Publicada en 2014, Sindbad en el País del Sueño es una nueva incursión de Juan Miguel Aguilera en el campo de la fantasía, esta vez de corte oriental. Al contrario que obras anteriores, como Rihla o El sueño de la razón, aquí vamos a encontrar una historia formada netamente a base de aventuras, con un tono mucho más ligero que las novelas antes mencionadas.
Cuando Sindbad está llegando al puerto de Basora, tras un largo viaje comercial que se adivina será muy beneficioso tanto para él como para su tripulación, un nuevo misterio, bajo la forma de una misteriosa embarcación que se mueve impulsada por algo que no son remos ni velas, atrapa su interés de un modo irresistible. Pronto, su curiosidad le hace implicarse en una nueva aventura, un viaje que le llevará a una mítica región muy al sur, más allá de la Isla de Zanzibar, en busca de más prodigios y maravillas con los que alimentar su leyenda.
Según el autor, escribir una historia de este tipo es algo que llevaba deseando desde hace mucho tiempo. Ya en Rihla se encontraban presentes algunos elementos de la cultura del Islam, aunque no en la proporción en la que ocurre en este caso. Y como decía, Sindbad en el País del Sueño es una novela mucho más ligera, llena de los tópicos que podemos esperar de este personaje, tanto si la referencia que se tiene del mismo es la lectura de Las mil y una noches, como si se trata de las películas con los efectos de Ray Harrihausen.
El tratamiento que reciben los elementos de fantasía en particular, me recuerda a obras como La espada rota, cuando Poul Anderson trataba de justificar la parte de la magia y los elfos como una ciencia extremadamente avanzada. La Ley de Clarke y cosas así. En el caso de esta novela ocurre algo similar. Aunque no de forma explícita, si queda abierta la posibilidad de que los aspectos más "sobrenaturales" de la historia tengan explicaciones más propias de la ciencia ficción que de la fantasía. Sin embargo, eso no obstaculiza en absoluto la diversión de la lectura, ni mucho menos resulta en una historia de "desmitificación" de las aventuras del legendario marino.
Como dato curioso, la novela está llena de códigos QR, que enlazan con notas explicativas de carácter histórico, un buen detalle para una novela de aventuras juvenil, al añadirle algunos datos didácticos. El lector que tenga algunas dudas con términos o acontecimientos a los que se haga referencia en el libro puede consultar de inmediato la explicación pertinente, sin la necesidad de que dicha explicación deba entorpecer el transcurrir de una novela que se lee de forma ágil, rápida y amena.
Y me gusta particularmente el que esta sea una historia de aventuras, no de acción. Es decir, sí, hay luchas a espada, batallas y cosas así, pero la violencia no es la forma básica de resolución de todos los conflictos que tienen lugar a lo largo de la trama. Habiendo sido el género de aventuras sustituido casi por completo por el de acción, resulta muy agradable encontrar una novela así, que recupere este género tan entretenido.
En resumen, una novela de lectura fácil y entretenida. Aunque llena de lugares comunes en el género, el recurso de la cultura de oriente medio ofrece una presentación mucho menos habitual, con lo que muchas cosas parecen ser más novedosas de lo que en realidad serían. Y eso sin olvidar que el autor conoce bien su oficio, y escribe en consecuencia. Lo pasé muy bien leyendo esta historia.
Hace unos años me leí "La locura de Dios" y me sorprendió gratamente. De hecho hice una brevísima reseña en mi blog (¡toma spam de gañote!).
ResponderEliminarPor lo que comentas esta novela tiene un tono bastante bastante diferente, más suave que el de la epopeya de Ramón Llull.
No he leído todo lo que ha escrito este autor, pero diría que sí, que el tono de Sindbad en el País del Sueño resulta distinto a lo acostumbrado en otras novelas de Juan Miguel Aguilera.
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