sábado, 24 de junio de 2017

Shores of Korantia: Sesión 13

Para esta ocasión he tenido la grata sorpresa de contar con un resumen de la sesión realizado por uno de los jugadores (OtakuLogan), que interpreta a Disto, el hechicero y músico fuertemente implicado en la vida política de Tirta. Es genial cuando algún jugador se implica en los detalles de la campaña de esta forma. Y es que a los que vamos dirigiendo una campaña, o por lo menos a mí me ocurre, detalles así son de los que animan a continuar.



***

A la llegada a Tirta, el grupo se dispersó hasta que una nueva aventura los volviera a unir. Kasadya fue a informar a Aparinaon sobre lo sucedido en Rivera, obteniendo el visto bueno del juez respecto a su actuación, y también coincidieron en que la agresión al posadero por parte de Flegias no había sido la opción más sensata. Por su parte, Regulus fue a casa de su hermano Clodio, pero este estaba fuera y le emplazaron a volver por la noche. Así que horas más tarde, se reunió con el mismo y le explicó que el ataque por el que fue echado de casa no era una venganza tenia por su incursión en sus tierras, sino miembros de una oscura secta con los que había luchado por la Purificación de Xamoxis, distinguibles por su lengua negra y, en ocasiones, por tener un tatuaje con una serpiente exactamente igual al grabado que tenía el hacha de Regulus. Incluso le mostró a Clodio un trozo de piel con dicho tatuaje, arrancada del chaman que lideraba aquel grupo de la secta, y que mostraba ya un estado de descomposición avanzado. Ante las palabras de su hermano y aquellas contundentes pruebas, Clodio no pudo más que disculparse por su comportamiento, aunque ambos acordaron que Regulus no podía volver a vivir en aquella casa mientras una organización tan peligrosa de personas estuviera tras su arma. Así pues, tras despedirse de Clodio y de su otro hermano, volvió a su habitación alquilada en la posada.
 
Al día siguiente a su vuelta, un cercano acontecimiento captó la atención de la mayoría de los héroes: los Juegos que se celebrarían en breve como parte del proceso de emancipación de Tirta. Regulus se apuntó a las pruebas de pugilismo y carrera de fondo sin mayores problemas; Kasadya tenía uno muy importante: era una mujer, y por tanto estaba excluida de toda participación. Pero a la muchacha no le hizo ninguna gracia, y no se rindió: acudió a Volsena, en busca de apoyo para poder competir contra los hombres. La sacerdotisa desechó la idea de primeras, pero poco a poco, los argumentos esgrimidos por Kasadya le fueron pareciendo justos (aunque siguiera pensando que no era razonable), y puesto que hay casos previos de mujeres participando en Juegos, terminó por apadrinar la entrada de la joven, que se inscribió en la carrera de velocidad y en pugilismo; Flegias tasó parte del equipo conseguido en las aventuras y tras distribuir las partes equitativamente (Disto se negó a recibir la suya, aumentando la del resto), se vio en una tesitura económica: estaba interesado en dos pruebas, pugilismo y lanzamiento de jabalina, pero sus ahorros se resentirían demasiado pagando la inscripción para ambas, de 100 monedas de plata cada una. Intentó decidirse por una de las dos, pero al no poder, acudió a sus compañeros, logrando una tarea de Serat que prometió cumplir después y 100 monedas de plata por parte de Disto, por lo que finalmente entraría en ambas pruebas.

Disto estaba muy interesado en el concurso de música, pero esperaría a apuntarse a que el plazo estuviera a punto de cerrarse porque le parecía una cantidad exorbitante, aunque eso no arreglara nada . Por el momento, dejaría atrás la competición y se centraría en su magia. Fue a visitar a Kasadya cuando esta estaba de vuelta con Aparinaon, y le pidió como favor personal que su padre le pusiera en contacto con alguno de sus clientes con poderes mágicos, con la intención de pasar a ser su aprendiz, y a cambio él cantaría sus gestas delante de su padre, para que oyera sus legendarias aventuras de la fuente original. La joven no parecía muy entusiasmada con la última parte, pero una magia más poderosa le vendría bien al grupo, como ella misma había asumido al entrar al culto de Kos para aprenderla, así que aceptó el trato: cuando terminó sus labores en el templo intentó contactar con Nikias, pero no se encontraba en la ciudad, así que le envió una carta pidiendo más información sobre los compradores de productos mágicos de su padre. Curiosamente, fue el barco de Patroklo en encargado de llevar esa misiva entre su mercancía, no pudiendo el marino atender a los asuntos de los Juegos por tener que preparar la embarcación y partir ese mismo día, quedando pendiente su inscripción a la vuelta.

A continuación, Disto comenzó a preparar el debate de la forma de gobierno de la ciudad. Para ello fue
a ver a Kortano, pidiéndole que le pusiera en contacto con oradores que fueran a participar en la asamblea y fueran reconocidos defensores de la monarquía. Se pasó varios días intentando convencer a los señalados de la necesidad de unir estrategias y preparar juntos defensas sobre su posición, con mayor o (casi siempre) menor éxito, hasta que uno de los oradores, en parte hastiado de que molestara a los alumnos malhumorado y en parte apenado por el comportamiento del poeta y futuro defensor de su causa, vio una salida que dejaría a todos contentos: le daría prácticas de debate y razonamiento si se encargaba de labores duras, propias de un esclavo, el resto del día. Contento ante la posibilidad de aprender sin que hubiera dinero de por medio, Disto aceptó el trato.

El único miembro del equipo que no parecía tener interés en los Juegos era Serat, ya que él no podría participar al ser tenio. En su lugar, se interesó por el uso de venenos, viendo los efectos que habían causado en la isla del templo. Pero necesitaba alguien de quién aprender, y no sería fácil encontrarlo: Flegias le hizo el favor de abandonar temporalmente su entrenamiento en el cuartel para buscar por los bajos fondos de la ciudad alguna pista sobre un maestro de tan innoble arte, pues Serat era nuevo en la urbe y no sabía por dónde debía buscar. Lamentablemente, tras una semana de búsqueda, Flegias no había encontrado nada y tras comunicárselo a Serat, volvió a su entrenamiento. El chaman decidió pues entrenar su habilidad para la caza, y encontró a un buen profesional que le instruyó durante unos días.

Por otro lado, Regulus se vio en la necesidad de entrenar su combate cuerpo a cuerpo para los Juegos. Preguntando en algunos lugares obtuvo el nombre de una posada donde ir, la Aleta Azul, y cuando se presentó diciendo en que categoría se había inscrito para los Juegos y escuchó unas mal disimuladas risas entre alguno de los parroquianos, sacó su hacha y la clavó en medio de la mesa del hombre al que tenía que convencer para que lo instruyera. Este se quedó mirando el hacha, más sorprendido que asustado, y demandó silencio antes de abandonar la posada con Regulus, previo pago del daño hecho a la mesa. Al salir, aquel hombre se presentó como Aromvelos de Tisil, el viejo compañero de aventuras de su padre, lo que supuso todo una sorpresa para el guerrero, que llevaba semanas buscándolo sin éxito. Dejaron momentáneamente el tema del entrenamiento para conversar sobre el origen del hacha, que relató Aromvelos como un botín de guerra en una incursión a un templo en los bosques de Sard, frontera natural entre Korantia y Jekarad, donde también consiguió su armadura de escamas de wyverno. Aquel incidente . Finalmente, Aromvelos dijo no ser el indicado para entrenarle para el combate con armas, pero le presentaría a alguien que sí lo era. Mientras se dirigían al lugar, como última pregunta Regulus quiso saber si le acompañaría a buscar el templo en una futura salida, a lo que el aventurero, dubitativo, dijo que dependería de si en el momento de su salida estaba en la ciudad o no.

Pasada una semana, un acontecimiento alteró toda Tirta: comenzaron a llegar refugiados tenios de la zona cercana a las colinas Trilus. Los detalles no estaban muy claros, pero al parecer un grupo de tenios descontentos con su unión con los corantios había lanzado ofensivas contra las minas y los pueblos creados a su alrededor, aunque otros veían en este movimiento una estrategia política por parte de la vecina polis de Tersipa contra la emancipación de Tirta, y una minoría hablaba de un incidente por parte de otros interesados o incluso un grupo de bandidos bastante amplio. En cualquier caso, Regulus avisó a las autoridades de que no dejaran entrar a nadie con la lengua negra, Flegias se encontraba en alerta por si la milicia era necesaria, y Disto, tras fracasar intentando convencer al grupo de que debían partir hacia allí para solucionar el asunto, quiso ofrecer a los héroes como guardia personal del hijo de Skelfus, Ormsfil, en su viaje para reunirse con su padre, pues al parecer estaba teniendo problemas para contener a algunas de sus tribus, pero finalmente no haría falta porque el propio Skelfus venía de camino a Tirta para informar sobre la situación y asistir al proceso de emancipación. 

Mientras seguían viniendo refugiados poco a poco, una semana más Regulus, Disto y Kasadya siguieron con sus tareas de iniciados. Flegias entrenaba con el instructor de la guardia la pelea cuerpo a cuerpo y el aguante físico, y Patroklo seguía en alta mar. Serat consideró acabado su entrenamiento de caza y volvió a interesarse por los venenos, solo que esta vez él mismo se ocuparía de encontrar un maestro. Buscó por los barrios bajos hasta dar con una tienda de campaña de una herbolaria que ofrecía ungüentos para tratar dolores y enfermedades, y al tenio le pareció buena idea preguntar en aquel lugar regentado por una vieja escoltada por un gran hombre. Serat intentó ser sutil empezando a decir que los efectos medicinales de los productos que vendían podían ser tanto beneficiosos como perjudiciales, pero cuando la vieja se cansó de la cháchara y le pidió que fuera directo, el tenio dijo que buscaba a un maestro para el arte de usar y tratar venenos. Sus palabras no debieron resultar muy idóneas o convincentes, pues la mujer mayor se levantó y fue corriendo a la entrada de su puesto, donde empezó a gritar que en su tienda había un tenio que quería comprar venenos, obteniendo inmediatamente la atención de la gente de los alrededores, e incluso se expandió el rumor de que quería envenenar los pozos de agua de Tirta. Para salir de la situación, Serat comenzó a llorar y a rogar por su padre, envenenado, y que tal vez no se había expresado del todo bien en corantio al no conocer tanto la lengua local. Aquello apaciguó temporalmente los ánimos, hasta que siguió hablando y esta vez pidió a todos los allí presentes un experto en venenos para tratar a su padre. 

La mentira había llegado demasiado lejos, y los enfurecidos ciudadanos de los barrios bajos empezaron a amenazar al tenio. Este liberó su fetiche de lobo para intentar impresionar y calmar los ánimos, pero aquello consiguió el efecto contrario: el gentío empezó a sacar las armas que tenía a mano y se preparó para un linchamiento contra un malvado hechicero cambiaformas. Serat huyó a la carrera llevándose un cuchillazo, y una turba enaltecida lo perseguía por la colonia viéndose ampliado su grupo al ver otros ciudadanos como el perseguido era un hombre con rasgos lobunos. Regulus, que estaba entrenándose cerca del lugar, se unió al grupo para intentar detenerlo. Serat llegó a casa de Patroklo y se encerró en ella, atrancando la puerta con
muebles cercanos, mientras la multitud enfurecida empezaba a cargar contra la puerta y lanzar objetos contra el edificio. Regulus intentó imponer orden entonces, pero algunos de los presentes lo reconocieron como compañero habitual de Serat, y los presentes empezaron a prestarle atención a pesar del intimidante tamaño de su hacha. En aquel momento llegó la guardia, la turba calmó los ánimos y Serat, ya vuelto a la normalidad, les abrió la puerta: fue detenido por alteración de orden público, y aunque algunos de los presentes solicitaban la inmediata ejecución, pudieron marcharse tranquilamente. Disto llegó justo en ese momento, y viendo que no podía hacer nada por el chaman, decidió pedir a uno de los miembros más tranquilos del gentío que por favor avisara a un carpintero, pues la puerta de la casa de Patroklo casi había cedido y necesitaba ser reparada, quedándose a vigilar para que nadie saqueara el lugar hasta entonces. En cuanto a Regulus, los pocos presentes aún enfurecidos no tuvieron valor de enfrentarlo, y se marchó para seguir entrenando. 

La noticia del arresto de Serat llegó a Aparinaon y Kasadya, disgustada porque otro miembro habitual de su banda había vuelto a meterse en problemas de forma innecesaria. Ambos visitaron al preso, y Serat contó que buscaba una forma de potenciar sus armas contra los enemigos comunes con veneno pues en su última aventura había visto lo poderosas que podían ser. Aparinaon entendió sus motivos, aunque no excusó su comportamiento, sobretodo ahora que estaban acogiendo refugiados tenios en la colonia. Habló con Kasadya de mantenerlo preso para su propia seguridad hasta que viniera Skelfus y si prometía no volver a meterse en líos, tal vez pudiera entrar en su guardia. Mientras tanto, Patroklo regresaba con la respuesta a la carta de Kasadya y sin saber en que estado encontraría su casa...


***

La sesión fue sencilla: Yo iba dándoles información a medida que transcurría el tiempo -y las noticias alcanzaban Tirta- y los jugadores decidían a qué se irían dedicando sus personajes, sin ninguna idea preconcebida de antemano. Aproveché para explicar el proceso de emancipación, aunque algunos jugadores se mostraban poco interesados por el asunto -aunque me sorprendió el entusiasmo con el que se apuntaron a diferentes pruebas de los próximos juegos, no lo esperaba, la verdad-, mostrando más atención a sus asuntos particulares.

La búsqueda de Serat, que deseaba aprender sobre la elaboración de venenos, dio lugar a alguna situación algo escacharrante. Quizá el jugador no meditó demasiado lo que estaba haciendo -sobre todo después de los rumores sobre el alzamiento de las tribus de las colinas contra los korantios que colonizan los alrededores, y siendo él mismo un tenio-, pero la situación tuvo mucho de cómica. Eso sí, podría haber acabado de muy mala manera. Una turba dispuesta a linchar a un PJ no es como para tomárselo a risa.

Así que comienzan a sonar tambores de guerra en la región. Los PJ se preguntan quién podrá estar detrás -si es que hay alguien detrás- de la rebelión de los tenios de las colinas. Y pudiera ser que pronto comencemos con las reglas de Ships & Shiedlwalls. Sobre todo con las de Shieldwalls.

4 comentarios:

  1. Momento épico no registrado: el jugador de Serat estuvo a punto de seguir con la historia de su padre moribundo cuando le visitaron Aparinaon y Kasadya. Yo no estuve en esa sesión pero dicen que el juez tiene formas de sacarte la verdad bastante turbias, hubiera sido el colmo para nuestra reputación, xD. Y para la salud de Serat...

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  2. Ey, cómo mola que los jugadores se animen a escribir la crónica de la partida. :-) Ánimo ahí OtakuLogan, ¡muy bien hecho!
    (Te mereces un punto de suerte extra...) :-P

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    1. Gracias tío, :) . Aunque no espero ninguna recompensa, Cronista se curra tanto la sesión que creo que aligerarle un mínimo de trabajo si puedo es casi un deber, ya que en mesa yo disfruto, no trabajo.
      Es algo que también ofrecería en tu campaña de samurais si estuviera jugando, aunque en ambos casos disminuya la calidad de lo escrito porque os esforzáis para que hasta los resúmenes sean de gran calidad.

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    2. Es un lujo contar con jugadores que se impliquen así, desde luego :D.

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