No son pocas las personas a las que admiro por su creatividad. Escritores y músicos entre otros y, por supuesto, diseñadores de juegos. Individuos cuyo talento hace que siga con atención su trabajo, y que incluso pueden despertar mis simpatías personales.
Pero por lo general, les contemplo desde la distancia. Pueden caerme bien, y su éxito me parece algo deseable, pero en realidad tampoco le doy demasiada importancia. Cuando, entrando ya en el mundo de los juegos de rol, diez años atrás falleció Gary Gygax, me pareció algo lamentable, intelectualmente hablando, pero no algo que pudiese sentir de forma personal. Eso es algo que en realidad, sólo recuerdo haber pasado en una ocasión, cuando Terry Pratchett. Creo que esa fue la primera y única ocasión en la que sentí la muerte de alguien lejano y a quien no conocía directamente como si fuese la de una persona próxima. La única ocasión hasta ahora.
El primer juego que probé fue la tercera edición de RuneQuest -la de Joc- y el primer mundo ficticio en el que viví las aventuras de mis personajes fue Glorantha. Me gustaría poder decir que este entorno ficticio me atrapó desde el primer momento con toda su creatividad y profundidad, pero en realidad no fue así. Mi yo de catorce años estaba interesado en jugar algo más parecido a la Edad Media, a lo que yo imaginaba cuando leía a Tolkien o cuando pensaba en cómo sería Dungeons & Dragons. Además, la ambientación estaba repartida entre varios suplementos, formando un puzzle que me resultaba difícil de descifrar. Sin embargo, aunque no pudiese concretar el qué exactamente, había algo en todos esos libros que me tenía fascinado. La lectura del capítulo de historia en Glorantha: El mundo y sus habitantes, o la Prosopedia de Dioses de Glorantha. Textos llenos de conceptos intrigantes que, aunque no terminase de aprehender lo suficiente como para emplear debidamente en la mesa de juego, me resultaban en extremo evocadores: los Aprendices de Dios, la Búsqueda heroica, el héroe/antighéroe Arkat y su guerra contra Nysaor/Gbaji...
"Estoy extremadamente complacido de dar por fin ejemplos y estadísticas para colinas mágicas, espíritus guardianes y el efecto que pueden causar las amas de casa de un clan al negarse a apoyar los actos de sus maridos,"
HeroQuest 1ª Edición
Más adelante, al ir probando otros juegos, pude por fin darme el gusto de jugar en la Tierra Media, o en los Reinos Olvidados. Aquellas experiencias no solo me resultaron satisfactorias, sino que también me ofrecieron la perspectiva necesaria para poder apreciar debidamente la obra de Greg Stafford. Comencé a leer sus libros con mayor comprensión, y las diferencias entre Glorantha y otros universos de juego se me hicieron más notables. A su lado, las mitologías del resto palidecían, reducidas a una enumeración tipo "este es el dios de tal y cuál cosa". Los mitos gloranthanos podrían, en cambio, haber sido recitados por un aedo, por un skald o un bardo.
Con la publicación de Pendragón por parte de Joc, mi respeto por Stafford, si cabe aumentó más. El juego me llevó a la lectura de las obras en las que se basaba, y descubrí de ese modo que Thomas Mallory, Chrétien de Troyes o Wolfram von Eschenbach habán escrito siglos atrás libros que encontré apasionantes.
"El juego es, para mí,
un vehículo para explorar la leyenda artúrica y, con ello, nuestras
propias psiques. Durante la mayor parte de mi vida, he buscado maneras
de interactuar con el reino mítico y siempre quise que mis juegos fuesen
un vehículo para vuestras imaginaciones."
Caballeros Aventureros
Stafford gustaba de incluir prólogos o epílogos a sus libros. Notas de diseño, pero también comentarios personales, experiencias pasadas que le habían llevado, de una forma u otra, a ser quien era y escribir lo que escribía. En Caballeros Aventureros descubrí así por primera vez una referencia a Joseph Campbell, otro autor que ha resultado ser importante para mí. Y de ahí a otros, como Mircea Eliade, o Georges Dumézil. Y leyendo a estos mitólogos aumentó mi comprensión sobre Glorantha.
El universo de Glorantha fue transformándose con el paso del tiempo, adaptándose cada vez más a la visión de su autor. No siempre esos cambios me resultaron agradables, y me dio la impresión de que Glorantha estaba dejando de ser un entorno de campaña para ir convirtiéndose cada vez más en un ciclo mitológico. Realizado con una gran sensibilidad, original y con mucho estilo, pero que poco a poco iba dejando menos espacio para jugar allí. Era como si ya no importase tanto jugar en Glorantha como conocerla en detalle. Lo que no deja de ser otra forma de ocio, yo mismo he leído varios textos de la Stafford Library sólo por el placer que me proporciona sumergirme en las profundidades de este increíblemente complejo cosmos. Pero hace ya tiempo que no juego allí, algo que espero subsanar en cuanto tenga oportunidad, ahora que estoy leyendo la útima encarnación de RuneQuest.
Se está diciendo mucho, y se repetirá más durante los próximos días, pero no por ello dejaré de expresarlo aquí: Stafford introdujo toda una nueva dimensión en los juegos de rol. Aunque su principal papel fuese como creador de ambientación y no de diseño de sistemas de juego -pero sus incursiones en este campo dieron resultados brillantes- demostró el alcance y detalle, y en múltiples niveles, que podía tener una creación ficticia de este tipo. Su influencia, directa o derivada de sus trabajos como escritor y editor, es difícilmente exagerable.
Y ya no está. Ayer, igual que todos los aficionados suscritos a Ab Chaos, recibí el correo de Chaosium con la noticia, y lo sentí de veras. Jamás le conocí y nunca iba a hacerlo, pero su trabajo me tocó como pocos autores han hecho. No solo fue el punto de entrada a esta afición de los juegos de rol que rápidamente pasó a convertirse en una faceta importante de mi vida y algo que ayuda a difinirme, sino que también influyó sobremanera con respecto a mi visión y perspectiva de estos juegos. De lo que me gusta, lo que quiero encontrar y experimentar en manuales y partidas. No puedo sino sentirme profundamente agradecido, a la par que mostrar mi admiración por la inmensa talla de su talento. Y aunque me resulta imposible saber con seguridad cómo era en persona, me gusta creer que cualquier defecto que pudiese tener se vería superado con creces por sus virtudes. Después de todo, fue alguien que se salió del camino marcado y decidió vivir la vida tal y como quiso.
"The pursuit of this vision had led me through most of the 46 years of my adult life, and I feel honored to be the recipient of a fulfilled vision."
Guide to Glorantha
Gracias y adios, señor Stafford.
Sin ninguna duda, fue uno de los grandes de este hobby.
ResponderEliminarSin duda, un titán.
EliminarMe es imposible a día de hoy imaginar cómo habria sido mi vida sin Stafford y su Pendragon. Por lo que dices, mi inmersión en Glorantha, a través de Genertela, nos produjo sensaciones bien parecidas. Se ha ido un grande, pero nos queda su obra ingente y maravillosa.
ResponderEliminarYo habría sido aficionado a los juegos de rol en cualquier caso, pero el modo en que lo soy, y también en áreas fuera de este ocio, tienen su origen en los intereses despertados por RuneQuest, Glorantha y Pendragón. Y afortunadamente, como dices, de eso tenemos mucho para disfrutar
EliminarMuy bien escrito y expresado. Bonito homenaje.
ResponderEliminarGracias.
EliminarGenialmente expresado.
ResponderEliminarOjalá pudiese hacer realmente justicia con mis palabras a la deuda contraída. He intentado hacerlo lo mejor posible.
EliminarExcelente artículo.
ResponderEliminarMuy amable, gracias.
EliminarEstoy totalmente seguro de que a Stafford le hubiese conmovido este homenaje. Muchas gracias, compañero.
ResponderEliminarOjalá fuese así. Es fascinante ver la cantidad de textos que han ido surgiendo estos días, cuanta gente hay con cosas que decir sobre el papel que Stafford tuvo en sus vidas, y sin haberlo conocido jamás en persona.
EliminarGracias Cronista por esta maravilla de panegírico. Stafford es el Gygax que tuvimos la suerte de tener en España.
ResponderEliminarEl primer nombre de un autor rolero que aprendí -y con el error de pensar que él era el autor de RuneQuest, algo injusto con Steve Perrin y Ray Turner-, y que, tantos años después, sigue siendo de mis favoritos.
EliminarTuve el placer de conocerlo en persona en 1991. Una persona encantadora.
ResponderEliminarSe nos van los grandes, a su partida eterna en los atrios del Rolhalla
¿Eso fue en una de las JESYR, verdad? No estoy seguro de recordarlo bien, creo que hubo alguna entrevista en la Líder, pero igual me equivoco. Y sí, cada vez quedan menos de los gigantes pioneros de esta afición nuestra.
EliminarGran artículo y buen homenaje a Stafford. Un grande que se nos va, pero nos deja una comunidad fuerte y un legado.
ResponderEliminarY además, como dices en tu blog, deja su legado en buenas manos. Jeff Richard parece estar a la altura de la tarea de proseguir con el desarrollo de Glorantha, y siguiendo la visión de Stafford.
EliminarSuscribo las palabras.
ResponderEliminarAñadir simplemente algo que al Cronista se le ha olvidado, nuestra relación más directa, el intercambio de unos pocos emails.
Cuando por la iniciativa de otro amigo empezamos a realizar un Lexicón en Teshnos escribimos al buen chamán para pedirle permiso, y no solo nos lo dio sino que nos animó, y lo quiso hacer en castellano por el simple hecho de saber que el lexicón estaría en ese idioma (nuestros correos eran en inglés y el contestaba en inglés y en castellano).
Nos pidió que le avisáramos cuando el lexicón tuviera información para, según sus palabras, divertirse. Era así de generoso. Que la gente escribiera sobre Glorantha supongo que sería para él como explorar su propio mundo viéndolo desde los ojos de otros exploradores. No creo que lo viera nunca como una intrusión sobre su Mundo.
Quizás Glorantha para él no era su mundo, sino de los que soñábamos en él.
PD: Como anécdota seguramente no leyó nunca el Lexicón. Por más que le mandábamos el enlace con las entradas nos decía que lo veía vacío y nos preguntaba si eso era correcto.
En mi defensa diré que de aquello hace más de diez años, y de que no fui yo quien intercambió los correos. Pero sí, debería haberlo recordado.
EliminarGreg Stafford siempre se mostró muy generoso al permitir que otros escribiesen sobre Glorantha, la mayor parte del tiempo. Las Tradetalk o las Tales of the Reaching Moon quizá no contasen con el carácter de publicaciones oficiales -aunque muchos autores actuales salieron de allí- pero el que se publicase de vez en cuando algún artículo de Stafford, o de Sandy Petersen, era una forma de otorgar su "bendición" a estos fanzines. Después de todo, Stafford mencionó en varias ocasiones que cuando comenzó a descubrir Glorantha, fantaseaba con la posibilidad de poder contar con una multitud de autores que le ayudasen a desarrollarla, dada la inmensidad de la tarea.
Eres uno de los culpables de que lo entendiera un poco mejor, gracias. ;)
ResponderEliminarEse comentario me deja tan perplejo como agradablemente sorprendido... ;)
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