domingo, 19 de noviembre de 2017

El señor de la noche, de Tanith Lee

Tras la lectura de Volkhavaar me quedaron muchas ganas de leer algo más de la autora Tanith Lee. Así que pronto pasé a El señor de la noche, publicado también por Martínez Roca en 1986 dentro de la colección Fantasy. La publicación original data de 1978.

El señor de la noche cuenta diferentes historias situadas en una época muy antigua de la Tierra, cuando el mundo "todavía era plano". El hilo conductor, y ocasional protagonista de los relatos es Azhrarn, señor de los demonios y príncipe del infierno, el señor de la noche al que hace referencia el título. Azhrarn gobierna un reino oscuro y elegante, refinado y cruel. Lo abandona con cierta frecuencia para vagar durante la noche -pues la luz del día es anatema para los demonios, aún para los más poderosos- en el mundo de los mortales, ofreciendo su malevolencia en forma de bromas crueles. Pero en ocasiones también interesándose por determinados individuos, que por su belleza, inteligencia o creatividad son capaces de cautivar al poderoso demonio. Lo cual raramente resulta en algo bueno para los desdichados mortales.

Estos son los verdaderos protagonistas de las historias: el joven criado por Azhrarn, quien acaba enamorándose de él; el bardo ciego, capaz de viajar al infierno para liberar un alma prisionera allí; la joven bruja, que podría haber sido una gran fuerza del bien de no haber sufrido tantas y tan duras injusticias... Todos ellos y más aun son tocados por el señor de los demonios, que en ocasiones les ayuda, en ocasiones les pone en serias dificultades y que, en fin, en otras sólo quiere ver qué es lo que acaba saliendo de todo el asunto.

Aun con determinados momentos cómicos, o de acción, toda la historia está inmersa en una atmósfera delicada, de tragedia que se intuye. A decir verdad, la lectura de El señor de la noche me recordó muchísimo a la de Sandman, el cómic de Neil Gaiman. Azhrarn es más desdeñoso con los mortales y más egoista, pero el tipo de historia es el mismo. Actua como el hilo conductor de una serie de narraciones protagonizadas por personajes de aparición más pasajera -el conjunto abarca miles de años-, aunque al final las consecuencias de algunos de estos relatos cobran relación entre sí, con un resultado muy interesante.

Sorprende también la cantidad de elementos que tienen cabida en esta novela, que en realidad es más bien breve. La historia es mucho más compleja, o quizá sería mejor decir que abarca muchas más situaciones y personajes que la de Volkhavaar, pero no falta ni sobra una palabra del conjunto. Probablemente hoy día daría para una serie entera de novelas, estirando el chicle lo máximo posible, mientras se diluye la calidad de la obra. En esta, en cambio, está toda concentrada en un número relativamente corto de páginas. Y eso que resulta que El señor de la noche sí es la primera de un ciclo, Tales from de Earth Flat. No sé qué tal estarán las siguientes entregas, que no fueron traducidas al castellano, pero me siento muy tentado de intentar hacerme con ellas en su versión original.

Un tipo de fantasía distinta a la más habitual, más elegante, tranquila, pero a la vez llena de interés, de personajes bien definidos y de situaciones tan sorprendentes como verosímiles. Personalmente, me parece una obra maestra, y no me sorprende que fuese nominada en los World Fantasy Awards como mejor novela en 1979. Tan solo lamento que no fuesen traducidas muchas más novelas de esta autora.

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