domingo, 21 de septiembre de 2014

Ludo Ergo Sum 2014: Domingo

Último día. Al entrar en el recinto, con las mayoría de las mesas todavía sin ocupar, lo primero que llama la atención son los numerosos dibujos, planos, números y nombres dibujados o escritos sobre la superficie de los manteles de papel que las cubren. Señales inequívocas de las aventuras vividass a lo largo del fin de semana.

Por la mañana quería jugar una última partida, pero no consulté el programa hasta prácticamente estar a punto de llegar al mostrador donde los voluntarios de camiseta naranja atienden a los participantes, y eso que hoy he llegado bastante temprano, todavía no se ha cubierto el aforo de ninguna mesa, hay para escoger.

Un rápido vistazo, y enseguida me decido. Hay una partida de demostración de Walhalla, Este es un juego todavía en camino de ser publicado, pero que ya anteriormente llegó a llamar mi interés. Un sistema que es básicamente D100, y una ambientación situada en una plena edad media totalmente histórica. Sin monstruos ni dioses. Hay hueco para la magia, pero se trata de la magia de la superstición, que puede obrar efectos muy poderosos sobre quienes están dispuestos a dejarse sugestionar por sus efectos, sin neceisdad de entender que se trata de algo sobrenatural.

La partida, dirigida por Ignacio, estuvo muy bien. Éramos cinco jugadores, y el director de juego resultó ser muy hábil. Así que la historia de los cinco primos daneses que, a mediados del siglo X, se dirigen a casa de su tío de la ciudad para tratar de huír de la miseria del campo, y todas las cosas que siguen a partir de ese momento, están muy bien. La partida fue particularmente efectiva a la hora de crear una atmósfera de misterios mágicos formada a base de elementos que tienen una explicación común. No es que, como los personajes de Scooby-Doo, al final todo se explique de forma racional. Para los PJ lo ocurrido fue real. Pero no albergo dudas de que en el texto del escenario aparezcan las correspondientes aclaraciones.

El sistema en sí -llamado Totum Revolutum requiere de pocas presentaciones. De entre todas las iteraciones del D100, al que más me recordó fue a Aquelarre. Una lista de habilidades quizá un pelín larga y demasiado especializada para mi gusto, y una forma de adjudicar las localizaciones de golpe que ya se usó en el juego de Ricard Ibáñez -usar el resultado del dado de las unidades en la tirada de ataque para determinar dónde impacta el golpe- que nunca me convenció demasiado. Pero el juego tiene otros detalles que sí me llamaron positivamente la atención. Además, jugamos con el núcleo más básico de reglas, dejando fuera multitud de sistemas opcionales que prometían mayor detalle e interés.

Tras la finalización de la sesión intercambié algunas palabras con el director de juego, acerca del próximo mecenazgo con el que se pretende financiar la publicación. Es muy probable que acabe participando, porque incluso aunque el sistema no desbancará a RQ6 como mi versión favorita, la ambientación promete ser muy cuidada y con mucho detalle.

Pausa para comer. Varios jugadores salen juntos, para comer en alguno de los establecimientos cercanos. Yo prefiero quedarme en el recinto, haciendo el trámite con algo de comida que he traído conmigo. Eso me dejará algo más de tiempo para ultimar detalles de mi partida, y también para escribir algunas de estas líneas. Además, en los últimos días ya he comido fuera unas cuantas veces, y tengo que controlar algo el gasto.

A medida que va acercándose el momento de comenzar las partidas de la tarde, empiezo a ponerme algo nervioso. Siempre me pasa cuando comienzo una nueva partida o campaña, y más todavía cuando voy a dirigir a alguien con quien no he jugado nunca. Así que la perspectiva de dirigir a un grupo de desconocidos comienza a preocuparme.

Empiezan las inscripciones para las partidas. Contemplo la fila de los jugadores que aguardan plaza en una mesa con una mezcla de esperanza y aprensión: Mierda, nadie se va a apuntar, esta partida no despertará ningún interés. Bueno, eso casi sería un alivio, me ahorro el problema. Pero bueno, seguro que alguien hay, mira cuanta gente, seguro que todas las partidas quedan llenas, incluso la mía. Joder, que al final sí se van a apuntar. Pero no aparece nadie, y las otras mesas ya se están llenando. Mierda, no se va a apuntar nadie...

Al final sí hubo jugadores, por supuesto. De hecho, más de los seis que yo había dispuesto como límite para la partida. Y seis eran las fichas que traía preparadas. RuneQuest no es un juego en el que se pueda tener un PJ listo en cinco minutos, y la relativa complejidad del sistema vuelve difícil manejar tantos jugadores. Con pesar, tuve que decir que seis era mi máximo. De veras que lamenté que el Capitán Alain Masseri se quedase sin tomar parte en la partida. Me supo muy mal.

De los jugadores, uno conocía el sistema, otros dos eran roleros, y los tres restantes no habían jugado en su vida. A algunos les encanta jugar con gente novel, a mí siempre me pone todavía más nervioso. Bueno, es lo que hay. Peor lo tuvo el pobre Gilen, cuando cuatro de sus cinco jugadores de HeroQuest se apuntaron pensando que iban a jugar al juego de tablero. Y aun así, al final salió airoso del trance.

Para la partida, preferí ventilarme la introducción en el menor tiempo posible. Cuanto antes estuviese la pelota en el tejado de los jugadores, mejor. Así que el grupo de PJ pronto estuvo junto al límite del barrio de al-Halisa, en Palermo, tras la pista de los secuestradores de una joven. Registrar los enrevesados callejones, hablar con sus habitantes, inmiscuirse en las subtramas puestas en marcha... Al final el asunto fue bastante directo, una de las posibilidades previstas. Y nos dio tiempo a terminar la partida. ¿Les gustó? Dijeron que sí, pero podría haber sido amabilidad. Aunque decidí dejar fuera algunos de los elementos más complejos del sistema -como los alcances de las armas- que podrían enlentecer la marcha de la partida, no estoy seguro de la impresión que les causaría el juego, el escenario y mi forma de dirigir. En fin.

Terminamos cuando los voluntarios ya iban avisando de que llegaba el momento de recoger, que la cosa se acababa. A continuación llegó el sorteo correspondiente para los asistentes -no me tocó nada, sorpresa-, y tras algunas despedidas, de vuelta a Madrid. Y hasta la próxima.

¿Qué me llevo al final de las LES? Pues un montón de cosas buenas. Algunos libros, unos buenos recuerdos, y haber conocido a gente majísima.

Tampoco es que esto resulte utópico y que cada persona que uno conozca sea una nueva amistad. Pero bueno, tampoco pasa nada porque a los cinco minutos de haber terminado una partida y haberme despedido de los participantes, me cruce con alguno de ellos y ambos finjamos no reconocernos. Se ha pasado un buen rato y ya está.

Con todo, es un buen sitio para saludar a gente del mundillo, particularmente de aquellos que se encuentran más presentes en internet. También me llamó la atención encontrarme, como ocurrió en la Colina del Troleo, rodeado de roleros provenientes de puntos muy distantes entre sí, confluyendo todos en estas jornadas. Me gustó la sensación que me provocó darme cuenta de eso.

Nada del mercadillo de ocasión en este día. Además de haber usado ya mi presupuesto autoasignado para tal efecto, no quedaba apenas nada que despertase mi interés. Lo que sí logró que me fijase fue que, en algo que es supuestamente un mercadillo de segunda mano, algunos artículos -muy pocos, eso sí- mostraban un precio en la etiqueta más propio de piezas de coleccionista. Vamos, que si lo normal era adjudicar un precio inferior al de venta al público, algunos lo habían fijado muy por encima del mismo.

Y una mención especial para la organización y los voluntarios se hace obligatoria. No sé en qué condiciones habrá aceptado esta gente desempeñar esta labor tan importante, pero se lo han trabajado muy bien. Gracias a ellos los más de mil setecientos asistentes que hemos desfilado por el lugar a lo largo del fin de semana hemos podido jugar sin preocuparnos apenas de nada. Gracias a todos por eso.

Una muy agradable experiencia, pero ya se ha terminado. Así que también se acaban estas entradas de carácter más o menos personal. Vuelvo a casa tras unos muy necesarios días de vacaciones, con el ánimo mucho mejor que cuando llegué. El blog también regresa a la normalidad después de esta entrada. A partir de la siguiente, vuelta a las reseñas y a las cosas habituales. Y a terminar el número cuatro del fanzine, del que ya no queda demasiado para estar terminado.

8 comentarios:

  1. Gracias por estas tres entradas, Cronista.

    No he podido asistir, pero me gusta leer como se ha ido desarrollando todo.

    Queda claro que es un evento al que tendré que ir algún año sí o sí.

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    1. Merece mucho la pena. Menos por las partidas en sí, que son el centro del evento, que por todo lo que las rodea.

      Un saludo.

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  2. Para mí fue un placer poder hablar en persona, aunque sólo fuera un ratito, al pie del mercadillo ;). Creo que deberías haberte apuntado a la partida de DCC el sábado por la mañana, aunque te la conocieras; creo que habrían muerto decenas de personajes incluso sabiendo lo que nos esperaba :D.

    Me alegra que te haya animado un poco la visita a las LES, y que vuelvas con fuerzas renovadas a las reseñas. Creo que no te lo dije en persona, pero aprovecho para decirlo aún más públicamente: a día de hoy estás escribiendo unas reseñas de una calidad que ya me gustaría conseguir a mí. Enhorabuena, y a seguir dándole al rol y al D100 ;).

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    1. Esa breve charla también resultó agradable para mí. Probablemente aunque me hubiese unido a la partida no habría cambiado la mortalidad de la misma, como dices. Pero buena parte de la gracia de DCC estriba en la sorpresa, en cuál será la próxima cosa extraña y loca que te vas a encontrar. Y si ya sabes la respuesta de antemano, el asunto pierde mucho de su atractivo.

      Muchas gracias por el elogio. Viniendo de alguien que en sí mismo es prácticamente una institución en los lares del internet rolero, (ocho años de buenas entradas, nada menos) resulta muy de agradecer.

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  3. un placer haberte conocido. Espero que te animes otro año y podamos compartir algo más de charla e incluso mesa de juego.
    Por cierto, estupendas reseñas de los tres días.
    saludos! :)

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    1. Desde luego, ganas de repetir la experiencia de estas jornadas no me falta. Si tengo ocasión, sin duda volveré a pasar el próximo año.

      Muchas gracias :D.

      Un saludo.

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  4. Respuestas
    1. Gracias a ti por la partida. Me gustó mucho, y me dejó con ganas de más.

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