miércoles, 19 de diciembre de 2018

La canción de Cazarrabo, de Tad Williams

  Publicada en 1985, La canción de Cazarrabo fue la primera novela de Tad Williams, y en esa misma categoría ganó el premio Locus de 1986. Es una novela autoconclusiva, que no forma parte de ninguna de las series escritas por este autor. Timun Mas la publicó en 1992, y desde entonces a habido un par de ediciones más. La más reciente es de Ediciones B, con motivo de una adaptación en forma de película de animación que supuestamente debería estar próxima a su estreno.

Tad Williams no me termina de convencer con sus series, que encuentro en exceso áridas en su desarrollo, a lo que se suma que los acontecimientos y desenlaces suelen ser predecibles. No es que me parezcan malos, pero a medida que los voy leyendo, al final siempre me acabo impacientando. Así y todo, no dudé en darle una oportunidad a esta novela en cuanto se me presentó la ocasión. Y es porque La canción de Cazarrabo es una novela de fantasía que trata de, y es protagonizada por, gatos.

He tenido gatos en casa la mayor parte de los últimos treinta años o así, y no dejo de encontrarlos fascinantes. Actualmente tengo dos, Senglar -de tres años, está en casa desde los dos meses o así- y Afri -de dos, al que adopté en un refugio a principios del verano pasado-, y no me canso de observar cómo interactúan entre sí, ni de comprobar lo diferentes que pueden ser sus personalidades felinas. Esos pequeños cabrones egoistas, que pueden ser brutalmente crueles -ay del bicho que caiga en sus zarpas- me tienen completamente ganado. Podría ponerme a hablar de ellos durante horas.

Pero de lo que se trata aquí es de la novela de Tad Williams. Una en la que el mundo que se le presenta al lector (nunca llegamos a saber si se trata del mundo moderno, de alguna época pasada, o de un mundo por completo distinto) lo hace desde las perspectiva de los gatos ferales, los que viven en el campo y cazan para comer.

Los gatos cuentan con su propia sociedad, teniendo en cuenta el individualismo de sus miembros, claro está. Asambleas en las que se toman decisiones, cargos, incluso una lejana corte con una reina. También tienen sus propios mitos, con sus héroes semidioses y sus deidades -la idea de que la diosa madre felina es la noche, y la Luna su rasgado ojo me pareció tremendamente evocador-. Existen humanos cerca del territorio de la Asamblea, a los que los gatos incluyen dentro de sus mitos, incluyendo su creación a partir del castigo de un aspirante a usurpar el trono. Los gatos se comunican en su propio idioma, pero también comparten una especie de "lengua común" con las otras especies animales.

Y bueno, ahí es donde nace Fritti Cazarrabo, un felino jóven -nueve meses, creo que cuenta al inicio de la novela-, pequeño para su edad, que sigue una vida más o menos normal -lo que incluye sus tragedias- en el territorio de su pueblo. Fritti queda prendado de Pata Suave, una gata llegada recientemente al lugar. Cuando esta desaparece, igual que lo han hecho muchos otros gatos -más de lo habitual-, Fritti decide salir en su búsqueda. Le acompañará el pequeño Saltarín, apenas un cachorro (Y mi personaje favorito de la novela.

A partir de aquí, la historia se vuelve, en realidad, bastante tópica en sus rasgos más generales. La búsqueda personal de Fritti entroncará con la amenaza a mucha mayor escala que afronta la corte de los gatos. Conocerá a nuevos individuos durante su viaje -la reservada Sombra, el enloquecido Comebichos-, realizará descubrimientos personales, ganará en poder, confianza y sabiduría, y terminará dándose cuenta de que aquello que buscaba y creía necesitar al principio de su aventura no es lo que realmente desea y necesita. Un Viaje del héroe de manual, una historia vista mil veces ya.

Disfrutar de esta novela requiere de hacerlo de los detalles. Y a eso ayuda mucho que al lector le gustan los gatos, me parece a mí. Los rasgos de estos animales están bien reflejados en el comportamiento de Fritti y los otros personajes, que incluso cuando son los héroes de la historia, no dejan de revelar ciertos rasgos de egoismo, indiferencia e incluso algún toque de crueldad. Eso sí, se trata de una novela juvenil, no es Canción de Hielo y Fuego en versión felina.

Los aspectos de la sociedad y mitología felina son también inteesantes. Los tres nombres que puede llegar a tener cada gato -aunque la mayoría sólo tiene dos- y quién puede conocerlos. Esos mitos sobre sus héroes, cuyas historias salpican los capítulos a medida que avanzamos en la lectura. Los detalles sobre su idioma -al final del libro hay un glosario de los términos utilizados, la mayor parte de las veces el contexto vuelve innecesaria la consulta, pero en alguna ocasión resulta útil-, en resumen, que Williams creó aquí una ambientación muy colorida. No es una película de Disney con animales parlantes. 

Lo pasé muy bien con esta lectura, aunque para ser sinceros, eso no iba a ser difícil. Con todo, creo que es un buen libro, probablemente el que más he disfrutado del autor. No sólo por su temática, sino porque no he percibido aquí toda esa paja que suelo encontrar en sus series. Probablemente es cosa de que sea autoconclusivo. Y claro, también es una salida de lo habitual.

Pero en realidad, creo que Senglar y Afri son más de Richard Morgan...

4 comentarios:

  1. ¿Se parece un poco a Watership Down pero con gatos, entonces?
    Qué graciosos, tus gatos. Parece que se llevan fenomenal. :)

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    1. Pues no podría decirte, no conocía este libro hasta que lo has mencionado. Por lo que acabo de ver -poco más que Wikipedia-, es una de esas historias que en realidad tratan sobre nosotros pero disfrazada de fábula animal. La canción de Cazarrabo no va por ahí, más bien creo que el autor trata de imaginar como sería un gato con habla e intelecto humanos.

      Sí, se llevan muy bien ahora. Cuando traje al nuevo, al principio hubo algunos problemas de adaptación, pero después de una temporada y poniéndole algo de paciencia se acabó arreglando todo, afortunadamente :).

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  2. Como amante de los gatos (y anfitrión, que no dueño de Mino y Luna), siento vergüenza por no haber leído aún este libro. Y el caso es que alguna vez creo que lo he visto en la biblioteca. Tendré que cogerlo un día de estos :)

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    1. Je, yo no estoy seguro de quién tiene a quién, porque a veces pienso que me tienen bien adiestrado para complacer sus caprichos. Ah, el primero que tuvimos en casa, cuando yo todavía era un chaval, fue una gata llamada también Luna.

      La novela es una lectura ligera bastante entretenida, con el aliciente especial del tema de sus protagonistas, si tienes ocasión creo que encontrarás que su lectura merece la pena.

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