OtakuLogan vuelve con su crónica de las sesiones protagonizadas por los personajes de esta campaña (¡Gracias por tomarte la molestia!). Un par de sesiones que tendrán como objetivo dar nuevas oportunidades para la interacción social de los miembros del grupo con su comunidad, en la que ya están destacando. Y algunos jugadores aprovecharon esa oportunidad.
***
El hijo del jefe de los montañeses y
su guardaespaldas se quedaron sorprendidos viendo la cabeza de
Bodocenos: llos korantios habían logrado el objetivo de forma rápida, sin bajas e
incluso rescatando algunos rehenes y saqueando un cofre. Ciertamente
no esperaban un éxito semejante, y ahora el camino de vuelta iba a
ser complicado: seguían teniendo que evadir los puestos protegidos
por espíritus para que los “lenguanegras” restantes, que sin duda saldrían en su persecución, no
supieran por donde iban. Llevando consigo a dos personas incapaces de moverse,
peso extra y en cualquier momento el enemigo podría descubrir el
asalto e iniciar una persecución.
No obstante, los guías
mantuvieron la calma y durante su trayecto eligieron acertadamente
los lugares de descanso. Disto, ya consciente al segundo día,
intentó convencer al hijo del jefe de marchar a la batalla para
acabar con todos los “lenguanegras” en su territorio, pero los
montañeses estaban demasiado aturdidos tan su reciente derrota en la
batalla contra Tirta y volvieron a reiterar su idea de no volver a
luchar en un tiempo.
El hechicero del grupo curó a Serat y a Kasadya en el momento en que recuperó algo de su energía mágica, y finalmente se separaron de
los guías al dejar las colinas, teniendo dos días de tranquilo
camino hasta Bilintus, donde fueron recibidos de muy buena gana por
Anfitor, al ver que habían conseguido el objetivo de la misión.
No quedaba más que hacer en tierras
tenias, y además el ejército había consumido buena parte de los
recursos de la ciudad, así que en cuanto recogieron sus pertenencias
la tropa que aún quedaba en Bilintus marchó de vuelta a Tirta. El
gran bloque de guerreros fue perdiendo número conforme varios de sus
participantes se iban quedando atrás, la mayoría de ellos tenios,
pero también korantios, pues no necesitaban hacer el camino hasta la
misma ciudad y se dirigían directamente a sus tierras o veían
durante el viaje terrenos que les interesaba reclamar, quedándose
allí para empezar el proceso.
Por lo tanto, entre soldados ya
licenciados y víctimas de la guerra, fueron bastante menos los que
entraron en Tirta que los que habían marchado, pero eso no escondía
el aplastante triunfo conseguido por la tropa liderada por Anfitor,
que fue recibida por una población entregada: se decretaron cuatro
días de fiesta y los nombres de algunos de los componentes del grupo
empezaron a sonar con fuerza entre los ciudadanos, especialmente el de
Regulus.
Durante aquel período festivo Flegias y Patroklo no pararon
de beber en las tabernas, mientras Regulus lamentaba tener que
asistir a su hermano Clodio en actos protocolarios y no poder
disfrutar tanto como desearía. Kasadya recibió el aviso de la
llegada de Nikias junto con su padre Keleos, y fue a verlos. Keleos
no mostró demasiado entusiasmo al ver a su hija y en cuanto pudo
rehuyó el incómodo (para ambos) encuentro, aunque Nikias dijera
posteriormente que su padre estaba impresionado por la reputación
que se había ganado en la reciente guerra, además de los logros anteriores asistiendo a Aparinaon.
Pero la razón por la que
le había hecho llamar era dar respuesta a su carta: sí, sabía de
una practicante de artes hechiceras debido a los negocios que hacía con
su padre, y era un hombre que justamente se encontraba en Tirta para
seguir su proceso de independización: Hipónax. Con esa información, y tras agradecer su
ayuda, Kasadya se dirigió hasta la casa de los padres de Disto, que
observaban costernados -pues ambos eran profundamente conservadores- a la mujer guerrera hasta que el propio
hechicero, que había decidido pasar las fiestas junto a su querida
Melandis, intervino para atender a la joven y que su familia no
formara una escena ante una heroína. Disto agradeció el trabajo de
Kasadya y le prometió cantar sus gestas ante su padre, cosa que no
parecía entusiasmarla demasiado.
Tras los días de fiesta, volvió el
entrenamiento: los juegos habían sido pospuestos por la
guerra, pero Rikalsos había confirmado que se celebrarían en una
semana. Patroklo, por primera vez, contrató a un experto en lucha
para practicar, mientras Regulus seguía con el mismo maestro y
Flegias buscó a un experto en jabalina. Kasadya y Disto también
siguieron con sus tareas de aprendizaje, aunque no enfocadas a
pruebas en las que participarían.
La semana pasó y una gala
inaugural dio paso a la primera prueba de los juegos, el lanzamiento
de jabalina: los dos favoritos se pusieron en cabeza desde sus
primeros lanzamientos, pero Efirémides demostró no ser rival para
Flegias, uno de los héroes de la guerra que ganó, además, la
primera corona de laurel.
Tras un descanso, ya por la tarde la acción se
trasladó a una zona tupida dentro de la ciudad, pues los juegos no
contaban con un estadio en los que disputarse, para la siguiente
prueba, el pugilismo. El primer combate enfrentó a dos compañeros
de aventuras, Patroklo y Regulus, y aunque el primero comenzó
cumpliendo los pronósticos, el pequeño noble fue remontando la
pelea hasta que consiguió una inesperada victoria. Patroklo se
lamentaba de no haber puesto todo lo que podía en aquel combate, las
apuestas (ilegales, aunque existentes entre los asistentes) se
dispararon y el público entendió porque Regulus había cogido tanta
fama en su pelea en solitario antes de la batalla contra los
“lenguanegras”.
El segundo combate enfrentaba a Flegias contra
Bion, un luchador con un cuerpo bastante curtido y de apariencia
fuerte; pero a pesar del cansancio de la mañana, Flegias comenzó
golpeando a su enemigo, y salvo la contestación inmediata de este,
continuó avasallando a su rival hasta que ganó claramente la
competencia. El tercer combate enfrentaba a Kasadya, vestida algo más
ligera que de costumbre, con un joven aristócrata que marcaba un
mueca de decepción ante su suerte: había oído hablar de la mujer
que -motivo de espanto para muchos- participaría en los juegos, y para él aquel combate no tenía
ganancia alguna y sí posibilidades de hacer el ridículo.
Más aún
cuando al principio del enfrentamiento, Kasadya impactó un duro
derechazo en su cara que hizo exclamar al público. Finalmente el
joven aristócrata templó sus nervios y fue controlando la situación
cuando olvido el sexo de su rival, hasta que ganó el combate. No
obstante, la impresión que dejó Kasadya fue bastante buena y fue
ovacionada por algunos de los asistentes, mientras los más
reticentes a su participación callaban.
En la siguiente ronda, fue
el joven aristócrata quién tuvo que vérselas con Flegias, y si
esperaba poder demostrar su valía en ese momento, no pudo ser: desde
el principio el hoplita dominó el combate y no le dio ninguna
oportunidad. En la siguiente contienda, Regulus se las tuvo que ver con un púgil que si bien no destacaba por su fuerza, parecía moverse
bastante bien; pero el aristócrata conectó mejores golpes desde el inicio
del combate, y pasó a la final, donde se enfrentaría otra vez a un
compañero, Flegias.
Lo cierto es que no fue una final demasiado
competida: Flegias volvió a imponer el dominio sobre las pruebas que
estaba demostrando durante todo el día de inauguración de los
juegos, y salvo un pequeño contraataque final de Regulus, obtuvo
fácilmente su segundo triunfo, lo que despertó la admiración de
muchas personas. Durante la noche, en las fiestas palaciegas, Flegias
creyó conveniente utilizar su recién adquirida fama para comenzar a
pensar en su futuro y buscar una pareja adecuada que le ayudase a
progresar socialmente. Y aquella noche, después de haber demostrado
fuerza y agilidad, también hizo alarde de labia, pues algunos
avances hizo en su objetivo y más de una mujer de alta alcurnia se
mostró interesada en su futuro.
Al día siguiente se reanudaron las
pruebas: en la carrera de velocidad Kasadya y Regulus se enfrentaban
al favorito Filotas. Pero desde la salida, fue Regulus quién tomó
el mando y Kasadya quién pudo seguirle el ritmo, quedando Filotas
lejos tras trastrabillar y casi caer al suelo; el público se
emocionó cuando Kasadya tomó la cabeza de la prueba y solo las
fuerzas de flaqueza y orgullo de Regulus impidieron su victoria, pero
nuevamente se fue causando una gran impresión. Regulus, por otro
lado, estaba bastante contento por haber logrado ganar una
competición en la que los bajos suelen tener desventaja debido a su
zancada más pequeña.
Por la tarde tuvo lugar la competición
lírica, que tuvo un nivel mediocre: el rapsoda Namplio consiguió la victoria
con una canción popular, mientras que Disto estaba más preocupado
en exaltar a los héroes de su grupo que en darle ritmo y tono a su
composición, creando una melodía irregular. En el tercer día,
ninguno de los héroes participó en los juegos, y observaron las
competiciones de carreras de cuádrigas y lanzamiento de disco. Y ya
en el último día de los juegos, tras asistir también como
espectadores a la prueba de poesía, llegó el momento de Patroklo de
lavar su mala imagen hasta ahora en la competición: en la prueba de
lucha dio su máximo esfuerzo, y a pesar de su mala técnica, su
físico le permitió plantarse en la final, donde combatió de tú a
tú contra su rival Soilo.
Al principio el marinero pareció dominar el
escenario, pero su enemigo fue poco a poco recuperándose de su mal
inicio y llegó a tener muy cerca la victoria. Sin embargo,
finalmente Patroklo pudo someter a su rival y se marchó muy contento
de la competición directamente a los muelles, donde podría celebrar
su victoria bebiendo. Los juegos quedaron clausurados con la prueba
de carrera de larga distancia, que emocionó a los espectadores.
Los juegos no eran sino los
prolegómenos al gran evento: el debate sobre la forma de gobierno de
Tirta tras su independencia, así que no era de extrañar que las
diversas partes no dejaran al deporte tranquilo y comenzaran a
posicionarse e intentar lograr poderosos aliados durante la
celebración de las pruebas. Disto, que había contactado con Hipónax
llamando su atención sobre sus prácticas comunes, tuvo una
conversación con Kortano tras finalizar su prueba.
El
actual jefe del tesoro de la ciudad sondeaba la posibilidad de que el
rapsoda se mostrara abierto a otras posibilidades diferentes a la
monarquía en caso de que tuviera que elegir una alternativa a lo que
ambos no querían, la democracia. Por su parte, Flegias, quién
seguía coqueteando con la posibilidad de un ascenso social mediante
boda, fue abordado por Anfitor, que proponía un gobierno militar y
le ofreció a Flegias el control de las tropas en campo si este se
lograba, cosa que el hoplita, tras intentar esquivar una respuesta
clara, tuvo que rechazar en primera instancia, aunque estaba abierto a
cualquier posibilidad cuando la forma de gobernar hubiera quedado
clara.
Los demás líderes no parecieron poder convencer a los héroes
e intentaron moverse por otras vías para captar popularidad antes
del debate: Ulaxos, venido de una ciudad regida por un gobierno demócrata, apostaba por
esa misma fçormula para Tirta; Oideo, ya conocido por los aventureros de cuando investigaron la traición de Valsus, encabezaba la idea de que una
asamblea de mercaderes tenía que hacer prosperar la ciudad mediante
la economía, facción encabezada en realidad, de forma discreta, por Kortano.
El orador Silanio
propugnaba una diarquía, para impedir que una sola persona acumulase
demasiado poder; Glicon el sacerdote hablaba de una sociedad
teocrática, ¿quién mejor que aquellos que escuchan a los dioses
para gobernar una ciudad? Y finalmente estaban Rikalsos y sus partidarios que apuntaban claramente a una monarquía, pero no era
tan obvio que todos apostasen por el mismo rey… El debate más
importante en la historia de Tirta estaba a punto de comenzar.
***
Para representar las diferentes pruebas me decanté de nuevo por el uso de las contiendas extendidas de Revolution d100. En su forma básica pueden ser bastante repetitivas -algo de lo que advierten incluso en el mismo manual-, pero en el sistema de Mythras resulta complicado adaptar todos los añadidos que ayudan a evitar la rutina en la resolución de este tipo de pruebas, así que tuve que improvisar algunas variaciones en algunas pruebas para que no diese la impresión de que todas eran idénticas. El resultado no quedó del todo mal, creo, aunque no pasara de ser una chapucilla para salir del paso. La verdad es que cada vez tengo más interés en probar el sistema completo de Revolution d100 en alguna partida.
El problema de jugar sesiones completas sin escenas de acción -léase combate- puede llegar a ser más o menos el mismo que el de jugar una en la que únicamente haya combate. Si en el grupo hay jugadores que no estén muy interesados en los asuntos de política local, o en llevar a cabo proyectos personales, sesiones completas de este tipo se les puede hacer muy aburridas, y me temo que algo así ha ocurrido con alguno de los jugadores. En fin, tras la presente y la próxima sesión de juego comenzará la recta final, en la que probablemente habrá acción suficiente para satisfacer a cualquiera. Mientras tanto, no soy partidario de meter situaciones de combate porque sí, si no resultan coherentes con la situación que están viviendo los PJ.
Y afortunadamente, creo que la mayoría del grupo ha desarrollado intereses personales para sus PJ. Flegias está intentando medrar, contrayendo matrimonio y adquiriendo tierras de cultivo para convertirse en un ciudadano respetable e importante. Disto se esfuerza en ejercer su influencia entre los notables de la colonia, y Regulus prosigue con su pugna familiar enfrentado a su hermano mayor.
En la próxima sesión -que ya hemos jugado a la hora de escribir estas líneas- tendrá lugar la gran asamblea de ciudadanos en la que se expondrán las diferentes alternativas para la constitución y el nuevo gobierno de la recién inaugurada ciudad. Un momento cumbre y una nueva oportunidad para que los personajes destaquen como individuos influyentes.
Muy interesante. 😀 ¿qué cambiaste de las reglas de Revolution d100?
ResponderEliminarPoca cosa, en realidad. Introducir algo de variedad como que los contendientes compiten entre sí con sus habilidades pero para reducir puntos de una reserva ajena a todos -que representaría la distancia de la carrera-, o permitir que los críticos tuviesen algún efecto adicional, cosas así.
EliminarEn Merrie England; Robyn Hode, aparecen algunas reglas de este tipo para competiciones -¡el famoso concurso-trampa de tiro con arco!-, que tienen pinta de estar bastante mejor que lo que yo hice, que era algo para salir del paso. Con todo, creo que al final no estuvo mal la cosa.
Es una buena idea para carreras de todos contra todos, me la apunto.
EliminarMe entran ganas de comprarme el Robyn Hode por esas competiciones y ver cómo las resuelven.
Por cierto, me gusta mucho la pintura del inicio de la entrada.