lunes, 7 de agosto de 2017

Shores of Korantia (Sesión 17)

OtakuLogan vuelve con su crónica de las sesiones protagonizadas por los personajes de esta campaña (¡Gracias por tomarte la molestia!). Un par de sesiones que tendrán como objetivo dar nuevas oportunidades para la interacción social de los miembros del grupo con su comunidad, en la que ya están destacando. Y algunos jugadores aprovecharon esa oportunidad.



***

El hijo del jefe de los montañeses y su guardaespaldas se quedaron sorprendidos viendo la cabeza de Bodocenos: llos korantios habían logrado el objetivo de forma rápida, sin bajas e incluso rescatando algunos rehenes y saqueando un cofre. Ciertamente no esperaban un éxito semejante, y ahora el camino de vuelta iba a ser complicado: seguían teniendo que evadir los puestos protegidos por espíritus para que los “lenguanegras” restantes, que sin duda saldrían en su persecución, no supieran por donde iban. Llevando consigo a dos personas incapaces de moverse, peso extra y en cualquier momento el enemigo podría descubrir el asalto e iniciar una persecución. 

No obstante, los guías mantuvieron la calma y durante su trayecto eligieron acertadamente los lugares de descanso. Disto, ya consciente al segundo día, intentó convencer al hijo del jefe de marchar a la batalla para acabar con todos los “lenguanegras” en su territorio, pero los montañeses estaban demasiado aturdidos tan su reciente derrota en la batalla contra Tirta y volvieron a reiterar su idea de no volver a luchar en un tiempo.

El hechicero del grupo curó a Serat y a Kasadya en el momento en que recuperó algo de su energía mágica, y finalmente se separaron de los guías al dejar las colinas, teniendo dos días de tranquilo camino hasta Bilintus, donde fueron recibidos de muy buena gana por Anfitor, al ver que habían conseguido el objetivo de la misión.

No quedaba más que hacer en tierras tenias, y además el ejército había consumido buena parte de los recursos de la ciudad, así que en cuanto recogieron sus pertenencias la tropa que aún quedaba en Bilintus marchó de vuelta a Tirta. El gran bloque de guerreros fue perdiendo número conforme varios de sus participantes se iban quedando atrás, la mayoría de ellos tenios, pero también korantios, pues no necesitaban hacer el camino hasta la misma ciudad y se dirigían directamente a sus tierras o veían durante el viaje terrenos que les interesaba reclamar, quedándose allí para empezar el proceso. 

Por lo tanto, entre soldados ya licenciados y víctimas de la guerra, fueron bastante menos los que entraron en Tirta que los que habían marchado, pero eso no escondía el aplastante triunfo conseguido por la tropa liderada por Anfitor, que fue recibida por una población entregada: se decretaron cuatro días de fiesta y los nombres de algunos de los componentes del grupo empezaron a sonar con fuerza entre los ciudadanos, especialmente el de Regulus. 

Durante aquel período festivo Flegias y Patroklo no pararon de beber en las tabernas, mientras Regulus lamentaba tener que asistir a su hermano Clodio en actos protocolarios y no poder disfrutar tanto como desearía. Kasadya recibió el aviso de la llegada de Nikias junto con su padre Keleos, y fue a verlos. Keleos no mostró demasiado entusiasmo al ver a su hija y en cuanto pudo rehuyó el incómodo (para ambos) encuentro, aunque Nikias dijera posteriormente que su padre estaba impresionado por la reputación que se había ganado en la reciente guerra, además de los logros anteriores asistiendo a Aparinaon. 

Pero la razón por la que le había hecho llamar era dar respuesta a su carta: sí, sabía de una practicante de artes hechiceras debido a los negocios que hacía con su padre, y era un hombre que justamente se encontraba en Tirta para seguir su proceso de independización: Hipónax. Con esa información, y tras agradecer su ayuda, Kasadya se dirigió hasta la casa de los padres de Disto, que observaban costernados -pues ambos eran profundamente conservadores- a la mujer guerrera hasta que el propio hechicero, que había decidido pasar las fiestas junto a su querida Melandis, intervino para atender a la joven y que su familia no formara una escena ante una heroína. Disto agradeció el trabajo de Kasadya y le prometió cantar sus gestas ante su padre, cosa que no parecía entusiasmarla demasiado.

Tras los días de fiesta, volvió el entrenamiento: los juegos habían sido pospuestos por la guerra, pero Rikalsos había confirmado que se celebrarían en una semana. Patroklo, por primera vez, contrató a un experto en lucha para practicar, mientras Regulus seguía con el mismo maestro y Flegias buscó a un experto en jabalina. Kasadya y Disto también siguieron con sus tareas de aprendizaje, aunque no enfocadas a pruebas en las que participarían. 

La semana pasó y una gala inaugural dio paso a la primera prueba de los juegos, el lanzamiento de jabalina: los dos favoritos se pusieron en cabeza desde sus primeros lanzamientos, pero Efirémides demostró no ser rival para Flegias, uno de los héroes de la guerra que ganó, además, la primera corona de laurel. 

Tras un descanso, ya por la tarde la acción se trasladó a una zona tupida dentro de la ciudad, pues los juegos no contaban con un estadio en los que disputarse, para la siguiente prueba, el pugilismo. El primer combate enfrentó a dos compañeros de aventuras, Patroklo y Regulus, y aunque el primero comenzó cumpliendo los pronósticos, el pequeño noble fue remontando la pelea hasta que consiguió una inesperada victoria. Patroklo se lamentaba de no haber puesto todo lo que podía en aquel combate, las apuestas (ilegales, aunque existentes entre los asistentes) se dispararon y el público entendió porque Regulus había cogido tanta fama en su pelea en solitario antes de la batalla contra los “lenguanegras”. 

El segundo combate enfrentaba a Flegias contra Bion, un luchador con un cuerpo bastante curtido y de apariencia fuerte; pero a pesar del cansancio de la mañana, Flegias comenzó golpeando a su enemigo, y salvo la contestación inmediata de este, continuó avasallando a su rival hasta que ganó claramente la competencia. El tercer combate enfrentaba a Kasadya, vestida algo más ligera que de costumbre, con un joven aristócrata que marcaba un mueca de decepción ante su suerte: había oído hablar de la mujer que -motivo de espanto para muchos- participaría en los juegos, y para él aquel combate no tenía ganancia alguna y sí posibilidades de hacer el ridículo. 

Más aún cuando al principio del enfrentamiento, Kasadya impactó un duro derechazo en su cara que hizo exclamar al público. Finalmente el joven aristócrata templó sus nervios y fue controlando la situación cuando olvido el sexo de su rival, hasta que ganó el combate. No obstante, la impresión que dejó Kasadya fue bastante buena y fue ovacionada por algunos de los asistentes, mientras los más reticentes a su participación callaban. 

En la siguiente ronda, fue el joven aristócrata quién tuvo que vérselas con Flegias, y si esperaba poder demostrar su valía en ese momento, no pudo ser: desde el principio el hoplita dominó el combate y no le dio ninguna oportunidad. En la siguiente contienda, Regulus se las tuvo que ver con un púgil que si bien no destacaba por su fuerza, parecía moverse bastante bien; pero el aristócrata conectó mejores golpes desde el inicio del combate, y pasó a la final, donde se enfrentaría otra vez a un compañero, Flegias. 

Lo cierto es que no fue una final demasiado competida: Flegias volvió a imponer el dominio sobre las pruebas que estaba demostrando durante todo el día de inauguración de los juegos, y salvo un pequeño contraataque final de Regulus, obtuvo fácilmente su segundo triunfo, lo que despertó la admiración de muchas personas. Durante la noche, en las fiestas palaciegas, Flegias creyó conveniente utilizar su recién adquirida fama para comenzar a pensar en su futuro y buscar una pareja adecuada que le ayudase a progresar socialmente. Y aquella noche, después de haber demostrado fuerza y agilidad, también hizo alarde de labia, pues algunos avances hizo en su objetivo y más de una mujer de alta alcurnia se mostró interesada en su futuro.

Al día siguiente se reanudaron las pruebas: en la carrera de velocidad Kasadya y Regulus se enfrentaban al favorito Filotas. Pero desde la salida, fue Regulus quién tomó el mando y Kasadya quién pudo seguirle el ritmo, quedando Filotas lejos tras trastrabillar y casi caer al suelo; el público se emocionó cuando Kasadya tomó la cabeza de la prueba y solo las fuerzas de flaqueza y orgullo de Regulus impidieron su victoria, pero nuevamente se fue causando una gran impresión. Regulus, por otro lado, estaba bastante contento por haber logrado ganar una competición en la que los bajos suelen tener desventaja debido a su zancada más pequeña. 

Por la tarde tuvo lugar la competición lírica, que tuvo un nivel mediocre: el rapsoda Namplio consiguió la victoria con una canción popular, mientras que Disto estaba más preocupado en exaltar a los héroes de su grupo que en darle ritmo y tono a su composición, creando una melodía irregular. En el tercer día, ninguno de los héroes participó en los juegos, y observaron las competiciones de carreras de cuádrigas y lanzamiento de disco. Y ya en el último día de los juegos, tras asistir también como espectadores a la prueba de poesía, llegó el momento de Patroklo de lavar su mala imagen hasta ahora en la competición: en la prueba de lucha dio su máximo esfuerzo, y a pesar de su mala técnica, su físico le permitió plantarse en la final, donde combatió de tú a tú contra su rival Soilo. 

Al principio el marinero pareció dominar el escenario, pero su enemigo fue poco a poco recuperándose de su mal inicio y llegó a tener muy cerca la victoria. Sin embargo, finalmente Patroklo pudo someter a su rival y se marchó muy contento de la competición directamente a los muelles, donde podría celebrar su victoria bebiendo. Los juegos quedaron clausurados con la prueba de carrera de larga distancia, que emocionó a los espectadores.

Los juegos no eran sino los prolegómenos al gran evento: el debate sobre la forma de gobierno de Tirta tras su independencia, así que no era de extrañar que las diversas partes no dejaran al deporte tranquilo y comenzaran a posicionarse e intentar lograr poderosos aliados durante la celebración de las pruebas. Disto, que había contactado con Hipónax llamando su atención sobre sus prácticas comunes, tuvo una conversación con Kortano tras finalizar su prueba. 

El actual jefe del tesoro de la ciudad sondeaba la posibilidad de que el rapsoda se mostrara abierto a otras posibilidades diferentes a la monarquía en caso de que tuviera que elegir una alternativa a lo que ambos no querían, la democracia. Por su parte, Flegias, quién seguía coqueteando con la posibilidad de un ascenso social mediante boda, fue abordado por Anfitor, que proponía un gobierno militar y le ofreció a Flegias el control de las tropas en campo si este se lograba, cosa que el hoplita, tras intentar esquivar una respuesta clara, tuvo que rechazar en primera instancia, aunque estaba abierto a cualquier posibilidad cuando la forma de gobernar hubiera quedado clara. 

Los demás líderes no parecieron poder convencer a los héroes e intentaron moverse por otras vías para captar popularidad antes del debate: Ulaxos, venido de una ciudad regida por un gobierno demócrata, apostaba por esa misma fçormula para Tirta; Oideo, ya conocido por los aventureros de cuando investigaron la traición de Valsus, encabezaba la idea de que una asamblea de mercaderes tenía que hacer prosperar la ciudad mediante la economía, facción encabezada en realidad, de forma discreta, por  Kortano. 

El orador Silanio propugnaba una diarquía, para impedir que una sola persona acumulase demasiado poder; Glicon el sacerdote hablaba de una sociedad teocrática, ¿quién mejor que aquellos que escuchan a los dioses para gobernar una ciudad? Y finalmente estaban Rikalsos y sus partidarios que apuntaban claramente a una monarquía, pero no era tan obvio que todos apostasen por el mismo rey… El debate más importante en la historia de Tirta estaba a punto de comenzar.

***


Para representar las diferentes pruebas me decanté de nuevo por el uso de las contiendas extendidas de Revolution d100. En su forma básica pueden ser bastante repetitivas -algo de lo que advierten incluso en el mismo manual-, pero en el sistema de Mythras resulta complicado adaptar todos los añadidos que ayudan a evitar la rutina en la resolución de este tipo de pruebas, así que tuve que improvisar algunas variaciones en algunas pruebas para que no diese la impresión de que todas eran idénticas. El resultado no quedó del todo mal, creo, aunque no pasara de ser una chapucilla para salir del paso. La verdad es que cada vez tengo más interés en probar el sistema completo de Revolution d100 en alguna partida.

El problema de jugar sesiones completas sin escenas de acción -léase combate- puede llegar a ser más o menos el mismo que el de jugar una en la que únicamente haya combate. Si en el grupo hay jugadores que no estén muy interesados en los asuntos de política local, o en llevar a cabo proyectos personales, sesiones completas de este tipo se les puede hacer muy aburridas, y me temo que algo así ha ocurrido con alguno de los jugadores. En fin, tras la presente y la próxima sesión de juego comenzará la recta final, en la que probablemente habrá acción suficiente para satisfacer a cualquiera. Mientras tanto, no soy partidario de meter situaciones de combate porque sí, si no resultan coherentes con la situación que están viviendo los PJ.

Y afortunadamente, creo que la mayoría del grupo ha desarrollado intereses personales para sus PJ. Flegias está intentando medrar, contrayendo matrimonio y adquiriendo tierras de cultivo para convertirse en un ciudadano respetable e importante. Disto se esfuerza en ejercer su influencia entre los notables de la colonia, y Regulus prosigue con su pugna familiar enfrentado a su hermano mayor.

En la próxima sesión -que ya hemos jugado a la hora de escribir estas líneas- tendrá lugar la gran asamblea de ciudadanos en la que se expondrán las diferentes alternativas para la constitución y el nuevo gobierno de la recién inaugurada ciudad. Un momento cumbre y una nueva oportunidad para que los personajes destaquen como individuos influyentes.

3 comentarios:

  1. Muy interesante. 😀 ¿qué cambiaste de las reglas de Revolution d100?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Poca cosa, en realidad. Introducir algo de variedad como que los contendientes compiten entre sí con sus habilidades pero para reducir puntos de una reserva ajena a todos -que representaría la distancia de la carrera-, o permitir que los críticos tuviesen algún efecto adicional, cosas así.

      En Merrie England; Robyn Hode, aparecen algunas reglas de este tipo para competiciones -¡el famoso concurso-trampa de tiro con arco!-, que tienen pinta de estar bastante mejor que lo que yo hice, que era algo para salir del paso. Con todo, creo que al final no estuvo mal la cosa.

      Eliminar
    2. Es una buena idea para carreras de todos contra todos, me la apunto.
      Me entran ganas de comprarme el Robyn Hode por esas competiciones y ver cómo las resuelven.
      Por cierto, me gusta mucho la pintura del inicio de la entrada.

      Eliminar