sábado, 22 de junio de 2019

Juramentada, de Brandon Sanderson

Hace ya algún tiempo que se puso a la venta la tercera entrega de la serie El archivo de las tormentas, aunque entre Palabras radiantes y este volumen se encuentra la novela corta Danzante del filo, cuya lectura puede resultar necesaria para la comprensión de algunos acontecimientos y, sobre todo, para tener un conocimiento previo acerca de un nuevo personaje que se anticipa muy importante para el futuro desarrollo de la serie. La verdad es que tardé en decidirme a comenzar su lectura debido a su extensión, casi mil trescientas páginas.

La historia prosigue poco tiempo después del final de Palabras radiantes. Dalinar Kholin, junto con su ejército de seguidores, trata de adaptarse a su nueva situación tras haber descubierto la inmensa torre-ciudad que sirviera antaño como cuartel general de los Caballeros Radiantes. Ahora trata de devolver a la vida las órdenes de estos individuos dotados de poderes sobrenaturales gracias a su conexión con los seres que, reflejando un aspecto de la realidad, son capaces de metamorfosearse en las impresionantes hojas esquirladas. Con la ayuda de Kaladin y Shallan, están buscando a todos los Radiantes que puedan reunir, mientras observan los movimientos de los hasta ahora esclavizados parshmenios, ahora iguales a los parshendi. Más todavía, gracias al poder de la reciente Tormenta Eterna.

Si El camino de los reyes tomaba a Kaladin como personaje central y Palabras radiantes hacía lo propio con Shallan, en Juramentada le llega el turno a Dalinar. Sucesos pasados de los que sólo teníamos referencias medio veladas mencionadas a lo largo de los dos libros, ahora vamos a tener la historia de Dalinar, completa y descarnada. Sobre este personaje recae el protagonismo de la novela, pero con tantas páginas, tampoco es que no haya espacio para desarrollar amplias tramas, no sólo para los otros dos principales, sino para todo el elenco de secundarios, de los más a los menos importantes, 

En las series de este tipo, sobre todo las que son tan extensas como esta, suele llegar un momento en el que la historia deja de sorprender, los conceptos originales ya desplegados, y lo que toca es seguir el desarrollo de los acontecimientos con oficio y buen hacer, pero sin excesivas novedades. Con Juramentada, la serie El archivo de las tormentas ha llegado a este punto. La trama sigue, pero de forma un tanto menos fluida que en las anteriores partes. Y en algunos momentos da la impresión de que, más que encontrarnos ante un único libro, se trata de dos o tres publicados juntos, pues hay unos puntos de inflexión muy notables en determinados momentos de la trama, que hacen girar el escenario y estilo de la historia de una forma muy brusca. No es que el libro no sea bueno, no creo que vaya a decepcionar a ningún lector habitual de Sanderson, pero queda un tanto flojo cuando se le compara con los anteriores, sobre todo con El camino de los reyes.

De un tiempo a esta parte el autor reveló que todas sus novelas tienen lugar dentro de un mismo universo literario, el Cosmere, aunque sea en diferentes planetas de una galaxia concreta. Pero es en El archivo de las tormentas donde eso se pone más en relieve. No sólo hay pistas hacia la existencia de unos poderes que quizá -con Sanderson ese es un término que hay que manejar con cuidado- podrían ser definidos como divinos. Y de esos poderes emanan todas las habilidades que ostentan los protagonistas de las diferentes series, desde Elantris hasta Nacidos de la bruma. Caballeros Radiantes incluídos. En algún punto de esta novela se hace mención, por ejemplo, a las capacidades relacionadas con los metales.

Todo ello, y el mayor conocimiento que el lector recibe sobre algunos de los personajes más poderosos de Roshar -el mundo en el que se desarrolla esta serie- deriva en la intuición de que la serie va a acabar alcanzando proporciones cósmicas en su desarrollo. Como el ciclo del Campeón Eterno de Michael Moorcock pero con el número de páginas multiplicado por diez.

La novela está bien, y no creo que sea muy realista esperar que continuamente esté sorprendiéndonos con la presentación de nuevos conceptos, en algún momento toca explicar y desarrollar los anteriores -pocos autores hay que me parezcan capaces de hacer ambas cosas a la vez, ahora mismo sólo se me ocurre China Mieville con el Bas-Lag-, así que no hay que esperar grandes revelaciones.

Bueno, alguna hay, pero a estas alturas probablemente no sorprenda demasiado a nadie. Y la parte quizá más novedosa, un viaje por el mundo de los spren, resulta curiosa, pero poco más, a pesar de su intento por hacer que resulte extraña y alienígena. Claro que, por otra parte, esa parte de la trama se corresponde a un tipo de historia que nunca me ha gustado mucho. Jamás he sido muy fan de los viajes planares en D&D, la verdad.

Por lo demás, los tropos habituales del autor se encuentran todos presentes. Combates que parecen haber sido escritos pensando en una adaptación cinematográfica con mucho CGI -creo recordar haber oído campanas sobre una serie de televisión, pero no sé si se trataba de esta historia o de otra de las de Sanderson-, además de sus complicaciones habituales con la fe religiosa, el ser aparentemente omnipotente pero que se trata de un falso dios, etc. 

En resumen, el libro, aun pareciéndome inferior a los anteriores, me ha resultado entretenido, y no descarto proseguir con la serie. Aunque al ritmo que lleva, el próximo volumen va a pasar de las mil quinientas páginas. Y me lleva un tiempo encontrar ánimos para leer un tocho semejante

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