sábado, 7 de marzo de 2020

Impresiones tras la lectura de Juega Sucio

En mi entrada anterior mencioné que la última sesión que dirigí quedó un poco fastidiada por el hecho de estar resfriado. La cosa acabó yendo un poco a más, con un problema de bronquios que me ha tenido unos cuantos días bastante tocado; antibióticos, inhaladores y demás. Ahora ya estoy bastante mejor, pero el asunto me ha mantenido algo apartado del blog y de la sesión semanal de Val-du-Loup (La campaña de Mythic Britain llegó a un punto y aparte hace un par de semanas, para ser sustituida por otra de Tales From the Fallen Empire, entorno de Espada y Brujería para Clásicos del Mazmorreo, en la que soy jugador).

Para pasar el rato, ya que no estaba como para ponerme a escribir nada, me puse a leer algo de entre mi pila de pendientes. Y me decidí por Juega Sucio, el libro de consejos de John Wick sobre la -en su opinión- correcta dirección de partidas. Lo tomé -el ejemplar no es mío- con más curiosidad que interés, pero terminé leyéndolo en un par de días, una lectura que me ha dado una impresión más bien compleja sobre el autor y su forma de dirigir.

Esto no es  una reseña, aviso. Al menos, no en la forma en la que suelo escribir ese tipo de contenidos. Más bien, como dejo claro en el título, se trata de mencionar algunas de las impresiones que me fueron viniendo a la cabeza mientras leía el texto, sin ningún orden ni concierto particular.

Antes de comenzar a leer este libro me tuve que recordar algunas ideas que debía mantener presentes a medida que fuese avanzando capítulo tras capítulo. Quizá la principal es que estos manuales, sin importar lo que digan, no representan ningún valor absoluto. No son guías para simplemente "ser mejor director de juego", sino que sus consejos pueden ayudar para ser mejor dirigiendo de una determinada manera. Que resulta que es la manera en la que le gusta hacer las cosas al autor. Si compartes sus opiniones, entonces te viene bien. Si no, tampoco pasa nada, por mucho que el autor se empeñe en afirmar que hacerlo de modo distinto es absurdo o estúpido.

Relacionado con la anterior, está el hecho de que, para aflorar por completo, el talento requiere de cierto grado de ego por parte del autor. Eso que siempre se dice que hay que creer en la propia obra, de tener la determinación de seguir adelante a pesar de las dudas, etc. Vamos, que si vas a escribir un libro sobre cómo ser un buen director de juego, para empezar tienes que creer que eres tan bueno que puedes enseñar a otros el modo de mejorar. Pero a veces esto del ego se le escapa de las manos al autor, que termina pontificando, asumiendo que su método es El método y despotricando contra otras formas de llevar el tema.

Finalmente está la cuestión de la voz autorial. Todo aquel que escribe sobre sí mismo, ya sea un libro, un blog o lo que sea, genera un personaje de sí mismo. Y ese personaje, más que el autor, es quien nos habla, ofreciendo una imagen sesgada de la persona real que está escribiendo. Ese personaje ficticio lo es en ocasiones debido a que el texto puede dar información errónea, pero creo que es mucho más frecuente que simplemente la información resulte incompleta. Enfatizando ciertos aspectos del individuo a la par que ocultando otros, moldeamos la imagen que queremos ofrecer del personaje con el que nos relacionamos con el lector. Por ejemplo, quienes escribimos un blog raramente seremos en persona tan razonables o simpáticos o cínicos o prepotentes como lo que escribimos podría dar a entender. Las personas reales son más complejas -y a menudo contradictorias- que los más o menos meditados personajes que las enmascaran, creo.

Y John Wick puede ser un buen ejemplo de ello. Sus primeros juegos se contaron entre mis favoritos veinte años atrás o así. Jugué un montón de partidas con la primera edición de La Leyenda de los Cinco Anillos y dirigí también una buena cantidad de sesiones con 7º Mar -de nuevo, la primera edición-. No solo son dos juegos que me gustaron sobremanera, sino que dentro de sus respectivas líneas, aquellos libros en los que Wick había sido autor eran -y son todavía- mis favoritos dentro del juego. En la serie Naciones de Théah, por ejemplo, las guías sobre Avalon, Montaigne y las Naciones Piratas destacan sobre el resto de la serie, muchísimo menos inspirada y carentes de la capacidad de evocación que muestran los libros mencionados. Recuerdo que estoy hablando de la primera edición, no he tenido contacto con la actual.

Algunos de los consejos que ofrecía para la dirección de partidas en 7º Mar me parecieron muy buenos. Y es que jugar con un sistema en el que la muerte de los PJ es algo tan implausible que prácticamente debe ser algo pactado previamente con el jugador resulta un desafío si lo que se quiere es mantener interesante la trama. Crear algo de drama, conseguir que los jugadores valoren otras cosas tanto como las vidas de sus PJ para a continuación poner esas cosas en peligro y así generar tensión... Porque una cosa es cierta, si los PJ no pueden morir, algunos -buenos- jugadores se sentirán liberados para actuar de formas que normalmente no se atreverían a hacer.

Pero bueno, la cosa iba aquí de Juega Sucio, el libro de consejos. En realidad son dos bloques, escritos con varios años de diferencia. El primero está compuesto por una serie de artículos aparecidos originalmente en la revista Pyramid allá por 1999, cuando el autor contaba con treinta años. La segunda parte es de 2014, y las diferencias de edad y circunstancias vitales son grandes. Al punto que afirmaciones realizadas en alguno de los primeros artículos de opinión son negadas en los más recientes, algo que el autor achaca a una evolución, pero que en realidad, podría haber sido justo al contrario. Las opiniones de 1999 y 2014 sobre ciertos temas podrían haberse invertido -y en otros aficionados sin duda así habrá sido- y se podría seguir hablando de evolución.

En lugar de tomarlo todo en conjunto -imposible hacerlo así, cuando los propios textos del autor llegan a contradecirse- opté por quedarme con aquello que me resultaba interesante y/o útil para mi propia forma de dirigir y desechar el resto, evitando sentirme molesto por las partes en las que Wick se pone más vehemente.

Que las hay. El autor insiste mucho, en los primeros capítulos, sobre que no es -era- el típico director de juego asesino de PJ que se regodea con las muertes que provoca. Y no lo parece, no. Aunque una lectura poco amable podría conducir a pensar que se trata de algo mucho peor: un director de juego que se regodea con el control sobre los jugadores. Sinceramente, si en una partida me tratasen como él cuenta haber tratado a algunos jugadores, no creo que tardase mucho en mandar a la mierda al director de juego. Debe de ser realmente extraordinario dirigiendo si el jugador al que tuvo durante las sesiones de seis semanas seguidas en un rincón de la sala porque su PJ estaba en prisión -sin jugar pero con la obligación de estar presente para seguir en la campaña- no lo hizo. O aquel al que hizo ponerse una venda sobre los ojos porque su PJ estaba cegado y después, cuando tiraba los dados, al no poder ver el resultado de la tirada, se decretaba que había fallado.

Luego están sus arremetidas contra D&D. Leyendo sus columnas, da la impresión de que aprovechaba cualquier ocasión de dirigir este juego -siempre a petición de los jugadores- como una oportunidad para demoler sus cimientos o para demostrar que sus tópicos esconden un montón de prejuicios y que si matas orcos en una partida deberías sentirte mal porque el orco es una metáfora del extraño y eso te convierte en un psicópata racista. Joder, si hasta en el panegírico que le dedicó a Greg Stafford no pudo contener sus alusiones a D&D y Gary Gygax. Pero en fin.

Supongo, volviendo a lo que mencionaba antes, que el John Wick real no será tan dogmático en persona. Que será un director de juego endiabladamente bueno -de su talento como autor no tengo dudas- y que no será un abusón con los jugadores -él mismo llega a mencionar en la introducción a uno de los capítulos que tuvo que reescribir el texto dedicado a los jugadores problemáticos porque las soluciones que ofrecía inicialmente eran de un tipo pasivo agresivo que aumentan el problema más arreglarlo. Y que al final lo mejor es simplemente hablar con el jugador y si no se llega a una solución, lo mejor es separar caminos-. En cualquier caso, encuentro muchos de sus consejos muy aprovechables. Incluso cuando él haya desechado su primera opinión para quedarse con la segunda, creo que en esos casos ambas pueden ser válidas, ateniendo al director de juego, los jugadores y el sistema en cuestión que se esté utilizando.

Me gusta mucho el modo en que habla hacer que la amenaza que se cierne sobre los PJ pueda destruirlos en lugar de matarlos. Me gustan sus consejos sobre la forma de desarrollar combates, sobre tratar el asunto de la muerte de los PJ -para la mayoría de casos, prefiero los del primer bloque, pero en según que juegos me decantaría más por lo que cuenta en el segundo-, sobre la forma en que un jugador puede pactar con el director de juego el final de su PJ para hacer la ocasión memorable para los otros jugadores. Sorprendentemente, a pesar de sus opiniones sobre D&D, el capítulo dedicado al mazmorreo también me parece digno de interés.

En fin, los cambios del autor y los míos propios han hecho que su forma de dirigir y los juegos que escribe con esa forma de dirigir en mente ya no conecten conmigo de ningún modo especial. Lo poco que he visto del sistema de la segunda edición de 7º Mar no me ha gustado mucho, por decirlo de un modo suave. Así que supongo que no soy una buena muestra del perfil de aficionado al que puede interesar más este Juega Sucio. Y así y todo hay cosas que me han llamado la atención. Así que si tus gustos se aproximan más a los de Wick quizá este pequeño libro resulte una verdadera mina para ti.

4 comentarios:

  1. Wick, como personaje, siempre me ha parecido complicado. Pero por otro lado es el padre de uno de mis juegos de rol favoritos de todos los tiempos y no puedo evitar una sonrisa al leer su nombre y acordarme de esa última página en la que te contaba una batallita en el manual de L5A y sacar una sonrisa.

    Creo que por eso no me quiero acercar a Playing Dirty. Estoy seguro de que habrá cosas que no me molarán un pelo y prefiero no romper mi romántica imagen... En fin, seré yo.

    Pero me picas la curiosidad...

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    1. Yo que tú le daría una oportunidad al libro. Igual que tú, alguna de las cosas que escribió en sus manuales -en mi caso fueron más los de 7º Mar- se me quedaron grabadas. Alguien con su talento tiene que tener cosas interesantes que contar. Aunque no todas vayan a ser de tu gusto, si puedes limitarte a desechar sin más lo que te sobra -y a no darle importancia a algunas de las aseveraciones más polémicas de Wick- seguro que sigues encontrando contenido que te pueda resultar de utilidad.

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  2. "Por ejemplo, quienes escribimos un blog raramente seremos en persona tan razonables o simpáticos o cínicos o prepotentes como lo que escribimos podría dar a entender."

    Amén a esa frase :D.

    Tienes mucha razón en que es muy, muy complicado conseguir expresar en un texto lo que realmente quieres decir. Porque faltan expresiones verbales y muchas veces puedes tomar de forma muy literal una frase que se ha escrito con una intención humorística. Si nos la dijeran a la cara, con el tono apropiado, pillaríamos la intención mucho más.

    Yo con Wick no he tenido esa relación, porque ni L5A ni 7M han sido juegos a los que haya jugado (aunque tengo una versión del primero y en su momento tuve los libros del segundo). Pero me gustó mucho Orkworld, por ejemplo, una obra muy personal de Wick, realmente interesante.

    No he leído el libro, pero seguro que se puede sacar alguna idea interesante. Aunque solo sea para saber qué no hacer :D.

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    1. Hay que decir que en ciertos puntos del libro el autor es muy insistente y explícito, dejando poco margen para la malinterpretación de sus palabras. Con todo, preferí leer el libro con la actitud más abierta posible, centrándome en aquellos puntos en los que lo encontré interesante y desechando aquello que no sin pararme a sentirme molesto por sus afirmaciones. Así, el balance me salió positivo.

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