viernes, 14 de febrero de 2014

El Octógono del Caos

Este escenario para Stormbringer fue publicado por Joc Internacional en octubre de 1992, y contrariamente a los suplementos de aquel juego comentados aquí hasta la fecha, la edición original no contaba con una década a sus espaldas, sino que Chaosium lo había publicado aquel mismo año.

El Octógono del Caos es un único escenario, en el que, por un casual, los PJ se harán con un mapa que indica la situación de una antigua fortaleza del Imperio Brillante, abandonada hace mucho por los melniboneses. Es muy probable que este lugar esté lleno de antiguos tesoros, así que la vieja y clásica codicia es la motivación que moverá a los PJ en esta aventura.

El autor de este escenario es Tony Fiorito, de quien no tengo más noticias, supongo que debió ser un colaborador de Chaosium por aquel tiempo. No firma todo el contenido de este suplemento, sin embargo. Eric Simon es el autor de La Guerra en los Reinos Jóvenes, un apéndice de reglas para el combate de masas en este juego. Sospecho que esta parte no se corresponde a la edición original, sino que fue un añadido de Joc, algo que ya hicieron en varias ocasiones para redondear los contenidos de sus publicaciones con textos extraídos de revistas como Heroes. Pero no puedo decirlo con seguridad. La traducción corrió por la cuenta de Eduard García y Marta Cirera.

Como el resto de suplementos de este juego, me hice en su momento con El Octógono del Caos con la intención de adaptarlo para RuneQuest en Glorantha. Lo dirigí hace la tira de años, sustituyendo a Melniboné por el Imperio de los Aprendices de Dios, sin muchos inconvenientes (la verdad es que es un escenario bien sencillo, no hay demasiada trama de la que preocuparse, casi todo consiste en un mazmorreo).

Forma

Las dimensiones y extensión de este libro le dan el aspecto de un álbum de cómic europeo. Las cubiertas en cartoné, para un suplemento de apenas cincuenta y seis páginas se nos puede antojar ahora una excentricidad, pero así es como hacían las cosas en Joc, le ponían tapa dura a casi todo.

Asímismo, la maquetación es la misma que usaban para la práctica totalidad de sus productos en aquel tiempo. Blanco y negro, dos columnas, algún que otro dibujo para animar una página que tendía a presentar el texto de una forma más bien monótona.

El aspecto gráfico de nuevo quedaba en manos de Julio Das Pastoras. Tanto en la ilustración de la cubierta como en las de páginas interiores, este autor seguía con su particular interpretación de la estética de los Reinos Jóvenes. La escena que refleja la portada me gusta, con ese Elric ajeno a la batalla que se desarrolla en torno suyo, aunque la representación del albino no se asemeje demasiado a lo que uno pueda imaginarse, o a los  trabajos de otros autores que también han dibujado al personaje, como Brom, cuyas ilustraciones de Elric tal vez se ajusten más a la imagen mental que podamos tener sobre esta creación de Michael Moorcock.

Y ni que decir tiene, la ilustración de la cubierta no tiene absolutamente nada que ver con el contenido del libro.

Igual que en el resto de trabajos de Das Pastoras para esta línea, encuentro mucho mejores las ilustraciones interiores. Desde la representación de Mabelrode el sin rostro, pasando por la caracterización de algunos PNJ del escenario, hasta los últimos dibujos sobre escenas de lucha, todos sus dibujos me parecen buenos. Aunque algunos quizá pecan en exceso de exotismo, como las armas que portan algunos individuos.

Contenido

Los PJ se van a ver envueltos en un lío entre varias facciones, todas pugnando por hacerse con el premio que aguarda en la fortaleza. Por azar o destino, o el capricho de los Señores del Caos, en manos de los PJ ha caído el mapa que indica la situación de la Corona de Mabelrode, un poderoso objeto mágico, que se encuentra en el Octógono del Caos, una fortaleza de ocho torres que rodean una enorme estatua del Señor del Caos.

En pos de este trofeo está el propio Teócrata de Pan Tang, que ha destacado un destacamento militar para apoderarse de la fortaleza. Un hechicero melnibonés, además de unos cuantos delincuentes más comunes, también muestra mucho interés por apropiarse de estos recursos.

Los PJ tendrán que apañárselas para huir de la ciudad en la que se encuentren en el momento de obtener el mapa -cuyo último propietario acaba de ser asesinado-, y viajar hasta la situación de la fortaleza, registrarla y largarse. Todo en una carrera contrareloj antes de que la competencia se presente, sobre todo los pantagianos.

El escenario se divide en las siguientes partes: Historia, Descripción de la aventura, Introducción y puesta en escena, Las primeras horas, El viaje, El objetivo, Regreso y conclusión y Los rivales. Es bastante fácil intuir la temática de cada parte. Una introducción al contexto del escenario y un repaso a la estructura del mismo son cubiertas por las primeras secciones. 

La aventura en sí comienza con Las primeras horas. Con gran detalle se describen los acontecimientos que rodean el descubrimiento del mapa y los eventos que ocurren en la ciudad relacionados con todo este asunto. 

Mucho más laxo es El viaje. Como no hay un punto de partida predeterminado por el escenario (la ciudad donde comienza todo puede ser casi cualquiera de los Reinos Jóvenes), tampoco es posible establecer una ruta con encuentros. Eso sí, se incluyen unas cuantas sugerencias de acontecimientos que puedan ocurrir durante el trayecto, tanto si viajan por tierra como si lo hacen por mar.

El objetivo ocupa la mayor parte del texto. Es, como decía antes, un escenario de dungeon, un mazmorreo en las torres que rodean la estatua. Monstruos, trampas y tesoros.

Regreso y conclusión habla acerca de posibles desenlaces para esta historia, dependiendo de los actos de los PJ, de lo que hayan tardado en alcanzar y saquear la fortaleza y de en qué términos se han relacionado con los PNJ del escenario. Quienes son descritos en la última sección, Los rivales.

Finalmente, hay un anexo de reglas sobre combate de masas (no es que vaya a ser necesario durante el escenario), La Guerra en los Reinos Jóvenes. Estas reglas, que me recuerdan algo a las que emplea Aquelarre para el mismo tema (aunque son un poco -sólo un poco- más detalladas), cubren tanto el despliegue y enfrentamiento de ejércitos como el papel a cumplir por los PJ dentro de este tipo de conflictos. Lo primero se resuelve de un modo básicamente abstracto, se establece la potencia del ejército y se divide entre ambos flancos, centro y reserva. Luego ambos bandos entran en conflicto, venciendo el primero que destruya una de las partes del ejército contrario.

Los PJ pueden escoger, si les dejan, una actitud durante la batalla, lo que influirá en la tabla de encuentros para ver a qué o quién han de enfrentarse durante la lucha.

Y ya,

Algunas conclusiones

La idea del escenario en sí no está mal, pero muy poco trabajada. Se deja demasiado en manos del director de juego. Y cuando digo demasiado, quiero decir que se explica poco más que la idea, pues si se quiere jugar realmente el viaje hasta la fortaleza como una parte importante del escenario, va a tener que preparar unas cuantas cosas, pues el suplemento ofrece poco más que algunas sugerencias y consejos.

Y como dungeon, El Octógono del Caos es bastante soso. Cuando al principio uno lee la historia introductoria, uno se imagina la fortaleza de un modo algo más, no sé, más exótico quizá. Más sorprendente. En cambio, el interior de las torres parece poco inspirado. Como si el autor hubiese tenido una buena idea, pero le hubiese faltado habilidad para ejecutarla correctamente.

Cuando dirigí esta partida, el escenario pasó sin pena ni gloria. No estuvo mal, pero tampoco hubo nada digno de recordar. Quizá, con un buen lavado de cara, el planteamiento inicial pueda aprovecharse de un modo más apropiado. Tal vez. Pero lo cierto es que, en su forma original, El Octógono del Caos es, como mucho, un escenario mediocre.

8 comentarios:

  1. Esta en mi colección y sin leer. La verdad en su momento lo ojee y vi mucho mapa muy parecido entre si. Todo tenia un aspecto demasiado dungeonero para la ambientación en la que se mueve. En fin, gracias por la reseña!

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    1. Son ocho torres, de las que se puede explorar seis, y algunas de esas sólo en parte, porque el lugar está parcialmente enterrado... y sí, las torres son muy parecidas entre sí.

      Este no es el único escenario tipo dungeon de Stormbringer, pero sí el más flojo en ese sentido, y con diferencia.

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    2. Es un modulo cojonudo. Simplemente no tuvo mucha acogida, pero lo maqueas un poco con tus propias creaciones y sale una aventura de lo mas completa. Yo la metí de por medio de una campaña y con unos cuantos fanaticos de mabelode y algunos agentes de balaan de mas y quedó de cojones. Se perdieron algunas extremidades por el camino, pero los jugadores quedaron contentos del resultado.

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    3. Bueno, evidentemente mi opinión difiere de la tuya, pero quién sabe; En cualquier caso, me parece genial que hubiese quien disfrutara con el escenario -indiscutiblemente cierto- más de lo que lo hice yo. Puede que la diferencia, lo que convirtió el escenario en algo memorable, fuese precisamente el trabajo que hiciste.

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  2. El juego de rol de Stormbringer (la edición de Joc, quiero decir) me fascinó desde el principio, y tengo un buen recuerdo de las aventuras; pero claro, era un chavalillo. Me encantaría releerlas ahora, a ver si las encuentro...

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    1. En mi humilde opinión, algunas han aguantado admirablemente bien el paso del tiempo. Me resulta especialmente curioso comprobar como, escenarios de aquellos años presentaban unos contenidos -tanto en texto como en ilustraciones- que en un suplemento actual le haría merecedor de una calificación para 18+, y sin despertar polémica, como algo normal.

      Otros escenarios, como El Octógono del Caos, en cambio, resultaban ya entonces bastante anodinos, y no han mejorado con el paso de los años.

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  3. Cuando lo jugué en su día me dio la sensación de que en el escenario pasaban cosas muy interesantes de las cuales los personajes no llegaban a tener ni idea. Una pena, porque se quedaba en algo totalmente olvidable. Se salvaba la ilustración de Das Pastoras de Malberode e Sin Rostro.

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    1. Sí, este es uno de esos escenarios en los que el trasfondo es muy rico en detalles, pero las probabilidades de que los PJ puedan influir son mínimas, tal y como ha sido preparado. Un director de juego emprendedor tal vez podría sacarle más partido.

      En general me gustan todas las ilustraciones del suplemento, pero sí, la de Mabelrode destaca, quizá también por ser a página completa.

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