razón misteriosa, su fuerza es
incluso mayor que en la Tierra. Y como no, se encuentra con los habitantes
nativos del planeta…
Que en lugar de ser seres verdes
de cuatro brazos, son mucho más parecidos a los humanos, pero con diferencias
en función de su sexo: Los hombres parecen neandertales prototípicos (bajos,
peludos, anchos de hombros y muy fuertes, unicejos) y las mujeres son todas
bellezas esculturales.
Lo que vaya ocurriendo a
continuación, ya se lo puede ir imaginando uno. Esaú se abrirá paso en la
cultura nativa, entre la que se siente mucho más cómodo que en su asfixiante
existencia en la sociedad estadounidense de los años treinta. Pero una amenaza
se cierne sobre los nativos, y él tendrá que alzarse para combatir esa antigua
maldad, vieja de eones y esas cosas.
En mi opinión, Almuric se encuentra en la parte baja
del escalafón de calidad de la obra de Howard. Como homenaje a Edgar Rice Burroughs
tiene su gracia, pero es que se asemeja demasiado a la obra de éste último. Se
aprecia mayor diferencia en el tratamiento de la violencia y en el carácter del
protagonista, en ambos casos con un marcado acento howardiano.
Es una novela breve, y no decepciona,
pero tampoco creo que vaya a proporcionar ninguna alegría especial, al
aficionado a los relatos del autor tejano. Yo la leí en la vieja edición de
Miraguano, publicada en 1987 e inaugurando su colección Futurópolis, y es de
suponer que ejemplares de esa edición sean difíciles de conseguir hoy día.
Afortunadamente, El Laberinto, en
su intento de publicar la obra completa de Howard, hizo no hace mucho su propia
edición, permitiendo que los aficionados tuvieran de nuevo disponible este
libro, el cual se complementa con algunas historias cortas más, de fantasía científica, del autor. No he leído esta nueva edición, así que no puedo añadir nada sobre estos textos complementarios.
En fin, creo que Almuric está muy
por debajo del mejor Howard, pero tiene sus momentos, y el estilo del autor no
decepcionará a quienes gusten de su obra.
Ciertamente Almuric es de las cosas mas flojas de Howard. Pero con todo tiene su sello, y Esau y Almuric estan en muchos aspectos muy lejos de la ingenuidad de Burroughs.
ResponderEliminarSi Howard hubiera vivido mas tiempo habria podido hacer una version mas adulta. El conflicto que lleva a Esau a huir de su ciudad, por ejemplo, tiene un toque muy de genero negro que hubiera merecido un desarrollo mejor.
No recuerdo si fue en la edición francesa o italiana, en la que al traductor le dio por opinar lo mismo, y ni corto ni perezoso, comenzó a incluir todo ese contenido que pensaba que le faltaba en el texto, así, tan alegremente...
EliminarSí, Almuric es Howard hasta la médula, con las actitudes que tanto le gustaban al autor. Y bueno, no hay que olvidar que él mismo acabó considerando que la obra no era apta, la desechó. Sólo fue publicada a posteriori, por insistencia de Otis Adelbert Kline, creo recordar.
Pero no es una obra temprana, sino una de las últimas, escrita en 1934 o así, cuando había demostrado ya ser capaz de cosas mucho mejores. ¿Qué habría podido conseguir si no hubiese muerto a los treinta? A saber, aunque a mí me gusta pensar que habría alcanzado cotas muy altas.
Ultimamente me da por pensar en eso. Aunque estoy casi seguro que se habria alistado en los marines despues de Pearl Harbour y se lo hubieran cargado en Gualcanal o un sitio asi. Si no....
ResponderEliminar¿Te imaginas un Howard de sesenta y pico tacos siendo recibido en la Casa Blanca por Nixon?. Ya sabes para contrarrestar la infuencia de ese escritorzuelo hippy, Tolkien, ;-)
Menuda cumbre habría sido esa. Yo pagaría por ver una discusión entre esos dos. Sería algo así como ver a Raymond Chandler frente a Agatha Christie, pero en plan fantasía :D.
EliminarAunque parece que a Howard lo que le gustaba de verdad era la ficción histórica, teniendo a Harold Lamb como ejemplo a seguir. Su espina fue que no le publicasen en Adventure, bastante más prestigiosa -y que pagaba mejor- que Weird Tales. Así que de haber seguido escribiendo -y vivo, se entiende- igual Conan y similares habrían quedado relegados a ser las "travesuras de juventud" de un consolidado autor de novela histórica...
De lo que no me cabe ninguna duda, es que de haber conocido los rpg, habría sido un rolero apasionado ;).
La cómica de Almuric en Epic Illustrated (Conrad) aún me da escalofríos por lo buena ke es. Es sorprendente lo inferior ke resulta el relato original.
ResponderEliminarPa mí lo veo distinto: ¡REH como rolero hubiese sido el munchin arketípico, y con su personalidad a todos hubiese asustado de la mesa!
XD
Un tipo que declamaba a voz en grito sus textos a medida que los iba escribiendo, y que fantaseaba tanto con lo de las vidas pasadas... Creo que habría animado cualquier mesa. Pero tengo que admitir que en lo del munchkineo y la intimidación -que además era un armario- muy probablemente tengas razón :D.
EliminarComo era supuestamente su personalidad, si no le caías bien, bueno... "las rojas olas de furia" y todo eso. Tal vez hubiese sido un jugador problema (trayendo sus problemas reales a la mesa) o uno de esos ke "se joden" cuando su PJ se jode... Y no digo más... por lo certero de su hado.
EliminarRecuerda ke tenía pocos amigos, apegado a su madre, obstinado, original, soñador y bastante incomprendido... O sea, un típico friki in extremis.
¡!
Pues eso. He visto mesas de juego en las que pasaría inadvertido.
Eliminar¡Lo siento mucho amigo C!
EliminarGracias a Diox ke esto es la excepción en mi caso...
Ya estarían mis jugadores: "¡ese Howard, de nuevo! ¡Si lo invitas yo no voy!"
XD
En lo personal me gusta mucho este relato, creo que en su sencillez se encuentra su mayor virtud es crudo es directo sin mayores pretenciines que llevarte a almuric un mundo primitivo rudo y cruel solo apto para héroes bárbaros
ResponderEliminarComparto tu opinión, Almuric es uno de mis relatos favoritos del autor.
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