Si bien mi campaña favorita de Aquelarre ha sido desde siempre la que aparece en Dracs, también es cierto que nunca llegué a jugar los escenarios de Rincón -cuando nuestro director habitual de Aquelarre puso estas partidas sobre la mesa yo andaba lejos, viviendo en Madrid, así que me las perdí-. De haberlo hecho, quién sabe si mi opinión habría sido distinta.
Rincón fue publicado en 1995 por Joc, y según la confesión del propio autor en el prólogo de este suplemento, la cosa se hizo un poco deprisa y corriendo. Para cumplir con los plazos de entrega se limitó a recopilar una serie de escenarios ya existentes -alguno escrito al alirón con algún amigo, o directamente usado bajo permiso de su autor original-, reescribir lo suficiente para relacionarlos mínimamente entre sí, redactar algunos nuevos para dar coherencia al asunto, y listo. Rincón.
La idea en sí era la de que toda la campaña -o la serie de escenarios, según se vea-, se llevase a cabo en cierto valle, una baronía aislada de las guerras que la rodean, situada en algún lugar indeterminado, probablemente en el norte de Castilla. Los personajes, forasteros que desean dejar atrás su pasado reciente, buscan refugio para el inclemente invierno que se aproxima, y dan así con este lugar, lleno de aventuras, peligros y lecciones vitales para los PJ a lo largo de todo el año siguiente. Y sí, también magia y monstruos, pero en su justa cantidad, sin acaparar cada trama. Creo que sí puedo decir que, al margen de mi preferencia por Dracs, era Rincón lo que expresaba a la perfección mi concepción de Aquelarre.
Así pues, pasan los años y este es el suplemento elegido para volver a ser publicado, tras pasar por un importante proceso de ampliación. Se reedita todo el contenido original de Rincón -el suplemento original era más bien breve, conforma menos de un tercio de la extensión total del actual-, más una campaña homónima al suplemento, que describe acontecimientos acaecidos veinte años después en la misma baronía, más un par de escenarios independientes.
Forma
Siguiendo el estilo de la línea, Retorno a Rincón cuenta con una encuadernación en cartoné para sus ciento noventa y dos páginas -el Rincón original sumaba unas setenta y dos- a color y en papel grueso, de buen gramaje. Maqueta a dos columnas, cenefas de adorno en los bordes superior, inferior y exteriores de cada página. Muy vistozo.
La portada reproduce el estilo de un libro medieval, como suele ser norma en los suplementos de la línea. Las ilustraciones corren a cuenta de quien suele, Jaime García Mendoza. Sobre su trabajo -que por norma me parece excelente, tanto en Aquelarre como en Pendragón- voy a decir que el estilo de dibujo me gusta algo menos en los suplementos. Cuando leí Ars Malefica, supuse que las diferencias que mostraba respecto a los anteriores -los personajes estaban menos proporcionados que en el manual de Aquelarre- respondían al carácter específico del suplemento, pero no fue así. Ese ha sido el estilo por el que se ha optado en todos los suplementos posteriores. Quizá sea el más apropiado para representar el arte del siglo XIV, mientras que el anterior se asemeja más al de tiempos anteriores. Ni idea. Pero bien hecho sí que está. Aunque la cantidad de dibujos por página quizá sea más baja en este libro que en otros.
Cosa curiosa, en algunas ilustraciones se ha puesto más énfasis para representar fielmente los rasgos faciales de algún individuo. Esto es así porque está representando a algún mecenas del juego.
Tampoco falta trabajo de cartografía. Planos de algunas localizaciones importantes en los escenarios y, sobre todo, el mapa del valle. Realizado con el mismo estilo del original de Montse Fransoy, hasta el punto que tuve que comparar ambos para asegurarme de que no se trataba de una reproducción coloreada.
Contenido
Al principio, con los Créditos, me quedé un poco extrañado, porque no aparecían los nombres de los colaboradores mencionados en el Rincón original, siendo el de Ricard Ibáñez el único nombre mencionado como autor. Afortunadamente, al inicio de cada escenario en el que resulta pertinente, se menciona tanto el nombre del coautor -o directamente autor, caso de Joaquín Ruiz- además de una mención a la publicación original, si la hubiere, o evento para el que fue escrita la aventura.
Sigue el Proemium de Ricard Ibáñez, explicando la génesis tanto del suplemento original como de su retorno, y pasamos ya a uno de los relatos que actúan como prólogo, epílogo e interludios entre los diversos escenarios y campañas. Son historias más o menos sencillas, que pueden ser empleadas como ideas para aventuras, y en algún caso sirven para dar más información de trasfondo para alguno de los escenarios. Juicio de Dios corresponde al primer grupo.
Y empezamos ya con la primera campaña, Rincón: un lugar en el mundo. Esta es la que se corresponde al suplemento original, y está conformada por nueve escenarios de diversa índole:
- El Mercader, el Ladrón y la Lamia. Original de Joaquín Ruiz. Adaptado por Ricard Ibáñez.
- Pecados Veniales.
- Hijos de Caín. Por Miguel Aceytuno y Ricard Ibáñez.
- La Maldición del Mal Señor. Por Miguel Aceytuno y Ricard Ibáñez.
- ¡Mandrágora! Original de Joaquín Ruiz. Adaptado por Ricard Ibáñez.
- El Castillo del Llanto.
- Noche de San Juan.
- El Manantial de la Doncella.
- Camaradas de Armas. Basado en una idea de Miguel Aceytuno.
El conjunto forma un año de aventuras en la baronía, a lo largo del cual los personajes se enfrentarán a estafadores, asesinos, intrigas, maldiciones, seres mágicos, y antiguos enemigos regresados del pasado. Todos estos escenarios tienen el estilo característico de las aventuras de Aquelarre publicadas en Joc: Escritos con gran capacidad para sintetizar todos los datos importantes en pocas páginas, sin perderse en un ataque de verborrea inútil, y sin embargo, resultando muy amenos en la lectura -aquellos en los que colabora Miguel Aceytuno suelen destacar en este aspecto, pero no hay ninguno que resulte árido de leer-. Explicados sin dar detalles extenuantes a tener en cuenta, cada uno de estos escenarios puede ser preparado en muy poco tiempo.
Tras cada uno de los escenarios, y siguiendo la tradición de Aquelarre, se suele incluir un anexo con información al respecto de alguna faceta del mundo medieval relevante en la aventura. También vamos a tener, tras cada aventura, una descripción de los PNJ más destacados en el lugar en el que se desarrolla la historia.
Esto último, en conjunto, acaba formando una descripción bastante completa del valle y sus poblaciones, aunque en un formato que se me antoja algo incómodo a la hora de utilizarlo más allá de los escenarios propuestos. Creo que es un poco exagerado definir Rincón como un sandbox, pues aquí, muchos de los PNJ están supeditados a las aventuras ya preparadas. Más bien, el entorno de juego que es este valle se pone al servicio de los escenarios, y los PNJ que aparecen tras cada aventura sirven para crear tramas secundarias, escenas o encuentros que las salpiquen. Algo que de un poco de margen de maniobra, pero dentro de ciertos límites.
Después de la campaña, el relato La Bermeja, que sirve como entremés que prepara la llegada del siguiente conjunto de escenarios, Retorno a Rincón.
Han pasado veinte años, pero los personajes no han sido olvidados. Una petición de ayuda les lleva de regreso al valle de antaño -a ellos o a sus descendientes, caso de no haber sobrevivido tanto tiempo-, pues una nueva amenaza se cierne sobre la región. Una que huele a azufre.
En este caso, las aventuras son todas exclusivas de Ricard Ibáñez, y cuentan con mayor interrelación que las anteriores. Son también más ásperas, con detalles crudos y desagradables -El Pretendiente, en particular, me sorprendió en este aspecto- incluso para tratarse de aventuras de Aquelarre. Supongo que es el signo de los tiempos. Los escenarios son:
- El Pretendiente.
- Cuando las Niñas No Son Princesas.
- La Última Criatura.
- Cargando con el Muerto.
- Una Noche de Reposo en la Zaurilla. Basado en una partida de rol en vivo de Jokin García y Ricard Ibáñez.
- El Controvertido Testamento del Conde de Bozate.
- El Reino de los Cielos.
- ¡Milagro!
- La Burla del Diablo.
Aunque cada escenario cuenta con su propia historia, al punto de poder ser jugada de forma desligada del resto de componentes de la campaña, como decía los elementos de cohesión entre sí son mayores que en la anterior. No hay tanta variedad de adversarios, aunque sí de situaciones. Y en absoluto desmerecen a los originales.
De nuevo habrá anexos tras cada escenario, y de nuevo una enumeración de PNJ. Se explica lo que ocurrió con algunos de los viejos conocidos de los PJ; quién sigue aquí, veinte años mayor, quién se fue, quién murió. Finalmente, quién está ahora para ocupar su lugar.
Trovas para un Mal Señor es tanto el relato que separa esta campaña del escenario siguiente, como dicha aventura, pues comparten título. En realidad, sirve como intruducción, y algo de novelización de la aventura homónima. Este escenario, completamente desligado de la campaña, ocurre en Navarra, en 1309. Convierte a los PJ en testigos -si algo malo tiene, es precisamente eso, el carácter de testigos- de una serie de acontecimientos que pueden resultar de interés para los aficionados a Aquelarre. Si este juego contase con algo parecido a una metatrama, este podría ser uno de sus momentos clave. Por otra parte, los PJ probablemente no se vayan a enterar de mucho.
Cruz Oscura es otro relato -ya publicado con anterioridad en otra parte- que narra el punto de origen de otro elemento importante de Aquelarre, la Fraternitas de la Vera Lucis. Quienes, no es de extrañar, tienen un importante papel en el siguiente y último escenario que cierra esta antología. Daemoniourm Eventa in Salmantica, escrita por Juan Francisco Girón de Ana y revisada por Ricard Ibáñez. Compleja aventura diseñada para ser jugada hasta por cuatro grupos de PJ a la vez -para ser desarrollada en eventos de clubes y asociaciones, por ejemplo- puede dar lugar a buenas sesiones de juego, aunque personalmente la encuentro algo excesiva para Aquelarre. La trama y los acontecimientos que se suceden me parecen más propios de algo como Warhammer Fantasy. Una búsqueda contrareloj en la ciudad de Salamanca, varias facciones enfrentadas, unos cuantos MacGuffin dispersos por ahí y momentos de bastante espectacularidad.
Está escrita de tal modo que resulta difícil seguir la trama, aunque sospecho que precisamente por el método adoptado resultará mucho más fácil de seguir y consultar a la hora de dirigir la aventura. Teniendo en cuenta que puede que hasta cuatro directores de juego necesiten coordinarse para ello, probablemente se haya escrito de la forma apropiada.
Los Lobos de Castrove es el relato que actúa como epílogo del suplemento. Que cierra definitivamente con el mapa del valle de Rincón.
Y ya.
Algunos comentarios
En ocasiones anteriores, me he quejado del excesivo peso que suelen tener en las publicaciones de Aquelarre la parte demoníaca en detrimento de la medieval -y es que Rerum Demoni, con su magnífica campaña, abrió la caja de los truenos, dando lugar a un ejemplo que ha sido, a parecer mío, excesivamente repetido e imitado-, pero no fue ese el caso en Rincón. Y sigue sin serlo en Retorno a Rincón.
La parte medieval tiene primacía aquí, sin dejar de lado el lado mágico e irracional del mundo de Aquelarre. La ambientación está muy bien lograda, ese entorno rural, con campesinos miserables, nobles crueles, clérigos codiciosos... material que da lugar a una atmósfera un tanto pesimista y resignada, aunque no exenta de excepciones, individuos de todos los estamentos que se esfuerzan en hacer lo correcto a pesar de todo. O al menos ayudar en lo que puedan.
Tal y como lo comento más arriba, no estamos, hablando en propiedad, ante un sandbox. Aunque podría utiilizarse como tal, recopilando la información ofrecida, en realidad el peso va hacia las aventuras presentadas. Pero hay espacio para trabajar, incluso sin realizar cambios en las tramas. La mayoría de PNJ descritos son en sí mismos ideas para aventuras.
En fin, que si Rincón me gustaba, este Retorno a Rincón no lo hace menos. Se encuentra a la altura, y sigue encarnando todo lo que más me atrae de Aquelarre.
Ahora, por pedir que no quede, para ofrecer otro suplemento a su altura, me gustaría ver algo similar a Rincón pero ambientado en la corte de alguno de los reinos peninsulares del siglo XIV. Ahí queda eso.
Que te gustó más Decameron o Rincón?
ResponderEliminarNo puedo comparar, todavía no he leído Decamerón.
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