La
 parte que aparece en verde, controlada por La Orden, hace referencia 
tanto a las regiones gobernadas por la Hermandad de la Espada en 
Livonia, como a la porción de Prusia conquistada por la Orden Teutónica.
 Las zonas amarillentas son territorio bajo control del Obispado de 
Riga, pero protegidos también por la Hermandad. No en vano, la regla de 
la orden concedida por su fundador, el primer obispo de Riga, Albert von
 Buxhövden, señala que una gran porción de los territorios que los 
cruzados arrebaten a los paganos han de ser entregados en propiedad al 
obispado.
Se
 puede apreciar facilmente la línea de fortalezas defensivas construidas
 a lo largo del curso del Río Daugava. Una de tales fortificaciones es 
Ascheradan, a la cual acaban de llegar los personajes jugadores. 
Las
 zonas correspondientes a Lituania y Prusia vienen señaladas según sus 
distintas regiones, que a menudo se corresponden con la tribu que 
gobierna dicha región. Las tribus de Prusia luchan entre ellas tanto 
como lo hacen con los invasores, pero en Lituania parecen haber 
alcanzado un acuerdo para presentar un frente unido. 
En
 Estonia todavía quedan señales del intento de conquista de la Hermandad
 de hace unos años, cuando sólo la amenaza de asfixia económica 
provocada por el bloqueo que la flota del rey danés Valdemar II obligó 
al obispado de Riga a tirar de la correa con la que sujetan a los orden 
militar.
Algunas
 de las ciudades económicamente más importantes, como Riga, están 
sujetas a la Regla de Lübeck. Esto es, la concesión de cierto 
autogobierno de la ciudad, que queda dirigida por un consejo de 
mercaderes, que suelen elegir a un gobernante de entre ellos. Pueden 
gestionar incluso la defensa de la urbe. Todo ello mientras cumplan con 
el pago de los impuestos al señor nominal de la población, por supuesto.
 Ahora mismo, las ciudades sujetas a dicha regla están asociándose entre
 ellas, en proceso de convertirse en aquello que se llamará la Liga 
Hanseática. 
El
 terreno es peligroso en la región báltica, sin caminos que conecten las
 distintas poblaciones, lleno de bosques densos y oscuros, y multitud de
 lagos y estanques, además de grandes marismas en un territorio casi 
invariablemente llano y cruzado por muchos ríos. Realmente, es más 
seguro viajar en invierno, cuando el suelo está congelado y ya no hay 
riesgo de ser tragado por una charca oculta entre la vegetación. De 
todos modos, la gente que quiere emprender un largo viaje suele ir hacia
 la costa, y desde allí buscar un barco que les acerque a su destino. 
Claro que eso no puede hacerse todo el año. Entre octubre y marzo 
aproximadamente, el Báltico se hiela, al menos en la costa. Las islas de
 Oesel y Dago se vuelven accesibles, pudiendose caminar sobre el hielo 
hasta las mismas sin dificultad. Por descontado, la navegación se vuelve
 del todo imposible en ese tiempo.
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