Tercera y última entrega de la Trilogía de los Macht, la serie de Kearney dedicada a las aventuras del mercenario Rictus, y a los acelerados cambios que experimenta el mundo en el que vive.
Después de haber leído la parte anterior, queda bastante claro el modo en que va a comenzar esta y qué asunto será el que en torno al cual se desarrollen los acontecimientos. Corvus, el trasunto de Alejandro, ya cuenta con una base de poder lo bastante grande como para intentar su mayor hazaña, esa que le otorgará una gloria imperecedera, grabado para siempre en la memoria de los hombres como una leyenda. Y lo hará aunque eso signifique la muerte de incontables macht y kufr, los humanos que viven en su pequeño rincón agreste por un lado, y los miembros de otras especies que habitan el extenso y muy rico imperio gobernado por el gran rey.
La forma en que se va a desarrollar todo esto es, hasta cierto punto, carente de sorpresas, pues la progresión es paralela al devenir histórico de los hechos que la novela toma como modelo. Para evitar que el contenido del libro no sea más que una versión más o menos adaptada de la historia de Alejandro Magno con algunos detalles históricos, el autor se vale de algunos recursos.
Primero, igual que en las entregas anteriores, los personajes que forman parte de la oposición a la que se enfrenta el ejército macht son tratados con detalle, y tienen sus propias e interesantes subtramas (aunque alguna de estas queda interrumpida de forma muy abrupta). El foco se pone aquí sobre los hijos del Gran Rey; Uno de ellos es el heredero designado, y el comportamiento más práctico (para evitar guerras civiles como la que trajo a los Diez Mil a territorio imperial décadas atrás) es acabar con todos sus hermanos, posibles competidores por el trono. Los capítulos que implican a estos personajes son de los mejores del libro, mostrando individuos muy complejos. Pueden ser despiadados, incluso crueles, pero esa no tiene por qué ser su verdadera naturaleza, sino quizá resultado de la forma en que el entorno en el que se han educado ha moldeado sus vidas.
Y también está Rictus. Protagonista indiscutible, aunque se encuentre ausente en buena parte de las páginas de este libro. La Trilogía de los Macht es, ante todo, la historia de Rictus, y el resto sólo forma el contexto en el que transcurre la vida de este soldado mercenario. Aquí ya no es un guerrero veterano. Directamente, Rictus es prácticamente un anciano, movido sólo por su curiosidad, su interés en saber cómo terminará todo. Todavía puede empuñar una lanza, pero esta ha de ser su última campaña.
Y aunque con la conclusión de Reyes del amanecer podría decirse que la historia de Rictus llega a su fin, no ocurre así con la de los macht. El final es mucho menos decisivo de lo que llega a ser, por ejemplo, Las Monarquías de Dios. Kearney podría escribir más entregas que avancen la historia, con nuevos protagonistas para sustituir a los desaparecidos. O quizá no, y prefiera dejar el asunto en la forma neblinosa en que concluye esta novela.
Por supuesto, Paul Kearney hace uso de sus puntos fuertes, uno de los cuales es la descripción de batallas. Unos cuantos capítulos que combinan de forma muy bien encajada la épica del mayor enfrentamiento armado de su época con todo el horror que tiene lugar en un evento semejante. Realmente es una parte digna de ser leída.
Aunque Los Diez Mil quedaba falta de cierto detalle en los personajes -demasiado numerosos e insuficientemente diferenciados entre sí-, las dos siguientes entregas han corregido de sobra esta deficiencia, al punto de hacer que la trilogía resulte una lectura muy entretenida e interesante. Y todos esos cabos sueltos e insinuaciones me han dejado con ganas de más, si en alguna ocasión el autor se decide a seguir esta historia.
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