Segunda parte de la trilogía El Mar Quebrado, la serie de fantasía para público juvenil en la que Abercrombie lleva trabajando algún tiempo.
Han pasado unos pocos años desde el final de la anterior entrega. La historia de la resistencia del reino de Gettlandia a las crecientes imposiciones del Gran Rey y de su clériga comienzan a tomar más importancia en esta novela. Pero es también un trasfondo para una trama que se desarrolla en torno a Espina Bathu, la principal protagonista de Medio mundo.
Espina quiere ser guerrera, formar parte de la tripulación de un barco, participar en incursiones, combatir a los enemigos tradicionales de Gettlandia, los vansterlandeses. Pero la cultura en la que se ha educado no se lo pone fácil. Aunque no es raro que alguna muchacha decida entrenar con los jóvenes que se preparan para ser guerreros, ninguna acaba durando mucho tiempo. Otros se encargan ya de eso. Espina está decidida a ser una excepción, dotada con un gran talento para el manejo de las armas, y una actitud beligerante como pocas.
Comparte el protagonismo con Brand, compañero de Espina en las lecciones de armas. Brand tiene una historia bien trágica a pesar de lo joven que es, y su motivación para querer convertirse en guerrero es el deseo de prosperar y ayudar a la escasa familia que le queda. Forma un contrapunto más tranquilo y razonable en la historia, una contraposición al comportamiento de Espina.
Por avatares del destino, ambos acabarán enrolados en un viaje que les va a llevar bien lejos. Una embajada dirigida por el padre Yarvi -protagonista de Medio hombre-, que seguirá una ruta que no es sino una versión (en el entorno de estas novelas), de la seguida por los vikingos que tenían como destino la ciudad de Constantinopla.
Las situaciones serán las previsibles. El viaje servirá para hacer que los protagonistas maduren: afrontarán peligros, descubrirán cosas sobre el mundo pero también sobre sí mismos. Cualquier lector algo conocedor del género tendrá una idea bastante clara de la dirección que tomará la historia. Y sin embargo, todavía se encontrarán con alguna sorpresa, no todo va a ser según lo acostumbrado.
Aunque se trata de literatura juvenil -me sorprende como hay quien la critica precisamente por ser una novela para público juvenil, cuando es algo que queda meridianamente claro, siendo además, esa misma la intención-, al igual que en Medio hombre, no faltan momentos en que los temas y tropos presentes habitualmente en las novelas de Joe Abercrombie hacen también su aparición en este caso. De un modo mucho menos crudo y despiadado, por supuesto, pero así y todo, la visión cáustica del autor sobre la naturaleza humana es algo que vamos a encontrar también aquí.
También vamos aprendiendo más cosas sobre el mundo en el que viven los personajes. Algunas sospechas sobre su naturaleza se van confirmando, aunque surgen unas cuantas preguntas nuevas. Y la trama general de la trilogía sigue su desarrollo, entrando en lo que parece su recta final. Habrá que esperar a Media guerra, tercera y última parte -anunciado para enero de 2016-, para saber si Abercrombie se guarda alguna sorpresa en la manga para seguir con la costumbre de las dos entregas anteriores.
Tengo ganas de ponerme con estas novelas, la verdad. A ver si algún días las encuentro baratas.
ResponderEliminarAl menos son algo más económicas que las novelas anteriores, las que publicaba Alianza. Y con el tiempo supongo que habrá una edición de bolsillo.
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